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COVID-19 afectaría a cerca de 25 millones de empleos en el mundo: OIT

Una evaluación inicial indica que los efectos serán de gran alcance, llevando a millones de personas al desempleo, al subempleo y a la pobreza laboral

Teorema Ambiental/Redacción

Ginebra, Suiza, 20 de marzo de 2020.— Una nueva evaluación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la pandemia del COVID-19 provocará una crisis económica y laboral para casi 25 millones de personas en todo el mundo.

“Sin embargo, de haber una respuesta política coordinada a nivel internacional, como ocurrió frente a la crisis financiera mundial de 2008-2009, el impacto sobre el desempleo mundial podría ser significativamente menor”, señaló el organismo de la ONU en un comunicado.

La investigación denominada “El COVID-19 y el mundo del trabajo: Consecuencias y respuestas”, pide a las economías de todo el mundo adoptar medidas urgentes, a gran escala y coordinadas basadas en tres pilares: proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo, estimular la economía y el empleo, y sostener los puestos de trabajo y los ingresos.

Esas medidas incluyen la ampliación de la protección social, el apoyo para mantener el empleo (es decir, el trabajo a jornada reducida, las vacaciones pagadas y otros subsidios) y la concesión de ayudas financieras y desgravaciones fiscales, en particular a las microempresas y pequeñas y medianas empresas. Además, propone medidas de política fiscal y monetaria, así como préstamos y ayuda financiera a sectores económicos concretos.

Las estimaciones de la OIT indican un aumento del desempleo mundial de entre 5.3 millones y 24.7 millones de personas en los panoramas más optimista y pesimista, respectivamente, a partir de un nivel de base de 188 millones en 2019. En comparación, la crisis financiera mundial de 2008-2009 aumentó el desempleo mundial en 22 millones.

Se prevé además un aumento exponencial del subempleo, ya que las consecuencias económicas del brote del virus se traducen en reducciones de las horas de trabajo y los salarios. En los países en desarrollo, es posible que las restricciones al movimiento de personas, por ejemplo, de los proveedores de servicios y mercancías, en esta ocasión anulen el efecto amortiguador que allí suele tener el empleo por cuenta propia.

El estudio estima que los trabajadores perderán entre 860 mil millones de dólares y 3.4 billones de dólares a finales de 2020 por desempleo o pérdida de ingresos. Esto se traducirá en caídas en el consumo de bienes y servicios, así como las perspectivas de las empresas y las economías.

También se prevé un importante aumento de la pobreza laboral, ya que “la presión sobre los ingresos resultante de la disminución de la actividad económica tendrá un efecto devastador para los trabajadores que se encuentran cerca o por debajo del umbral de la pobreza”.

La OIT estima que entre 8.8 y 35 millones de personas más estarán en situación de pobreza laboral en todo el mundo, frente a la estimación original para 2020 (que preveía una disminución de 14 millones en todo el mundo).

“Ya no se trata solo de una crisis sanitaria mundial, sino también de una importante crisis económica y del mercado laboral que está teniendo un enorme impacto en las personas”, dijo el director general de la OIT, Guy Ryder.

Además, esta crisis afectará a determinados grupos de manera desproporcionada, y por consiguiente agravará la desigualdad. Entre ellos se encuentran las personas con trabajos menos protegidos y mal pagados, en particular los jóvenes, trabajadores de edad, mujeres y migrantes, quienes carecen de protección y derechos sociales. Mientras que las mujeres tienden a predominar en los empleos de baja remuneración y en los sectores afectados.

“En tiempos de crisis contamos con el diálogo social activo entre los trabajadores y los empleadores y sus representantes para fomentar la confianza del público y el apoyo a las medidas necesarias para superar esta crisis.

“En segundo lugar, las normas internacionales del trabajo proporcionan una base de probada eficacia para las respuestas de política que se centran en una recuperación sostenible y equitativa. Es necesario que en este difícil momento se haga todo lo posible para reducir al mínimo los perjuicios para las personas”, concluyó Ryder.

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