Emprender requiere 100 por ciento de compromiso y la seguridad de obtener logros
Ciudad de México.— El éxito y posicionamiento de la empresa Alta Tecnología en Filtración de Aire (Atfil) se basa en la innovación y desarrollo tecnológico de nuevos sistemas, productos y procesos enfocados a promover la calidad del aire.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es el origen de esta empresa que cuenta con cuatro áreas de producción, fabrica 50 productos distintos y genera 45 empleos directos.
Emprender requiere 100 por ciento de compromiso y la seguridad de obtener logros, “porque muchos emprendedores se desaniman y comienzan a buscar trabajo u otras salidas, y entonces los proyectos merman”, señaló José Antonio Altamirano Toledo, egresado de la Facultad de Ingeniería (FI) y fundador de Atfil.
Relató cómo por medio de la propia FI tuvo contacto con el equipo de la Coordinación de Innovación y Desarrollo (CID) de la universidad y de qué manera se desarrolló el proyecto y se buscó financiamiento para concretar sus ideas.
Esta empresa, donde hoy participan sus familiares, comenzó operaciones en 2012, en una casa de 350 metros cuadrados, donde se fabricaban filtros absolutos; no obstante, el mercado los ha llevado a hacer diversos tipos.
Edgar Acosta Trejo, inversionista y socio, egresado de la misma entidad, señaló que hace una década no había tanto apoyo como hoy para los emprendedores ni existían incubadoras.
Para nosotros, dijo, es una gran responsabilidad llevar productos de calidad en nombre de la universidad. Aún hay muchas ideas que se pueden desarrollar en pro no solo de nuestra casa de estudios, sino del país.
Filtros para aire acondicionado
Fabricante de filtros para aire acondicionado de baja, mediana y alta eficiencia, Atfil cuenta con una planta de producción de mil 500 metros cuadrados en la Ciudad de México y genera 45 empleos directos, algunos de ellos especializados, para egresados de la propia FI.
Es una empresa 100 por ciento mexicana que ofrece sus productos a firmas de las industrias farmacéutica, hospitalaria, alimenticia, de semiconductores y automotriz; sus precios y tiempos de respuesta son competitivos y desde su primer año de operación registra un crecimiento superior al 50 por ciento anual en sus ventas.
Diseña, fabrica y comercializa artículos para todo el tren de filtración, de baja, mediana y alta eficiencia, así como servicios de mantenimiento preventivo y correctivo. También valida áreas controladas y el desarrollo de nuevos proyectos para sistemas de aire acondicionado.
Entre sus clientes están los hospitales ABC y Ángeles; los institutos nacionales de Medicina Genómica, Cardiología, Cancerología y de Enfermedades Respiratorias; laboratorios como PISA, Italmex o Best, además de empresas como Kenworth de México, Nestlé y Lala.
Su objetivo a corto plazo es obtener la certificación ISO-9001, la automatización de procesos, el desarrollo de nuevos productos y la exportación para ser una empresa líder en el ámbito nacional en la proveeduría de filtros y servicios especializados para sistemas de aire acondicionado.
Nuevas instalaciones
En la inauguración de las nuevas instalaciones, a la que asistió Juan Manuel Romero Ortega, titular de la CID, Gloria Soberón Chávez, directora general de Vinculación de la propia Coordinación, comentó que se trata de un caso de éxito importante, y “eso tiene un efecto sinérgico en todo el sistema Innova UNAM”.
En diciembre pasado, indicó, se hizo una reunión de todas las empresas que se han incubado y por primera vez se entregó el premio a la mejor de Innova UNAM (2015), precisamente a Atfil, que ha tenido un crecimiento impresionante.
Andrea Paola Dorado Díaz, coordinadora de la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de la CID, comentó que Atfil fue uno de los primeros clientes de la incubadora de la FI, en 2010. El proyecto se presentó a un comité de evaluación y fue aprobado porque desde el inicio se mostró el potencial de mercado. Hasta entonces los filtros de alta eficiencia que se ocupan, por ejemplo en hospitales, se importaban en su mayoría de Estados Unidos.
Además de trabajar en el proyecto, se brindó asesoría en mercadotecnia, finanzas, producción, aspectos legales y contables, luego se buscó financiamiento. Se tocaron las puertas de la Secretaría de Economía y de inversionistas privados, se obtuvo un préstamo, el apoyo de Edgar como inversionista y actual socio, y se reunieron los ahorros de la familia Altamirano para construir la maquinaria y comenzar operaciones.
Fuente: UNAM, imagen
