Con las microagujas se buscaría hacer más efectivos los tratamientos debido a que evitarían contratiempos de medicamentos vía oral
Investigadores del Laboratorio de Sistemas Transdérmicos y Materiales Nanoestructurados de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán diseñaron y formularon microagujas poliméricas biodegradables mediante la piel, cargadas con un fármaco para el tratamiento de dislipidemias (pravastatina sódica). Esta innovación será acoplada a un parche transdérmico hipolipemiante, que se encuentra en fase de patente.
La obesidad se vincula a la hipercolesterolemia (trastorno causante de elevados niveles de colesterol malo y triglicéridos), hipertensión, diabetes mellitus y otros problemas de salud. En consecuencia, esta patología, directamente o mediante sus enfermedades asociadas, reduce las expectativas de vida y trae repercusiones económicas y sociales.
En conjunto, se trata de problemas de salud que impactan el desarrollo psicosocial de quienes los padecen y tienen fuertes consecuencias económicas, en el aspecto personal y en el ámbito laboral, además de traducirse en un mayor gasto para el sector salud, indicó José Juan Escobar Chávez, titular de la investigación.
La microagujas poliméricas tienen un efecto rápido de liberación y una dosis de mantenimiento del fármaco de hasta 30 días, lo que evita a los pacientes la toma de multidosis, en particular en adultos mayores que ingieren medicamentos diferentes para controlar diversas afecciones como hipertensión, diabetes y altos niveles de triglicéridos, entre otras, así como en personas con síndrome metabólico o que han sufrido un infarto.
La efectividad terapéutica y caracterización biofarmacéutica de los parches transdérmicos fueron probadas en piel humana del abdomen, obtenida de lipectomías, para determinar el flujo de la sustancia y, en función de los resultados de estudios de permeación, establecer el tamaño del parche que permita alcanzar las dosis equivalentes a las tabletas orales.
Al respecto, se decidió que las dimensiones serían de seis centímetros cuadrados, con un costo aproximado de 76 centavos por unidad. Se colocan en zonas donde no haya vello excesivo para evitar problemas de bioadhesión (antebrazos, abdomen o región lumbar).
Las microagujas generan microperforaciones de 0.1 milímetros o 0.5 milímetros; tamaño que se determinó con el objetivo de que el proceso sea indoloro, particularmente para quienes sufren de fobia a las inyecciones.
