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Wilma deja en Cancún destrucción y pérdidas millonarias

En 60 horas, Wilma convirtió el paraíso turístico de Cancún en un calvario para propios y extraños. El meteoro deformó las playas, terminó con el bullicio, y dañó la estructura de hoteles que son el sostén económico de todo un pueblo.

«Cancún ha perdido parte de su esencia terrenal. La fuerza de Wilma ha erosionado sus playas, su arena, cambió su fisonomía que apenas se empezaba a recuperar», aseguró Óscar Fuentes, investigador del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).

Lo peor de esto, añadió Fuentes, es que la erosión de las playas llevará un proceso de rehabilitación parcial de tres a 12 meses, y será difícil revertir la totalidad de los daños en ese periodo. «De esto depende la vida de mucha gente, la economía regional», explicó.

. .Además de afectar la economía, el huracán cambió el ritmo de vida de los habitantes de la península y obligó a más de 30 mil turistas a permanecer en Cancún, pero no en los hoteles de la zona turística, que quedaron muy dañados, sino en albergues, centros de hospedaje del centro de la ciudad, casas de amigos o familiares, y hasta en sus automóviles.

La reactivación de la economía afectará directamente al sector turístico de Cancún y la Riviera Maya, que capta tres mil millones de pesos de los ocho mil que recibe la Federación por este rubro, pues la zona turística, con sus 47 hoteles, quedó devastada, anegada, intransitable.

El huracán Wilma, cuya fuerte intensidad rompió varios récords, hizo sentir sus efectos colaterales en las islas Caimán, Honduras, Nicaragua, México, Cuba y amenaza con grandes daños a Florida.

Wilma causó inundaciones y deslizamientos de tierra a su paso por Jamaica y generó lluvias en Honduras, mientras el gobierno cubano ordenó el desalojo de pobladores de zonas costeras en seis provincias orientales debido a los efectos de los aguaceros.

Según el Centro Nacional de Huracanes, Wilma es el huracán que se ha desarrollado más rápido en la historia, superando al devastador huracán Mitch que arrasó Centroamérica en 1998. En apenas 24 horas, Wilma pasó de tormenta tropical a categoría cinco en la escala Saffir Simpson.

Con una presión central mínima de 882 milibares, Wilma es también el huracán con la presión más baja que se haya registrado en el Atlántico.

Fuente: Terra México / BBC


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