Transporte

Urge regular vehículos de carga en CDMX para disminuir impacto ambiental

“Tenemos suficiente para tener grandes problemas de contaminación, no solo de partículas finas, sino de otros contaminantes cancerígenos y de ozono”: experto

Teorema Ambiental/Redacción

El doctor Ricardo Torres Jardón, especialista del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, señaló que es preciso que se regule rigurosamente la emisión de contaminantes de vehículos pesados con motor a diésel de transporte de carga en la Ciudad de México, ya que en las condiciones actuales de la flota vehicular a escala nacional, estos vehículos han incrementado los niveles de contaminantes peligrosos poniendo en riesgo la salud de sus habitantes.

Durante su ponencia “Contaminación del aire en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México por partículas finas: origen, tendencias y contingencias”, en la Universidad del Valle de México (UVM), el especialista explicó que, de acuerdo con reportes tanto de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) como del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, 56 por ciento de las partículas (PM2.5) es ocasionada por el público, 27 por ciento por quema de materiales orgánicos, quema de combustibles fósiles; 13 por ciento por la industria, y 4 por ciento por actividades residenciales, de comercio y servicios.

Torres Jardón, en colaboración con la neuropatóloga e investigadora de UVM, Lilian Calderón, han investigado la relación entre la contaminación ambiental y el daño cerebral desde edades tempranas en habitantes de las principales ciudades de nuestro territorio, mostrando la necesidad urgente de políticas ambientales más efectivas que protejan a la población.

En relación con la salud, es importante considerar el potencial de daño que tienen las PM2.5, ya que al ser muy pequeñas se alojan en las partes más profundas del sistema respiratorio.

Estos contaminantes son consecuencia de la combustión incompleta o de actividades antropogénicas, como el uso de automóviles que no reciben suficiente mantenimiento, principalmente vehículos de carga y transporte público.

El parque de transporte de carga que circula en la Ciudad de México es de 200 mil vehículos aproximadamente —ya sea con registro local o vehículos que solo vienen a entregar mercancía a la ciudad o descargan en la Zona Metropolitana.

Sin embargo, aunque hay cinco millones de automóviles que circulan habitualmente en la ciudad, el potencial de emisión de contaminantes peligrosos de los vehículos pesados es grave. “Con esto, tenemos suficiente para tener grandes problemas de contaminación, no solo de partículas finas, sino de otros contaminantes cancerígenos y de ozono, por emitir este tipo de vehículos grandes cantidades de sus precursores”, señaló.

Como se sabe, los vehículos a diésel difieren en su proceso de combustión y en consecuencia en su tipo de emisiones. El motor a diésel genera en gran cantidad óxidos de nitrógeno, uno de los gases más nocivos en la atmósfera. Pero estos vehículos también producen otros componentes como las partículas, por lo tanto, los sistemas de control de emisiones de un motor de diésel y de gasolina deben ser diferentes.

De hecho, en México no existe un sistema de verificación especial para los primeros.

La población de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México se ha mantenido bajo una exposición crónica elevada permanente tanto a PM10 como a PM2.5 en los últimos 25 años. La zona noroeste de la ciudad es la más afectada, lo cual tiene consecuencias incluso para bebés.

Por su parte, Lilian Calderón determinó que la exposición crónica provoca alteraciones en diversos órganos y sistemas. Se han manifestado cambios genéticos en el aparato respiratorio al acumular sustancias cancerígenas y recientemente se ha demostrado la presencia de partículas en el músculo cardiaco que incrementa la posibilidad de enfermedades cardiovasculares.

Torres Jardón recordó que las ciudades de Monterrey, Guadalajara y Toluca son algunas de las más contaminadas del país, de ahí la relevancia de promover la regulación del transporte de carga a escala nacional ya que, si bien a su paso por la Ciudad de México deja una huella de contaminantes importante, también cruza otras poblaciones dentro del país generando consecuencias.

Agregó que hay evidencia clara que el programa Hoy no Circula no representa la mejor opción para minimizar los niveles de partículas en situaciones de contingencia ambiental.

“Nuestro interés es establecer un vínculo con las autoridades para que en combinación con el análisis de la información y con hallazgos de las investigaciones ayudemos a que ellos tomen mejores decisiones para el control de la contaminación y de esta manera mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad”, expuso.

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