Con un presupuesto de cerca de 200 millones de dólares hasta 2011, se prevé la creación de reservas como una forma de preservar la biodiversidad
BRASILIA.— El gobierno brasileño anunció un plan para combatir la deforestación en el Cerrado, el mayor ecosistema del país después de la Amazonia y uno de los más afectados por el avance de la agricultura.
El plan prevé la vigilancia de la deforestación en el Cerrado con imágenes de satélite, como ya se hace exitosamente en la Amazonia, como forma de preservar la biodiversidad en una región que cuenta con importantes especies como el lobo guará, el venado y el jaguar.
De acuerdo con la iniciativa anunciada por el Ministerio de Medio Ambiente, el Cerrado ya perdió cerca de 48.2 por ciento de su cobertura vegetal original, lo que equivale a cerca de un millón de kilómetros cuadrados devastados. Apenas en los últimos seis años el área devastada llegó a 127 mil kilómetros cuadrados, según un estudio realizado mediante la comparación de imágenes de satélite hechas en 2002 y en 2008.
Además de la vigilancia con satélite y las medidas para aumentar la fiscalización, el Plan de Prevención del Control de la Deforestación del Cerrado, con un presupuesto de cerca de 200 millones de dólares hasta 2011, prevé la creación de reservas y campañas para controlar a los propietarios, añadió.
El ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, reconoció que, pese a los avances logrados para frenar la deforestación de la Amazonia, el gobierno poco ha combatido la devastación de su sabana central. “Hace diez años la deforestación en la Amazonia y en el Cerrado era igual, de 20 mil kilómetros cuadrados por año. Felizmente conseguimos reducirla a la mitad en el ecosistema amazónico. La mala noticia es que no conseguimos hacer eso en el Cerrado”, dijo Minc.
Dijo además que la importancia del plan para reducir la destrucción del Cerrado obedece a que es precisamente en esa región donde nacen los ríos que alimentarán después tres de las mayores cuencas hidrográficas del país: la del río San Francisco, la de los ríos Araguaia y Tocantins, así como la de los ríos Paraná y Paraguay.
“El Cerrado es la fuente de la mayor parte del manantial de aguas del país y no puede ser perjudicado por la agricultura”, dijo. “Si seguimos destruyendo las fuentes de esas cuencas vamos a tener menos agua y menos energía renovable (hidroeléctricas). No estamos preocupados apenas con la fauna o la biodiversidad, sino también con el desarrollo de Brasil”, dijo.
Fuente: EFE