El “profesionista del nuevo siglo” debe ser un “nuevo ciudadano” capaz de entender el fenómeno humano y comprenderlo a fondo, buscando aportar soluciones y herramientas que permitan desarrollar lo mejor de sí mismo para evolucionar en sociedad.
Francisco Bonilla Sevilla
Y es que en el mundo hay signos de alarma: calentamiento global, cambio climático, sobrepoblación, depredación acelerada del agua, medio ambiente y recursos no renovables, descomposición social, materialismo histérico, degradación de la figura humana y de la familia.
Si deseamos tender puentes de supervivencia hacia el futuro y hacia la siguiente generación, es menester hacer una profunda y humilde reflexión sobre hábitos y conductas individuales, que sumados a la escala colectiva pueden llevar al colapso de la civilización tal y como la conocemos hoy.
Un testimonio positivo del año 2006 es que el gobierno de Gran Bretaña haya declarado a la sustentabilidad como política de Estado y grandes corporaciones han incorporado a sus objetivos estratégicos.
Sin una sociedad educada y comprometida con su propio futuro, será difícil que logremos alcanzar el largo plazo. Quizá un boceto de la sociedad futura sea un sistema donde el entendimiento del concepto “Dios” (la fuerza que mueve y ordena al universo) se base en la diversidad y no en el fundamentalismo; un ser humano que se reconozca plural tanto en su forma de vivir y de pensar, donde cada individuo comprenda que el fenómeno religioso converge hacia una misma dirección, pero la diversidad corresponde a los distintos contextos históricos, humanos y ambientales de cada sociedad.
Un buen sueño es aquel en donde el ser humano se sepa parte del universo y entienda el propósito de su existencia como “instrumento” al servicio del correcto funcionamiento del entorno, del medio ambiente y la humanidad; no al servicio de una sociedad donde el hombre sólo se comporte como “el lobo del hombre”.
Extracto del libro El orden y el caos. Francisco Bonilla Sevilla. Derechos Reservados
