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Racismo en México, un fenómeno que nace en el mestizaje

México convive entre racismo y clasismo, como parte de un patrón de conducta basada en el mestizaje y ponderación a lo europeo

racismo-mexicoPor muy complicado que parezca, México es un país racista y seguirá siéndolo mientras se crea mestizo, pues el origen de su propensión a discriminar surge de la idea de que nos debemos mezclar e inicia en casi todas las familias, según el profesor Federico Navarrete, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

Con un punto de vista crítico, el investigador asegura que el mestizaje es una idea racista pues, aunque enarbola la combinación genética de sujetos con características distintas, argumenta que la porción europea es preferible a la americana. “Deseamos el blanqueamiento de los indígenas, pero jamás la indigenización de los blancos.”

A decir de Navarrete Linares, en este rubro se busca mayor blancura y europeización, y así lidiamos con una ideología parecida a las imperantes en Sudáfrica, Estados Unidos o Alemania en la primera mitad del siglo XX, con la única variante de que la segregación aquí se practica por la mezcla y no por la separación.

“Subrayar que el racismo mexicano es diferente al de Estados Unidos es una invitación a entender sus características, pues el nuestro es un caso nacional dentro de un fenómeno internacional y en ese sentido tiene elementos en común con otras manifestaciones, pero es distinto”, explicó.

Además, estableció cómo en el racismo y clasismo, dos caras de la misma moneda, desde el siglo XVI, el privilegio está vinculado a la procedencia. Desde el régimen colonial español las mejores posiciones sociales se han reservado a gente de origen europeo y eso hizo que las diferencias en la sociedad novohispana fueran de casta y no de clase.

Dichas condiciones se mantienen y por ello en México las divisiones de clase y la estratificación social y económica se ligan a elementos de origen continental, es decir, a quién es europeo y quién indígena o de procedencia africana o asiática, y al lenguaje, pues en el país siempre se ha puesto a los hispanoparlantes muy por encima de los hablantes de las 68 lenguas originarias que tenemos.

“Es imposible separar racismo de clasismo, tanto a nivel histórico como en la práctica social, pues en el último ámbito tendemos a leer la posición de las personas a partir de prejuicios y asociamos a las de piel morena con pobreza y menor educación, y a los de tez blanca con privilegios, sofisticación, belleza y éxito.”

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