- La organización anunció un Fondo de Respuesta a Incendios en la Amazonia para brindar ayuda inmediata
Teorema Ambiental/Redacción
Los incendios que arrasan la selva amazónica están devastando la biodiversidad, matando a millones de animales, los territorios de los pueblos indígenas y amenazando aún más la estabilidad climática global. Se trata de una emergencia ambiental, humanitaria y climática en aumento que requiere la intervención urgente de los gobiernos amazónicos y la comunidad internacional.
Solo en tres estados amazónicos brasileños, los incendios ya han consumido 5.4 millones de hectáreas (54 000 kilómetros cuadrados), mientras que en Perú los incendios han alcanzado niveles sin precedentes, con más de 1800 alertas de incendios forestales registradas. Bolivia ha sufrido más de 17 700 puntos de incendio este año, la mayor cantidad jamás vista en el primer semestre de cualquier año.
En julio, se registraron 11 500 incendios en la Amazonia brasileña, seguidos de 38 000 en agosto, la cifra más alta en 20 años. El mes pasado, la región más afectada de la Amazonia brasileña se convirtió en el mayor emisor de dióxido de carbono (CO2) del mundo, lo que exacerbó la crisis climática global que está impulsando sequías históricas en toda la región en un círculo vicioso de retroalimentación.
A pesar de la reciente disminución de las tasas de deforestación de la Amazonia, que indica una tendencia positiva pero aún insuficiente, las sequías severas y los incendios explosivos están teniendo consecuencias devastadoras para la biodiversidad animal y vegetal y la supervivencia de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales que consideran este ecosistema crítico su hogar.
Los incendios de Perú han afectado a más de 87 territorios indígenas, mientras que en Brasil los incendios en tierras indígenas aumentaron un 39 por ciento entre 2023 y 2024, lo que representa el 24 por ciento de todos los incendios en la Amazonia brasileña este año. Más de 1.3 millones de hectáreas (13 000 km2) de territorios indígenas protegidos por el gobierno federal quedaron reducidos a cenizas.
A diferencia de años anteriores, en los que los incendios en la Amazonia afectaron principalmente a bosques degradados, muchos de los incendios de este año también están ardiendo en áreas remotas de bosque primario. Los fenómenos naturales como El Niño también se han vuelto más drásticos debido al cambio climático.
Como resultado, la selva amazónica se ha debilitado y es más vulnerable a actividades humanas destructivas como la construcción de carreteras, la tala, el acaparamiento de tierras, la ganadería, la minería y el desarrollo de infraestructura mal planificado, lo que genera mayor estrés en los ecosistemas, sequías e incendios. Las autoridades de los países afectados también han indicado que los incendios provocados por delincuentes son parcialmente responsables de los incendios de este año.
Ante la situación, la organización civil Amazon Watch, en alianza con las comunidades indígenas que habitan en la zona tropical, se unen para exigir a los gobiernos de las naciones amazónicas y a la comunidad internacional que tomen medidas inmediatas para abordar esta crisis.
“Estos defensores de primera línea de la Amazonia han demostrado desde hace mucho tiempo su profunda conexión con la tierra y su conocimiento incomparable de sus ecosistemas. Su liderazgo es esencial para cualquier solución significativa y sostenible”, señaló.
Fotografía: Amazon Watch