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Redescubren cueva de gran importancia ceremonial en Chichén Itzá

Especialistas del INAH accedieron a la cueva de Balamkú que resguarda más de 200 incensarios que permanecían intactos desde hace más de un milenio

Teorema Ambiental/Redacción

Un grupo de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) investigan el interior de la cueva Balamkú, a 2.7 kilómetros al este de la Pirámide de El Castillo o Templo de Kukulcán, en Chichen Itzá.

Se trata de un estrecho pasadizo con algunas galerías en las que fueron colocados más de 200 incensarios, algunos con la forma de Tláloc, una deidad perteneciente a las culturas del centro del país y no a la maya, así como braseros, vasijas, cajetes, malacates y metates miniatura que forman parte de siete ofrendas.

Esta oquedad en el terreno fue redescubierta originalmente en los años sesenta por un grupo de ejidatarios, pero fue clausurada y recientemente reabierta por el equipo encabezado por el arqueólogo Guillermo de Anda, desde hace tres años.

El investigador consideró que se trata del hallazgo más importante realizado en la península de Yucatán, después de la cueva de Balamkanche, pues aportan una gran cantidad de elementos para recrear el entorno que se vivía en esta ciudad hacia finales del Periodo Clásico de Mesoamérica, hacia el año 1000 de nuestra era.

“Prácticamente hemos dejado todo intacto y estamos investigando con herramientas fuera de la cueva porque todos los elementos son importantes, incluso los lodos que se nos van pegando al recorrer la cueva”, señaló. “Pero también la distribución de las ofrendas, lo que se quemó en los incensarios y cómo algunos objetos se colocaron para que se fusionaran con las rocas de las cuevas, pues les han brotado estalagmitas por el escurrimiento de agua que hay al interior.”

De Anda precisó que todos estos materiales que incluyen collares de jade, concha y hueso, cenizas y diversos artefactos intactos, serán analizados con tecnología no invasiva. Además, explicó que en la cosmología maya, este tipo de cavernas eran considerabas la entrada al inframundo y entre más complicado fuera su acceso, más sagrada era la cueva, por lo que destacó la gran cantidad de objetos ceremoniales encontrados en Balamkú.

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“Debió ser una cueva muy especial y creemos que quizá estos artículos fueron colocados en una época de gran sequía que hemos documentado en otros lugares en una temporalidad similar, por eso tantas ofrendas”, agregó.

En la cueva Balamkanche se perdió mucha información y se extrajo el material para su estudio, ya que ese lugar se convirtió en un sitio turístico, por sus amplias galerías. Sin embargo, en Balamkanche se encontraron solo 70 incensarios, mientras que en Balamkú suman más de 200.

A tres años de trabajo se han explorado cerca de 460 metros de la cueva, que en algunas partes tiene túneles de apenas 40 o 50 centímetros de alto y tiene galerías que no se han investigado.

“Imagínate a una persona en aquella época, semidesnuda, con una antorcha y su incensario para dejar su ofrenda y con aire enrarecido, porque el oxígeno se acaba rápidamente. Además el objeto tenía que llegar en las mejores condiciones posibles”, agregó.

“También encontramos algunos incensarios destruidos, pero probablemente por los mismos mayas, ya sea por ser de grupos opuestos o incluso por gente a la que los dioses no les cumplieron sus solicitudes”, finalizó.

Guillermo de Anda indicó que el de Balamkú es uno de los mayores tesoros encontrados en el mundo maya, ya que por la inaccesibilidad del lugar, no ha sido saqueado ni alterado.

Pedro Francisco Sánchez, coordinador nacional de Arqueología del INAH, señaló que ha sido una grata sorpresa haber accedido a este espacio místico y sumamente complicado.

Este hallazgo, cuya investigación por parte del INAH cuenta con el apoyo financiero de la National Geographic Society y la Universidad de California en Los Ángeles, permitirá avanzar en el conocimiento de Chichen Itzá y en la búsqueda de la entrada al cuerpo de agua que supuestamente se encuentra debajo de El Castillo o Templo de Kukulcán.

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