El acolchado de suelos es una técnica que consiste en cubrir el surco donde se va a cultivar con una película plástica, aplicándola directamente sobre el suelo.
Esta metodología de cultivo otorga múltiples beneficios al productor, los cuales se ven reflejados en el rendimiento del sembradío, ya que la presencia de humedad permite tener el suelo más mullido o blando, propiciando mejor absorción de nutrimentos y, por consiguiente, el desarrollo del producto.
Sin duda, la precocidad en la producción que permite el acolchado plástico es una ventaja en la estrategia de ventas y entrada del producto al mercado con un buen nivel de precios, ya que en promedio los cultivos trabajados con el acolchado de suelos tiene un adelanto de 13 días en relación al cultivo tradicional, anota Heladio Linares Ontiveros en su manual El cultivo de tomate en invernadero.
Este sistema de cultivo permite el crecimiento de la zona radicular de la planta con más y mejor follaje y un uso más eficiente del agua de riego.
En siembra de hortalizas de clima cálido como el tomate es recomendable utilizar el color negro, con esto se evita el crecimiento de malezas en las rayas de siembra.
Los especialistas coinciden en que el uso del acolchado de suelos es eficiente siempre y cuando se emplee de manera adecuada.
El acolchado de suelos se puede realizar de manera manual, cuando son superficies pequeñas, o de forma mecánica, si existen máquinas de tecnología avanzada que al ir acolchando aplican la cinta de riego por goteo, dan una aplicación de fertilizante de fondo en banda al suelo y hacen las perforaciones al plástico en donde se pondrá la planta.
Los materiales que se utilizan para el acolchado de suelos son polietileno de baja densidad calibre de 150 a 200, PVC calibre de 200 a 250. En algunos lugares de la República se utiliza el polietileno de alta densidad calibre 100.
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