- A través de “BioBlitz”, biólogos, investigadores y académicos documentaron, durante 24 horas, la biodiversidad de la Primera Sección de Chapultepec
Teorema Ambiental/Redacción
La Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, en coordinación con los institutos de Ecología y Biología de la UNAM, así como de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, presentaron los resultados de la primera edición de “BioBlitz”, donde reportaron la presencia de una planta enredadera (Pisoniella arborescens) que no se había visto desde 1886 y de una probable nueva especie de luciérnaga en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec.
Desde el auditorio del Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM, donde a poco más de tres semanas del “BioBlitz”, 30 investigadores y más de 200 expertos han reportado un total de 278 especies que habitan en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec en el portal Naturalista y que incluye plantas, insectos y diversos organismos como animales y hongos.
Al respecto, la todavía titular de la Sedema, Marina Robles García, destacó la importancia de esta iniciativa:
“Ejercicios como este que nos vinculan más, que nos ofrecen información que da optimismo, nos muestra cómo una ciudad que a pesar de la historia tan larga de transformación que ha vivido, es una ciudad que sigue manteniendo una riqueza biológica que nos asombra. Es también un mensaje importantísimo de que la ciudad puede ser cada vez mejor, está siendo cada vez mejor y puede ser un ejemplo, como lo han señalado en varias organizaciones internacionales, un ejemplo a seguir, por ser una ciudad que en los años ochenta y noventa era considerada una de las ciudades más contaminadas del planeta y ahora es una ciudad que se reconcilia con la naturaleza”, aseguró.
Sostuvo que esta experiencia muestra reportes interesantes de especies poco vistas en la ciudad, los cuales verifican que efectivamente el Bosque de Chapultepec no solo mantiene la belleza biológica, sino que ha mejorado también en sus condiciones, en donde los organismos siguen su curso, regresan a su hábitat y permiten contribuir al fomento de la cultura biológica en la ciudadanía.
“Ojalá que logremos cambiar efectivamente este enfoque que tenemos de la naturaleza como escenografía lejana, distante, donde nosotros no necesariamente somos parte, donde no necesariamente la necesitamos, a esta idea de la naturaleza dentro de la ciudad reconquistando la ciudad, reconquistando un espacio donde tenemos que aprender a convivir con ella”, dijo.
También recordó que a lo largo de seis años se ha trabajado en un cambio de aceptación de lo que son los espacios verdes como el Bosque de Chapultepec:
“Cotidianamente, el reclamo de vecinas y vecinos era o es, por ejemplo, que la hierba está muy alta, que no estamos podando o deshierbando suficiente, y sabíamos que teníamos que generar un diálogo, una forma de coexistencia con esta necesidad de las familias, con sus hijas e hijos yendo a jugar a la pelota en el parque, pero también sabiendo que nos interesaba conservar la parte más rica de este bosque que es la vida de esos otros seres con quienes compartimos la Ciudad de México, y empezamos a dejar pequeños refugios para la vida silvestre y empezamos a poner pequeños letreros para decirle a la gente no es que la hierba no esté cuidada, no es que el bosque no esté cuidado, este es un refugio para que otras especies también puedan existir, es cuidar precisamente las condiciones para la vida diversa.”
Rodrigo Antonio Medellín Legorreta, investigador de la UNAM, detalló que “BioBlitz” permitió conocer qué plantas, animales e incluso qué hongos están viviendo en el Bosque de Chapultepec. También se reportó la presencia de caracoles de jardín que quizá fueron introducidos de otros continentes junto con muchas plantas ornamentales.
Fotografía: Sedema