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Gobierno de Italia restringe entrada de turistas a Venecia

El motivo es no rebasar un número máximo de visitantes

Teorema Ambiental/Redacción

Algunas de las ciudades más preciadas de Italia adoptan medidas para no verse desbordadas por el exceso de turismo y salvaguardar su patrimonio.

El país, que en 2017 logró una cifra récord de 60 millones de visitantes, afronta una temporada cuyas previsiones anuncian que se superarán todos los números. Tan solo en Venecia transitan anualmente 26 millones de turistas.

Para regular la afluencia de visitantes se han instalado cinco torniquetes en los únicos puntos de entrada terrestre a Venecia. “El destino es un museo a cielo abierto que no puede soportar más que un determinado número de turistas, insiste el presidente de la región del Véneto”, Luca Zaia.

Los torniquetes se cierran cuando se ha alcanzado el número máximo e indican a los visitantes otros recorridos para descongestionar los más habituales. La apertura de negocios de comida rápida en la calle, sean de pizza, pasta o kebab (solo se salvan las heladerías), están prohibidos desde hace tres años a fin de preservar el alma de la ciudad.

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La UNESCO, que amenazó con incluirla en la ciudades en peligro, le advirtió a las autoridades venecianas que era necesario tomar medidas rápidas y efectivas, consciente del impacto de las mareas humanas que la atestan.

Otra joya situada en el golfo de Nápoles, Capri, también estudia medidas para contener el turismo de masas. Por ahora se ha optado por prohibir la entrada a todo vehículo que no sea de residente. En cuanto a los desembarcos, debe darse un intervalo de 20 minutos entre la llegada de cada ferry. Tampoco se puede entrar en auto particular en Taormina, en la isla de Sicilia, también con el intento de preservar la ciudad.

El turismo genera 70 mil millones de euros a Italia, representa 4.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y da trabajo a 1.3 millones de personas.

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