Sostenibilidad

Lactancia materna, la opción más sostenible para el planeta

Dar el pecho durante seis meses puede ahorrar más de 100 kilogramos de CO2 a la atmósfera por bebé, según un estudio del Imperial College de Londres

Teorema Ambiental/Redacción

Barcelona, España, 4 de agosto de 2020.— La lactancia materna tiene grandes beneficios para la salud humana, tanto presente como futura, de la madre y el niño. Entre las ventajas para la mujer, reduce el riesgo de determinados tipos de cáncer (de mama y de ovario) y de desarrollar enfermedades como la hipertensión. En cuanto a los beneficios para los niños, los protege contra diferentes enfermedades infecciosas, disminuye la incidencia y la gravedad de las diarreas, reduce el riesgo de patologías infantiles frecuentes como las infecciones respiratorias y la otitis media aguda, previene las caries y aumenta la inteligencia.

Además, aporta otras ventajas cuya repercusión aún no es lo suficientemente conocida por la población, y que cada vez cobra más importancia en el contexto sanitario, climatológico y medioambiental actual: Desde el punto de vista de la sostenibilidad, es un alimento natural y renovable, que no deja huella de carbono, no requiere envasado, transporte ni combustible para su producción, preparación y consumo, y tampoco produce desechos.

Por ello, la lactancia materna ha cobrado gran protagonismo en todas las iniciativas dirigidas a mejorar la sostenibilidad medioambiental, según Anna Bach Faig, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora del grupo de investigación FoodLab de la misma universidad.

El impacto en el medio ambiente

Desde hace unos años, cada vez hay más estudios que demuestran el estrecho vínculo que existe entre la lactancia y el cambio climático. Una de las investigaciones más recientes fue realizada por el Imperial College de Londres del Reino Unido, publicada en el British Medical Journal. El estudio arroja que dar el pecho durante seis meses supone un ahorro de entre 95 y 154 kilogramos de emisiones de dióxido de carbono (CO2) por bebé en comparación con la leche de fórmula. Mientras que la cantidad de agua caliente necesaria para calentar los biberones implica un gasto anual de energía que equivale a cargar 200 millones de teléfonos móviles.

Este año, la Semana Mundial de la Lactancia Materna se celebra del 1 al 7 de agosto, con el objetivo de destacar el papel de la leche materna como elemento principal de un sistema alimentario sostenible, además de otras ventajas ambientales.

María José Rodríguez Lagunas, profesora colaboradora del máster universitario de Nutrición y Salud de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y profesora de la sección de Fisiología de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, señaló que:

“El pecho de la madre es el mejor envase que existe: estéril, capaz de dosificar la cantidad exacta que requiere el bebé y a la temperatura óptima. Sustituir esto por una leche de fórmula implica el uso de recursos adicionales: por un lado, el empleo de envases procedentes de la propia fórmula infantil, pero también el consumo de agua, el uso de los biberones y las tetinas, los productos para esterilizarlos, los calentadores, etc.”

Varios estudios han comparado factores como las fuentes de energía, las emisiones de carbono, los desechos o la huella hídrica (volumen total de agua dulce utilizada para producir bienes y servicios) y las ventajas de la leche materna son incuestionables.

La experta explica que optar por la lactancia materna evita el impacto negativo en la huella ecológica que proviene de los ingredientes de la fórmula infantil, tanto de la leche como de otros componentes añadidos como aceites, vitaminas, de la producción del preparado en sí misma y de su transporte. “Por ello, dar el pecho no es solo más saludable para el bebé, sino que también lo es para el medio ambiente”, afirma.

Para Natalia Panadero, investigadora del grupo FoodLab de la UOC, los países más afectados por el cambio climático muestran también las tasas más bajas de lactancia materna. “La lactancia materna en uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de plantear y poner en marcha iniciativas dirigidas a reducir nuestra huella en el medio ambiente, así como en la definición de planes de mejora de la alimentación infantil, especialmente durante los primeros años de vida.”

A pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 40 por ciento de los bebés nacidos anualmente son alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses de edad. “La mayoría de las madres suelen estar lo suficiente concienciadas, pero a veces se encuentran con dificultades durante este periodo que propician que acaben abandonando esta práctica, y, también, muchas de ellas no son capaces de llevar a cabo el calendario recomendado debido, entre otros factores, a causas laborales.”

María José Rodríguez Lagunas señala las principales razones argumentadas para abandonar la lactancia y las situaciones más típicas que se producen al respecto. Durante las primeras semanas, las madres (sobre todo las primerizas) se enfrentan a una gran cantidad de retos que deben compaginar con el cansancio y, a veces, con el dolor y el estrés.

A esto hay que unir que muchas veces los lactantes no se agarran correctamente al pecho, provocando dolor e incluso grietas en el pezón. Por otra parte, los bebés pueden ganar poco peso e incluso perderlo, lo que supone un estrés añadido para los padres al no tener control sobre la cantidad de alimento que ingiere el niño, pues piensan que la leche no alimenta suficientemente o no es buena, y que por ello no consiguen saciar a su hijo.

Si no se recibe un buen apoyo por parte de profesionales sanitarios, por medio de grupos de lactancia o en la propia consulta pediátrica, es probable que se acabe optando por la solución más rápida: el biberón.

Rodríguez Lagunas señala que es necesario invertir más tiempo y recursos para promocionar la lactancia materna y, en este sentido, poner en valor su aporte medioambiental puede ser un elemento añadido que ayude a aumentar la concienciación sobre las ventajas de esta opción.

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