En los últimos años, el sector florícola en México es uno de los que mayor desarrollo ha mostrado y las perspectivas futuras son amplias para los productores si se cultiva con calidad y conocimiento de mercado.
La superficie dedicada al cultivo de flor de corte en nuestro país es superior a las cinco mil hectáreas, de las cuales sólo 6 por ciento se realizan bajo invernadero.
De manera tradicional, la rosa es la principal especie que se cultiva en invernaderos, ya que tiene una alta demanda en los mercados interno y externo.
A pesar de su cercanía con Estados Unidos, lo cual le da ventaja sobre cualquier país del mundo, México exporta sólo 2 por ciento de las rosas que consume aquella nación, mientras Colombia y Ecuador participan con 60 y 30 por ciento, respectivamente.
Hacia el exterior la oportunidad está en el mercado estadounidense, ya que el 53 por ciento de las exportaciones de flor de corte de México tienen origen en el Estado de México y su destino es Estados Unidos. Esto representa más del 90 por ciento de las exportaciones de flor.
En el ámbito interno, los principales centros de consumo se ubican en el Estado de México –que es además el principal productor–, además de grandes ciudades como el Distrito Federal y Jalisco, donde al canal de ventas en florerías está aumentando el consumo en tiendas comerciales.
De acuerdo con el análisis financiero de la Fundación Mexicana para la Investigación Agropecuaria y Forestal (Fumiaf) la superficie requerida para un negocio de rosa en invernadero con alta tecnología es de 10 hectáreas, con una inversión por hectárea de 948,332 dólares.
El organismo señala que la TIR (Tasa Interna de Retorno) es de 18 por ciento y se requiere de seis años para recuperar la inversión.
Para aquellos inversionistas que necesiten financiamiento existen líneas de crédito externo por conducto del Exim Bank en Estados Unidos o en el ámbito interno la banca de desarrollo.
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