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El “gasolinazo” y nuestras opciones

por Areli Carreón

No es posible negar el impacto que el alza al costo de las gasolinas tendrá en diferentes productos y servicios y el impacto en la calidad de vida de las personas

el-gasolinazoCiudad de México.— “Precio de gasolina afecta a toda la cadena productiva, alzas causan inflación para todos, no solo para automovilistas. ¿Los ciclistas no comen? ¿No usan luz, no se bañan con agua caliente? Qué poca visión. Increíble que defiendan a un gobierno indefendible. Energías renovables aún no se han desarrollado lo suficiente para ser una opción.”

Estos y otros comentarios son algunos de los “porqués” que tienen a la clase media mexicana movilizándose en redes, calles, gasolineras y carreteras, así como a la clase política señalándose unos a otros como responsables del “gasolinazo” que realmente es un incremento marginal al costo de las gasolinas, si lo comparamos con el encarecimiento del costo de la vida y la pérdida del poder adquisitivo que viene afectando a las personas de más bajos ingresos desde hace ya varios años. Y esto es solo el principio… los incrementos pueden y serán mayores conforme se agote el petróleo.

No es posible negar el impacto que el alza al costo de las gasolinas tendrá en diferentes productos y servicios y el impacto en la calidad de vida de las personas, notoriamente para quienes ya viven en situación de desesperada pobreza.

Lo que varios ecologistas preguntamos es ¿por qué seguimos dependiendo de una fuente de energía que SABEMOS no es renovable y tarde o temprano se va a acabar? ¿Por qué no invertimos en un desarrollo urbano, infraestructura y servicios de transporte público y de mercancías que no dependan absolutamente del precio de los hidrocarburos? ¿Por qué en lugar de clamar por servicios de transporte público de calidad que nos sirvan a TODOS, seguimos defendiendo nuestros privilegios particulares (el uso “barato” de nuestro carrito) sin asumir que es un privilegio poco saludable, no sostenible e injusto de una minoría? ¿Por qué seguimos clamando por “el (inexistente) derecho a contaminar” en lugar de reclamar por nuestro derecho a un medio ambiente sano y por detener la quema de combustibles fósiles que están entre los principales causantes del cambio climático, que amenaza la sobrevivencia de los seres humanos sobre el planeta? ¿Por qué nos podemos organizar para reclamar por un precio “accesible” y no por salarios justos, por un gobierno eficiente y honesto, por inversiones inteligentes y justas, por economías despetrolizadas, más sostenibles, sanas y justas? ¿Por qué solo podemos luchar por nuestro bolsillo personal el día de hoy, en lugar de por las arcas públicas y el bienestar PÚBLICO a largo plazo?

Si tan solo una décima parte de la indignación y la acción desatada por este incremento de precio se enfocara en empujar por soluciones de largo plazo para todos, sería mucho más sencillo lograr cambios cualitativos verdaderamente relevantes, incluso a escala global.

Si pudimos ser cuna de la primera revolución social del siglo XX, no veo por qué no podemos organizar la primera revolución energética del siglo XXI.

Así que usemos las redes sociales no para llorar por lo caro de la gasolina y de todo, no para insultarnos, no para llamar a “rebelarnos” comprando gasolina robada (no nos hagamos: eso es un delito), no para hacerle el caldo gordo a tal o cual partido (todos aseguran que ellos son los buenos) sino para cuestionar a un gobierno corrupto e ignorante que no ha sabido gobernar para todos, incluso para las generaciones por venir. ¡Ya estuvo suave de tanta ignorancia y prevaricación!

Convoco a mis conciudadanos a actuar contra el gasolinazo con algunas de estas acciones:

1. Usar la bici y caminar en trayectos de cinco kilómetros o menos.

2. Usar y demandar un buen servicio de transporte público.

3. Instalar un calentador solar de agua.

4. Cambiar todos los focos de casa a ahorradores o led.

5. Hacer un uso eficiente del auto privado organizando compras, compartiendo vehículo, reduciendo viajes, usando apps, transitando en horas valle, preferir auto de alto rendimiento o de energía alternativa, etc.

6. Consumir bienes y servicios de baja huella de carbono (que viajen menos) de preferencia de producción local (y agroecológica). Por ejemplo, dejar de consumir agua embotellada.

7. Consumir proteína vegetal que además de más saludable y barata tiene una huella ecológica mucho menor (frijoles, habas, chícharos, lentejas, ejotes, champiñones, setas, garbanzos, espinacas, acelgas, soya, cacahuates, amaranto).

Convoco al gobierno de la CDMX a que actúe congruentemente facilitando y potenciando estas acciones cívicas para hacer de la Ciudad de México una ciudad menos dependiente, más sostenible, más equitativa y saludable para TODOS, sin dejarse acosar, presionar o secuestrar por actores políticos para desviar recursos públicos a subsidiar a privados, regularmente a deciles más altos de ingreso.

#SíHayDeOtra y depende de cada uno de nosotros mejorar nuestra calidad de vida y la de todos, no solo para hoy, sino para el futuro.

Fuente original: www.greenpeace.org

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