El pez clarias encarna en Cuba todos los desafíos de las especies exóticas que, tras ser introducidas en un hábitat, se convierten en invasoras
La Habana.— Conocido por devorar cuanto se cruza en su camino y hasta por “morder” a la gente, el clarias (Clarias gariepinus) levanta polémicas en Cuba mientras, convertido en filete, es degustado con agrado en la mesa familiar.
La especie, conocida también como pez gato, se introdujo en Cuba en 1999 con el fin de criarla en estanques de agua dulce. Pero las copiosas lluvias que cayeron en 2001 y 2002 por los ciclones Michelle, Isidoro y Lili, provocaron su dispersión por todo el país. Desde entonces, mil historias alimentan su mala imagen.
Los alegatos en su contra van desde que es “muy feo” hasta que come “cualquier cosa” y asusta porque puede reptar por tierra firme, valiéndose de sus rígidas aletas y el ondular de su cuerpo. La peor y más seria acusación es que acaba con otras especies, poniendo en peligro el equilibrio ecológico.
La introducción de especies exóticas figura entre las principales causas de la pérdida de diversidad biológica en Cuba, además de “la débil integración entre las estrategias de conservación y uso sostenible de la biodiversidad y las actividades de desarrollo económico”.
Fuente: Tierramerica