La importancia del diagnóstico oportuno permite disminuir los riesgos de sufrir maltrato, aislamiento social y consumo de sustancias nocivas
Teorema Ambiental/Redacción
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un problema de salud pública que afecta el desarrollo y calidad de vida de las personas. Inicia antes de los seis años, con una incidencia del 5 al 7 por ciento en niños y un poco más bajo en niñas; en la adolescencia prevalecen los síntomas y en la adultez persiste hasta en un 50 por ciento.
Del 19 al 37 por ciento de quienes lo padecen presenta algún tipo de trastorno en el estado de ánimo como depresión, disturbio bipolar o distermia, afirmó la directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Feggy Ostrosky.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a escala mundial existe una prevalencia de este trastorno de 5 por ciento, y en el caso de México, sin tener una cifra precisa, se estima que afecta a un millón y medio de niños y niñas menores de 14 años.
El TDAH se caracteriza por alteraciones cognoscitivas, conductuales, emocionales y sociales que repercutirán en el comportamiento global de la persona que lo padece, indicó la científica universitaria.
Aproximadamente la mitad de los infantes con este trastorno continúa presentando los síntomas en la edad adulta, y tiene problemas en las relaciones emocionales y de pareja.
Pueden presentarse periodos irregulares de atención en la enseñanza de reglas básicas como la decodificación del lenguaje, el deletreo y la aritmética, lo que afectará el rendimiento escolar.
Ya en la adolescencia habrá problemas cognitivos sociales y emocionales. Los rasgos más comunes son la incapacidad para mantener y terminar un objetivo, así como la inmadurez emocional y la baja autoestima.
