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Costas del Pacífico mexicano enfrentan pérdida de capital natural

Químico de profesión, el mexicano Felipe Adrián Vázquez Gálvez se estrenó a fines de 2006 como director ejecutivo de la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte (CCA), el organismo trinacional creado en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para vigilar que las dinámicas del comercio entre México, Estados Unidos y Canadá no afecten al medio ambiente de esta región.  leer más
César Angulo

Vázquez Gálvez, quien ha ocupado en México los cargos de coordinador de asesores y subprocurador de Recursos Naturales de la Profepa, así como de subsecretario de la Semarnat, despacha hoy desde Montreal, donde se ubica la CCA, organismo con un presupuesto anual de nueve millones de dólares al que los tres países aportan en forma igualitaria. En visita a Teorema Ambiental, el representante del organismo responde a las siguientes preguntas:

—¿Cuáles son los principales problemas ambientales de América del Norte que le ocupan en su puesto de director ejecutivo de la CCA?

—La CCA es un instrumento de los tres gobiernos para que se ayuden entre sí mediante esquemas de cooperación. La Comisión ha detectado cuáles son las regiones que padecen más presión sobre los recursos naturales, principalmente debido a la acción de hombre, y el avance de las ciudades. Y una de las regiones prioritarias en conservación a fin de proteger la biodiversidad es la región que se extiende del Golfo de California al estrecho de Bering.

“La pérdida en espacios naturales en Norteamérica, especialmente la pérdida de masa forestal, es un problema importante, ya que es evidente que los árboles no sólo sirven para aprovechar su madera, sino su mayor importancia está en la conservación de la biodiversidad. Como continente hemos hecho muchos progresos para recuperar tierras para los bosques, pero la pérdida de los bosques nativos no ha parado en todo el continente.”

—¿Cuál es el balance en medio ambiente en el marco del TLCAN?
—Mi balance es positivo, llegamos en un tiempo muy oportuno a la apertura comercial y mucho de lo que se ha promovido sobre la transparencia en la información ambiental han sido gracias a que México ha tenido que avanzar para estar al mismo nivel que en Estados Unidos.

“Otro aspecto es la construcción de capacidades a partir de la formación de técnicos y el intercambio de técnicos que se ha dado entre los tres países. Esto ha ayudado a que la construcción de las nuevas normas, leyes y reglamentos (en México) tengan incorporados elementos de homologación con Estados Unidos y Canadá. Aunque el proceso de legislación ambiental es lento, se ha podido incorporar los criterios homologados, pero aún hay un gran rezago en la legislación en los tres países.

“Otro esfuerzo importante es el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC). La CCA impulsó la consolidación de este registro, la primera iniciativa que da información sobre los volúmenes de sustancias peligrosas y contaminantes que se generan en México.”

—¿Cuáles son los principales “focos rojos” en la degradación del medio ambiente en Norteamérica?

—Nosotros estamos preocupados y ocupados en los puntos identificados como pasivos ambientales como son los jales de minas, puntos donde hay una alta concentración de contaminantes con un riesgo alto de exposición a las personas. Generalmente el costo de remediación de estos lugares es muy alto y debido a esto no se han podido eliminar el potencial peligro que representan.

“Aquí se requiere de un trabajo de cooperación entre los tres gobiernos para buscar mecanismos y tecnologías que permitan proteger a los ciudadanos que pueden estar expuestos a los contaminantes. En México hemos estado trabajando para lograr acuerdos para remediar jales mineros en Zacatecas y San Luis Potosí. Otro problema que se ha atendido es la gran concentración de llantas en la frontera norte, un problema muy serio que está directamente relacionado al comercio binacional con Estados Unidos.

“Otro asunto que nos preocupa es el de los calendarios de apertura del TLCAN, por ejemplo, la apertura de la frontera a los camiones usados, que debido a las normas de calidad del aire en Estados Unidos o Canadá no podrán circular y sí pudieran enviarse a México, donde causarían un serio problema de contaminación del aire.

“También la apertura comercial a los productos agrícolas podría tener consecuencias en el medio ambiente en México, especialmente en el caso del maíz. La apertura comercial puede forzar a un aumento de los desplazamientos de personas a las ciudades, esto a causa de la pérdida de competitividad del campo. No se le puede decir a las comunidades que dejen de sembrar maíz porque no son competitivos frente a los productores de Estados Unidos, nuestros campesinos viven ligados a su tierra y a sus cultivos.”

—¿Cómo afecta a los objetivos de la CCA el que Estados Unidos se niegue a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero?

—Si bien es cierto que Estados Unidos no ha considerado pertinente involucrase en la lucha del cambio climático, como país ha hecho un esfuerzo muy importante al hacer un registro de sus emisiones contaminantes, y también ha hecho esfuerzos por impulsar las energías renovables.

“En este sentido una iniciativa importante ha sido el trabajar con los tres gobiernos para bajar la agenda del cambio climático a los gobiernos locales, y así se han visto iniciativas muy avanzadas como la del gobernador de California (Arnold Schwarzenegger) que ha tomado la delantera en el tema de cambio climático frente a la pasividad de la administración federal. La agenda de cambio climático en Norteamérica va a crecer de abajo hacia arriba, mucho más rápido a nivel de los gobiernos locales que los federales.

“Estos esfuerzos locales ayudarán a que en un futuro se dé un acuerdo trinacional en el tema del cambio climático, aunque en estos momentos no es un tema en la agenda de la CCA. También quiero destacar que hay un mercado muy importante como lo es el mercado del carbono, del que México se puede beneficiar gracias a las grandes economías al norte de nuestra frontera.”

—En las costas del Pacífico mexicano se está dando un fenómeno a la inversa de la migración de jornaleros mexicanos a Estados Unidos que explotó con la entrada en vigor del TLCAN, y es la invasión y apropiación de estadounidenses de las últimas costas vírgenes mexicanas, ¿cómo observa este fenómeno?

—Las zonas costeras de todo Norteamérica han estado sufriendo mucha presión sobre todo por los desarrolladores inmobiliarios, los grandes centros turísticos como Miami están sobresaturados, entonces hay un interés por acaparar nuevas zonas costeras. Por ejemplo los pequeños pueblos pesqueros de Puerto Peñasco y San Felipe en el Golfo de California se han desarrollado muchísimo, Los Cabos parece ya una ciudad extranjera… las zonas costeras de México tienen una alta migración por arriba de la media nacional y hay un gran reto sin resolver que es crear empleos en los desarrollos turísticos pero sin dañar el capital natural que se tiene en estas zonas.

“Y aquí vemos que el capital político de los tres países se ha diluido, especialmente el de México y esto lo hace incapaz de generar una política de gobierno en materia ambiental de manera unilateral. Por ello se tienen que construir acuerdos políticos para crear una política de Estado que involucre a los gobiernos municipales, estatales y el Poder Legislativo; agarrarse de la mano todos para proteger nuestros recursos naturales de la depredación. Y mientras este gran acuerdo no suceda, se va a seguir con esta política ambivalente que cambia dependiendo de quien esté en el poder, de las presiones de los grupos políticos y de poder.

“No es que nos falte tecnología ambiental o conocimiento, no es un asunto ambiental sino es un asunto político sobre cómo construimos una política de Estado en materia de zonas costeras.”

—Y mientras tanto en México se vende el capital natural a los inversionistas nacionales o extranjeros y se obtienen muy pocos beneficios para las poblaciones locales costeras…

—Creo que esto se inscribe en el debate de servicios, en este caso se están vendiendo servicios turísticos. No lo veo como un recurso para explotarse sino como un capital que hay que cuidar, un valor que tenemos y que lo podemos hacer líquido ahora o lo podemos dejar para que siga creciendo y se convierta en una riqueza nacional.
“Justamente en el 2008 vamos a tener un simposio sobre el impacto de TLCAN en el sector servicios y uno de los puntos más preocupantes son los servicios turísticos.

“Hay una gran presión y demanda por las áreas costeras mexicanas no sólo de parte de Estados Unidos y Canadá, sino de gente de todo el mundo que tiene la capacidad económica para adquirir terrenos o propiedades. Pero lo que no se ha terminado de resolver es cuál es la posición como país frente a esta gran presión sobre nuestras costas.”

—Antes de su designación como director ejecutivo de la CCA se hizo pública la posibilidad de la desaparición de este organismo, ¿aún está vigente esta amenaza?

—Yo lo veo como una amenaza si no hacemos la tarea, hoy el apoyo de los tres países a la Comisión es el mejor que ha habido en muchos años, y lo que necesitamos nosotros es involucrar más a las comunidades, porque éste es un espacio en donde podemos conjuntar a las personas que toman decisiones y resuelven problemas.
“La CCA es un instrumento y lo que los gobiernos nos han dado ha resolver lo hemos resuelto, y para estos nuevos temas emergentes como son la presión en las costas les hemos pedido a los ministros del Medio Ambiente de los tres países que sus academias nacionales de ciencias nos ayuden a definir cuáles son los temas que debemos de trabajar en los próximos años.”

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