Sostenibilidad

Productores de bioinsumos agrícolas hablan para crear estrategia nacional

El encuentro fue convocado por la Sader para establecer colaboración entre productores de bioinsumos para avanzar hacia un sistema agroalimentario justo, sustentable y saludable

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 12 de diciembre de 2019.— Más de 150 productores de biofertilizantes, bioestimulantes y bioplaguicidas participaron en el Encuentro Nacional de Productores de Bioinsumos, Agroecología y Agricultura Campesina, propiciado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) como parte en el marco del Grupo Intersecretarial de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (GISAMAC).

El objetivo fue debatir sobre la normatividad, investigación y mecanismos de masificación de uso de estos productos (bioplaguicidas, biofertilizantes y bioestimulantes, entre otros, todos libres de elementos químicos artificiales), para que participen en el diseño de una estrategia de trabajo que propicie su desarrollo con estándares y normas adecuadas, y que fortalezca su demanda de parte de los usuarios de los productores agropecuarios.

En el acto, el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Sader, Víctor Suárez Carrera, afirmó que estas deliberaciones son parte de un cambio estructural del sistema de producción agroalimentaria, conocido como la “revolución verde”, en el que desde los años ochenta todo se daba en “paquete” (semillas, agroquímicos, fertilizantes, mecanización, etcétera) y se soslayaba el papel del productor.

“Es pasar de una agricultura de insumos a una agricultura de conocimientos, donde se valoren los conocimientos ancestrales de los campesinos para que interactúen con las aportaciones científicas. Y así como en el gobierno se está dando una colaboración ejemplar entre instituciones, debe haber un intercambio abierto y generoso entre los productores de bioinsumos para que esta industria crezca, esté bien regulada y que quede en manos de micro, pequeñas y medianas empresas, que no sea adueñada por las grandes industrias”, dijo.

Afirmó que México debe avanzar hacia una agricultura sustentable, de forma gradual, respetando las decisiones de los productores del campo y poniendo a estos como los personajes centrales, los protagonistas.

El director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), Francisco Javier Trujillo Arriaga, subrayó que el organismo trabajará activamente con los productores para apoyarlos en los procesos de certificación orgánica.

Indicó que la armonización de los sistemas, con los modelos europeo y estadounidense sirve como parámetro de cumplimiento, lo que ayudará establecer una oferta de bioinsumos eficiente y asequible y, por consecuencia, exitosa para los productores.

En representación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Cecilia Elizondo, precisó que la productividad agrícola se incrementó en el mundo desde el siglo pasado debido al uso intensivo de insumos químicos. Esto es la revolución verde, pero ha tenido graves costos sociales y económicos, con una degradación de los recursos naturales y de los servicios agroecosistémicos, y con exclusión de los campesinos; además de que este sistema ha derivado en el surgimiento de una epidemia sin precedentes de obesidad y enfermedades asociadas como la diabetes.

El presidente de la Asociación Mexicana de Productores, Formuladores y Distribuidores de Insumo Orgánicos, Biológicos y Ecológicos (Ampfydiobe), Guillermo Cadena Ávila, afirmó que la producción de bioinsumos es importante sobre todo en Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, pero hay una tendencia creciente global que se observa en particular en América Latina, con una tasa de aumento de 18 por ciento anual.

Esto ocurre debido a la cada vez mayor conciencia social e interés por un ambiente limpio y una alimentación sana y por una restricción creciente a los plaguicidas químicos. La producción mayor de bioinsumos ocurre tanto en los bioplaguicidas o productos de microbiología como en los bioestimulantes y biofertilizantes, aseguró.

Cadena Ávila, quien representa a micro, pequeños y medianos productores de bioinsumos, dijo que en el mundo estos se utilizan en la producción de alimentos orgánicos, en la producción agroecológica, en estrategias para evitar residuos de plaguicidas y permitir la inocuidad alimentaria y en mecanismos para evitar la resistencia a químicos.

El GISAMAC nació en febrero pasado como un esquema de trabajo intersecretarial para propiciar un sistema agroalimentario y nutricional justo, sustentable y saludable.

Está integrado por representantes de la Semarnat, Sader, Salud, Trabajo y Previsión Social; Economía, Bienestar y Educación, así como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Senasica, Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INN).

Asimismo, lo integran el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), el Instituto Nacional de Economía Social (Inaes) y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

En el mundo el valor de los bioinsumos fue de tres mil millones de dólares en 2018, para 2020 se prevé que alcancen los cinco mil millones y se estima que en cinco años más llegarán a 11 mil millones de dólares. Los bioinsumos han demostrado efectividad respecto de plaguicidas químicos y otros insumos químicos, refirió el directivo.

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