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Acuicultura Aguas productoras de especies e ingreso

Edomex.– Frente a ese lugar común que se ha vuelto hablar del abandono del campo y sus agricultores, sin que ello deje de ser verdad, para los mexiquenses, la producción de especies acuáticas es una alternativa de ingreso, en especial la cría de trucha arco iris y de rana toro, poco conocida pero con buenas oportunidades de mercado en el exterior.

Los trucheros de la entidad desarrollan con entusiasmo su actividad, ya sea en La Marquesa, el lugar más cercano a la capital mexicana, o en Rancho Feshi, un sitio escondido entre las montañas, donde el frío escama la piel y el bosque llama al descanso y la meditación.

La producción nacional de trucha arco iris suma 3,620 toneladas al año en números redondos, de las cuales el Estado de México aporta poco más de dos mil toneladas, equivalentes a 55 por ciento, con lo cual se coloca como primer productor nacional.

Autoridades estatales que nos acompañaron durante una inserción relámpago por los territorios de la actividad acuícola, proporcionan datos duros que darán la dimensión que ésta tiene: en todo el país hay un millón 700 mil hectáreas (has) de aguas interiores, de las cuales el Estado de México concentra 20,900. En la entidad mexiquense existen 335 granjas trutícolas, que están en manos de 41 organizaciones productivas, y se estima que dos mil productores se dedican a la truticultura en sus fases de producción primaria, transformación y comercialización, lo cual genera beneficios para siete mil personas.

El biólogo Alfredo Aranda Ocampo, director de acuicultura de la entidad, destaca que el desarrollo de la acuicultura en el Estado de México ha sido importante y muestra una tasa de crecimiento superior a 5.2 por ciento, al pasar de 5,600 toneladas a 7,300 entre 1999 y 2006. Este comportamiento se debe a una mayor participación de los productores en la creación de unidades de producción intensiva.

Rancho Feshi se encuentra en una zona boscosa –cuyo acceso es una carretera dominada por curvas–, donde corre agua fría propicia para la cría de trucha arco iris en estanques adaptados ex profeso para tal fin.

Allí, Abraham Arista Pérez, truchicultor humilde, quien porta un sombrero de palma, habla con entusiasmo sobre su actividad en este lugar. “Nuestra producción es poca, unas 35 toneladas de trucha por ciclo, que sacamos en unos 10 meses.”

Con voz pausada, explica que con apoyo de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) están montando una empacadora al alto vacío para industrializar la trucha y venderla a mejor precio y así ser la “punta de lanza” para los demás productores de trucha. “Que los intermediarios no ganen más que el productor”, subraya con seguridad.

Entre los estanques, donde el agua al correr emana un suave zumbido, Abraham deja ver sus sueños cuando expresa: “Queremos llegar más lejos porque de aquí vivimos 15 personas y damos trabajo a otras 15. El proyecto es emplear hasta 45 personas, producir empleos.”

Los truchicultores de Rancho Feshi venden 50 por ciento de su producción a un restaurante de la zona, otro 25 por ciento se vende ahí en el restaurante que brinda servicios al turismo y el resto lo quieren empacar al alto vacío para enviarlo a tiendas de autoservicio. Esperan arrancar este proyecto en breve.

Arista Pérez lleva 20 años trabajando en el lugar, en aquel entonces no había nada, recuerda. Y con esa madurez y seguridad que dan los años vividos, expresa: “Lo que queremos es que el campesino vea que no necesitamos las grandes extensiones de terrenos, ni los grandes capitales; nosotros empezamos a trabajar con las uñas, sin nada. Todos los árboles de este pequeño vallecito que ven los sembramos nosotros.”

Sobre la conservación de la zona anota que “hay un arroyo que no ha sido contaminado. Vemos que la ecología ni siquiera es trabajo lograrla, se lleva nada más con voluntad y un poco de respeto a la naturaleza”.
Rancho Feshi también ofrece servicios de baños de temascal, cabañas y restaurante. Una trucha al mojo de ajo no puede ser más que un verdadero deleite al paladar.

El Truchón, ubicado en La Marquesa, más cerca de la ciudad de México, es otro lugar donde se puede degustar la trucha y realizar actividades como la pesca deportiva o montar a caballo, caminar por la montaña o rentar cuatrimotos.

La actividad va en ascenso y cada mes los truchicultores del lugar obtienen una tonelada de trucha, indica Juan Juárez Madero, representante de la empresa, una sociedad de solidaridad social, integrada por 15 socios, pero de donde se benefician otras 75 por los servicios adicionales que se ofrecen.

Para el productor acuícola, la actividad es un negocio, ya que de cada peso la ganancia es de 50 centavos. La inversión que han realizado en esta granja suma unos 750 mil pesos, en cuatro años.

El negocio de la rana toro

Para los especialistas, la cría de rana toro es una especie con grandes perspectivas de crecimiento, sobre todo porque tiene una buena demanda como producto gourmet y porque su carne muestra buenos niveles de nutrición y es inocua.

El invernadero de Mario Hernández Samaniego, ubicado en Los Cotones, San Pedro Tlaltizapán, es un espacio propicio para la cría intensiva de rana toro, especie originaria de Estados Unidos, que se introdujo a territorio mexicano en 1925.

Para Alejandro Lili Muñoz, jefe del Centro Acuícola La Paz, ubicado en Villa Guerrero, dicha unidad productiva es una de las mejores plantas prototipos del país y un modelo de ranicultura. El especialista afirma que la actividad es rentable, ya que por cada peso que se invierte se obtienen 130.

La producción de esta especie es estabulada, el proceso dura de dos a cuatro meses, hasta que la rana alcanza una talla comercial de 200 gramos en adelante, cuando la carne tiene las mejores cualidades.

Contar con un invernadero y estanques controlados permite alcanzar la calidad que demanda el mercado y facilita los procesos sanitarios, en contraste con la rana silvestre que enfrenta muchos problemas de este tipo.

Mario Hernández indica que la producción es de tres a siete toneladas de rana por año, que se consume en su totalidad en el Estado de México.

La inversión inicial fue de 250 mil pesos y ahora alcanza 750 mil. Para el sacrificio desnucan la rana, pero están en vías de establecer un rastro de sacrificio tecnificado, donde todo el proceso estará controlado.

El Estado de México cuenta con 14 criaderos de rana, donde se producen 52 toneladas, insuficientes para abastecer la demanda que existe en el mercado internacional. Estados Unidos es un gran consumidor de ancas, que van de tres a cuatro mil toneladas; los europeos consumen hasta 10 mil toneladas.

Los habitantes de lugares aledaños al río Lerma, Xochimilco, Pátzcuaro, Chapala y Texcoco, son quienes demandan la rana; por otro lado están los restaurantes de alto gourmet, especializados en cocina europea.

El Centro Acuícola La Paz, ubicado en Villa Guerrero, es único en México donde se produce cría de rana toro, pero se fomenta que los ranicultores produzcan la propia para que no dependan de lo que se dispone, que aún es limitado.

Los pendientes

Para que la actividad acuícola pueda seguirse desarrollando, Abel Peña Contreras, representante no gubernamental del Sistema Producto Trucha mexiquense, expuso al final del recorrido que se requiere, entre otros puntos, formar un frente común para las negociaciones ante la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Poder Legislativo, para que la actividad acuícola se considere dentro del sector primario y se modifique el nivel de prelación (homologación al campo).

Además hay que establecer un programa regional de producción de ovas con calidad genética que abastezca la demanda nacional, a fin de evitar las importaciones y sus consecuentes riesgos sanitarios; fomentar la sustentabilidad y competitividad de la actividad, por medio de programas de innovación y transferencia tecnológica en la región.

También habló de fortalecer al Sistema Producto Trucha en el país, incorporando organizaciones trutícolas de entidades como Hidalgo, Chihuahua, Veracruz, Chiapas, Oaxaca, entre otras.

Funcionarios de la entidad expusieron que el potencial es grande y hay que hacer más eficiente en el nivel técnico las unidades de producción intensiva, por medio de técnicas modernas de enfriamiento de agua y oxigenación. Por lo pronto, el gobierno del estado destina 10 millones de pesos anuales para promover la actividad acuícola, que suman 17 millones de pesos con recursos federales.

La acuicultura es una opción frente a los problemas que enfrentan las actividades agrícolas y ganaderas.

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