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¿Falla ISO 14001? Empresas certificadas involucradas en contingencias ambientales

El año pasado, desde Sudamérica hasta la Cuenca del Pacífico, hubo noticias de empresas que orgullosamente anunciaban su certificación en ISO 14001, sin embargo se vieron involucradas en contingencias ambientales.  Incluso en violaciones flagrantes de la legislación ambiental actual. ¿Qué implica esto? ¿Acaso el modelo de Sistema de Gestión Ambiental ISO 14001 no funciona? Veamos algunos de los casos más sonados, antes de llegar a conclusiones, y obtengamos una explicación de lo que pasa y puede seguir pasando.

Ethernal Chemical Co. y Shengli Chemical Co. (1)

Estas dos compañías taiwanesas estuvieron involucradas en un  caso de depósito ilegal de residuos peligrosos en Taiwán, descubierto en julio de 2000, y con efectos directos en varios ecosistemas, incluso los humanos. El hecho de que lo hayan estado haciendo desde 1997, según el Ministerio de Justicia de esta nación, no sorprende a muchos, ya que en este país como en muchos otros la práctica    legal de manejo de residuos peligrosos se cumple en un mínimo porcentaje. Especialmente en países como éste, en donde el número y opciones para tratar adecuadamente los residuos peligrosos son insuficientes o muy costosas, por lo que muchas empresas recurren a la alternativa ilegal como parte de su programa de “reducción de costos”.

Lo interesante es que ambas compañías, la primera, dedicada a la elaboración de productos químicos, como resinas y recubrimientos para circuitos integrados; la segunda, proveedora de la primera para el manejo y disposición de residuos peligrosos, la única autorizada para el tratamiento de residuos de solventes peligrosos en la isla; estaban certificadas en ISO 14001, en donde Taiwán se establece como uno de los 10 países con mayor número de certificados (5).

La primera, autorizada por Bureau Veritas Quality International en julio de 1999, y la segunda, por SGS en mayo de 1998. ISO 14001 (2) requiere a las organizaciones con respecto a situaciones como ésta los siguientes puntos:

a) que se identifiquen daños potenciales al ambiente (4.3.1);

b) que se identifiquen las actividades relacionadas con estos daños potenciales (4.4.6);

c) que estas actividades sean planeadas y cuenten con un proceso documentado (4.4.6) y,

d) que (en caso de que sean realizadas por externos) se les comunique a proveedores de bienes y servicios el proceso para realizarlas.

Aun cuando se ha dicho y repetido hasta el cansancio que ISO 14001 no exige directamente un cumplimiento con la legislación, que es un argumento, en este caso sí exige:

a) la identificación de toda la legislación relevante a daños potenciales al ambiente (4.3.2);

b) la evaluación de dicha legislación (4.5.1) y,

c) el compromiso de la alta dirección de la organización a cumplir con dicha legislación (4.2).

Por lo anterior, este caso presenta una implementación incompleta de ISO 14001, en donde la violación legal y el consecuente daño ambiental llevaron a juicio al menos a 17 ejecutivos de las empresas. La Agencia de Protección al Ambiente de Taiwán pedía que se ejecutaran sentencias de por vida para algunos de estos implicados. Esto luego de resaltar que la contaminación había llegado al río que abastece el sistema de agua potable de Kaohsiung, la mayor ciudad al sur de la isla.

Las consecuencias para las empresas fueron directas: la revocación de los certificados, en forma casi instantánea, una vez que se hizo público el caso. Cierre definitivo de ambas compañías, y revocación en los mismos términos del permiso de Shengli Chemical Co. para manejar residuos de solventes peligrosos.

Petróleo Brasileiro SA (3)

Petrobras, el gigante brasileño del petróleo, fue responsable en julio del año pasado del mayor derrame del hidrocarburo (o derivados) en Brasil en los últimos 25 años: tras una fuga en un oleoducto, más de tres mil 600 toneladas métricas fueron a parar al río Iguazú. Este fue el tercer derrame importante atribuible a la compañía (parcialmente privatizada) en el año 2000. Por tal hecho, este incidente tampoco debió de haber sorprendido, aun cuando por la magnitud y los daños causados, era obvia la reacción de ecologistas internacionales y brasileños, entre los que destaca WWF, Brasil.

Lo que sorprende es el hecho de que este oleoducto pertenecía a la refinería Presidente Getulio Vargas, la cual es una de las 18 instalaciones que Petrobras (aproximadamente 10 por ciento del total) tiene certificadas en ISO 14001 en Brasil. En esta ocasión, el certificado lo otorgó ABS-Quality Evaluation.

Queda claro que esta vez se trató de un accidente, y es imposible que todos los accidentes se puedan prever y evitar. Ésta es en sí la definición de accidente: suceso imprevisto. Ahora, qué dice ISO 14001 sobre accidentes y emergencias en situaciones como ésta:

a) la organización debe identificar sus accidentes potenciales (4.4.7);

b) la organización debe mantener procedimientos para responder a accidentes (4.4.7).

Entonces, no se entiende por qué ante una falla del sistema se diga que es como la caída de un meteorito: desafortunada, imprevisible y sólo se puede mitigar. En realidad es probable que tanto el certificador encargado, como el acreditador (Imetro, Brasil), pensaran así, pues después de una visita especial de inspección de tres días, en la que participaron cinco auditores, se llegó a esta conclusión, por lo que decidieron no retirar el certificado.

Esto no impidió que la compañía fuese multada con 93 millones de dólares y que se comprometiera a invertir aproximadamente un billón de dólares en cuestiones ambientales que van desde capacitación hasta infraestructura. Además, utilizó a más de dos mil personas para limpiar el derrame en los ríos Iguazú y Barigui.

Lo anterior tampoco sorprende mucho, lo que resalta con la decisión de no retirar el certificado es el compromiso de Petrobras de destinar 90 millones de dólares a inversión y contratos para detección y respuesta a emergencias, lo cual resulta ser mucho para un sistema que sólo presentaba pequeñas fallas, según el resultado de la visita del certificador y acreditador.

Lo que hace ver aún más un incumplimiento directo con lo que establece la norma es el hecho de que el derrame tardara más de dos horas en ser atendido, como lo expuso WWF, Brasil. Es un hecho de importancia, salvo que en su procedimiento de identificar posibles accidentes y emergencias, no se detectara que los derrames de los oleoductos eran posibles. En este caso, la falla es en la detección de posibles accidentes y emergencias, ya que no se necesita de un gran sistema para detectar que en la administración de un oleoducto existe la posibilidad de un derrame.

Conclusiones

Como se puede apreciar, no es precisamente el modelo de gestión ambiental de ISO 14001 el que falló en estos casos, ni el que ha fallado en muchos otros. El problema parece venir más de la vertiente económica-comercial que de la ambiental-administrativa, puesto que en muchas organizaciones se ha dado una carrera por conseguir certificados de ISO 14001 “al vapor” y en este afán la certificación en una auditoría muestral; especialmente en plantas complejas existen muchas probabilidades de no dar con estas fallas de sistema.

Por ello es importante que una organización calcule con precisión y con certeza qué espera y para qué quiere un certificado, ya que los hay instantáneos, en donde incluso algunos certificadores (o su personal) trabajan o se “asocian” de manera legal para ofrecer los servicios de asesoría y certificación. O bien, los hay de forma integral que además de costar tiempo exigen trabajo del personal para cambiar su nivel de conocimientos.

La decisión es de la organización y la respuesta está precisamente en la visión de ésta. Para aquella organización que no puede planear más allá del siguiente año un proceso “al vapor” debe ser su solución. Para una organización con verdadera clase mundial y que está pensando en obtener ventajas económicas de su SiGA a largo plazo, el certificado… es lo de menos.

Si los sistemas de gestión ambiental de estas organizaciones hubieran seguido correctamente el modelo ISO 14001, unas seguirían operando y otras hubieran ahorrado mucho dinero. Esto me recuerda el letrero de la oficina de un director empresarial, que dice: “Es agradable ser importante, pero es más importante ser agradable.” ¿Usted, qué decide?

Bibliografía

1. BATE Vol. IV núm. 11

2. ISO 14001: 1996

3. BATE Vol. VI núm. 9

4. Diccionario Larousse

5. ISO World

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