El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan considera que la inminente sequía en la región podría provocar una hambruna que, sumada a la pandemia, resultaría devastadora
Teorema Ambiental/Redacción
Chilpancingo, Guerrero, 20 de abril de2020.— La pandemia del COVID-19 en Guerrero es particularmente grave en la zona de la Montaña, debido a que las comunidades que residen allí, principalmente indígenas y afromexicanos, viven normalmente en condiciones de pobreza, desnutrición y carencia de servicios básicos, pero además enfrentan una intensa sequía en los últimos meses.
Al respecto, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan considera que la inminente sequía en la región podría provocar una hambruna que, sumada a la pandemia, resultaría devastadora.
Los afectados escribieron una carta donde piden ayuda al presidente Andrés Manuel López y al gobernador Héctor Astudillo en la que señalan: “El Concejo de Comunidades Indígenas de la Montaña, conformado por más de 300 comunidades y más de 32 mil 900 familias de 15 municipios, estamos planteando con urgencia que se implemente un programa alimentario que dé respuesta al desabasto en la región.”
Asimismo, recuerdan que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) advirtió sobre el riesgo de una crisis alimentaria inminente si no se toman medidas rápidas para proteger a las comunidades vulnerables y mantener vivas las cadenas mundiales de suministros de alimentos, por lo que los gobiernos deben reforzar los mecanismos de seguridad social para garantizar el acceso a la comida.
Y agregan: “La realidad en nuestros pueblos es devastadora: los precios del maíz se han elevado al 100 por ciento. Lo mismo el huevo, el aceite, el jitomate y productos de limpieza. El trabajo remunerado en el campo no existe en la región y no hay quien nos contrate como peones y albañiles. Las empresas de hortalizas en el norte recortan personal, por lo que muchos quedaron sin trabajo.
“La mayoría de nuestros hijos e hijas que están en EEUU se encuentran desempleados, encerrados en pequeños cuartos, sin derecho a recibir algún apoyo económico de aquel gobierno.”
Además, han dejado de recibir apoyos de sus familiares radicados en EEUU vía remesas y, aunque admiten que los programas gubernamentales ayudan en parte, en este momento las necesidades se multiplican. Sin agua en sus domicilios, apenas pueden adquirir mangueras para acercarla.
Mientras que las familias que pueden sembrar sus parcelas cosechan hasta 400 kilos de maíz por temporada, que rinden cinco meses, pero la tierra ya no es fértil y el fertilizante no llega a tiempo ni alcanza para las dos aplicaciones de la milpa.
Por ello, centenares de comunidades piden al gobierno federal que, como prometió durante su anterior visita a la comunidad de Tlapa, atienda sus necesidades más urgentes ya que no han recibido una respuesta desde el pasado mes de noviembre, “y la situación ha empeorado, estamos cercados por el coronavirus y por el hambre”, lamentan.
Además, aseguran que no cuentan con infraestructura médica adecuada y la pandemia llega a la región de la Montaña sin medidas de contención, por lo que piden la entrega de apoyos extraordinarios a los pueblos y comunidades de la Costa-Montaña y recuerdan que los pocos centros de salud y el único hospital carecen de equipo y personal.
De igual forma, piden que se establezca un programa especial de granos básicos para todas las familias, ya que la falta de alimentos y la pandemia causarán más muertes de las que ocurren habitualmente por enfermedades curables, desnutrición infantil, fallecimientos maternos y diabetes.
Asimismo, advierten que la zona es asolada por el crimen organizado que controla a esta región, supeditando a su capricho a las autoridades municipales y los cuerpos de seguridad.
Por ello, las comunidades nahuas, me’phaa, tu’un savi y afromexicanos proponen que partir de este mes y durante seis más, se establezca un programa emergente que dote de granos y alimentos básicos a las familias.
