Cambio climático

Ausencia de una eliminación gradual de los combustibles fósiles pone en riesgo los avances en pérdidas y daños

El movimiento climático global seguirá ejerciendo un papel de liderazgo: contando historias de resiliencia, exponiendo las mentiras de la industria de los combustibles fósiles y luchando a favor de soluciones reales, justas y accesibles

Sharm al Shaij, Egipto, 23 de noviembre de 2022.— En la conferencia de pasados días, sería la “COP de África”, también conocida como la “COP de la implementación”. Sin embargo, bajo la fuerte influencia ejercida por la industria de los combustibles fósiles, ni la presidencia egipcia ni Estados Unidos, la Unión Europea (UE), China, los países del Golfo y Japón, entre otros, han sabido estar a la altura de las expectativas.

El texto final incorpora referencias a la ciencia climática y a las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), reafirma el objetivo del 1.5 °C e incluye menciones a las energías renovables y a las transiciones justas. Todo ello, sin embargo, se ve socavado por la ausencia en el documento de una eliminación gradual, justa y equitativa de todos los combustibles fósiles.

En un avance significativo, los países ricos han reconocido la necesidad de un fondo de respuesta por pérdidas y daños para los países en desarrollo. Este logro demuestra el liderazgo ejercido por los países más afectados y por la sociedad civil, quienes se han mantenido firmes en esta cuestión esencial en materia de justicia climática. Sin embargo, el fracaso del texto a la hora de incluir una formulación clara respecto a la eliminación gradual de los combustibles fósiles pone en riesgo estos logros. El uso continuado de combustibles fósiles no hará sino exacerbar el cambio climático y provocar cada vez más pérdidas y daños.

Durante la COP, y gracias a la movilización de la sociedad civil en sus países respectivos y en Sharm al Shaij, algunos de los principales productores de carbón, petróleo y gas, incluyendo la UE, el Reino Unido, Estados Unidos y la India, siguieron el ejemplo de países como Tuvalu y respaldaron los llamamientos a la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Pese a ello, esta ambición se vio frustrada por la influencia de la industria de los combustibles fósiles.

Ha habido avances fuera del marco de la ONU, con países como Kenia, Fiyi, Tuvalu y Chile, que han mostrado su compromiso con la eliminación gradual de los combustibles fósiles al unirse en calidad de amigos a la Alianza Más Allá del Petróleo y el Gas (BOGA, por sus siglas en inglés). Otros motivos de esperanza que vienen desde América Latina son el liderazgo y la voluntad política mostrados por Colombia en su petición de financiación para una transición energética justa, así como el regreso de Brasil a las negociaciones climáticas tras la elección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En paralelo a las conversaciones de la COP, la reunión del G20 celebrada en Bali, Indonesia, reconoció la necesidad de la necesidad de reducir rápidamente el uso de combustibles fósiles para cumplir con los objetivos climáticos mundiales de 2030.

En esta COP, activistas de todo el mundo reafirmaron que la crisis climática es una cuestión de derechos humanos. Trabajando de manera conjunta, grupos indígenas, comunidades directamente impactadas por el cambio climático, grupos de mujeres y de género, redes de organizaciones de personas con discapacidad y activistas de derechos humanos de todo el mundo dejaron claro que la justicia climática y medioambiental no es posible sin la justicia social. El movimiento climático global seguirá ejerciendo un papel de liderazgo: contando historias de resiliencia, exponiendo las mentiras de la industria de los combustibles fósiles y luchando a favor de soluciones reales, justas y accesibles.

Fotografías: 350.org

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