Biodiversidad

Buscan preservar especies mexicanas

Dos especies nativas de perritos de las praderas están en riesgo de extinción por la destrucción de su ecosistema en el norte del país, denuncia Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM, quien encabeza el rescate de estos animales mediante un plan de conservación.

La distribución original de estos roedores de América del Norte, de los cuales hay en total cinco especies, se ha reducido en 98 por ciento y actualmente viven en zonas restringidas de Canadá, Estados Unidos y México.

“De las colonias que quedan en México la más extensa está en Casas Grandes y Janos, Chihuahua. Ahí existen 35 mil hectáreas de colonias de perritos de las praderas. Su población actual en todo el país es de 800 mil en promedio, y la cifra aumenta hasta a un millón en su época de reproducción”, detalla Ceballos, quien redescubrió a estos roedores en 1988, cuando su población era del doble.

Los roedores perrito llanero mexicano (Cynomys mexicanus) y perrito de las praderas de cola negra (Cynomys ludovicianus) son dos de las cinco especies de estos roedores emparentados con las ardillas —de 20 centímetros de alto y un kilogramo de peso—,
cuya actividad de cavar madrigueras en el suelo y consumir la planta de mezquite que destruye los pastizales hace de ellos animales clave para rescatar su ecosistema afectado por la ganadería.

El plan de conservación impulsado por Ceballos —líder de uno de los dos grupos mundiales que investigan esta especie— contempla proteger un superficie de medio millón de hectáreas entre los municipios de Janos y Casas Grandes.

El sitio será monitoreado permanentemente por científicos, quienes planean involucrar a agricultores y ganaderos locales en la conservación.

La estrategia de proteger a los perritos de las praderas se centra en su rol de equilibro en el pastizal árido.

Estos roedores —llamados perritos porque emiten un ladrido como señal de alarma, pero que no tienen relación biológica con los caninos— viven en colonias muy pobladas y se reproducen ampliamente.

Pese a ello, las especies están amenazadas por la actividad humana que destruye su hábitat y los elimina con la idea de que compiten con el ganado.

“Por eso en algunas zonas de Estados Unidos los matan. Pero es un error. Si perdemos a los perritos de las praderas el ecosistema de pastizal peligra por la invasión del mezquite que lo desertifica”, advierte el científico.

El plan de manejo integral se planea concretar antes de que concluya este sexenio.

Fuente: Reforma

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