Sostenibilidad

Enseñan a niños de Valle de Bravo cómo cuidar sus bosques

En lo que va del año, se ha trabajado con más de 2 mil alumnos, en 15 primarias y cinco telesecundarias ubicadas en los municipios de Valle de Bravo, Donato Guerra y Amanalco

Teorema Ambiental/Redacción

Valle de Bravo cuenta con un promedio de 24 mil 800 hectáreas forestales de pino, oyamel y encino, además de pequeños recintos de bosque mesófilo y la selva baja caducifolia. Sin embargo, están amenazados por problemas de deforestación a consecuencia de la tala clandestina, incendios, erosión y uso de cambio de suelo a urbano o agrícola.

Para detener esta pérdida, se publicó el Programa de Manejo del Área Natural Protegida (ANP) de Valle de Bravo el pasado 30 de noviembre de 2018, luego de casi 22 años.

Con el objetivo de acelerar el cuidado de estos espacios naturales, Fundación Pedro y Elena Hernández ha realizado programas de educación ambiental en la Cuenca de Valle de Bravo entre jóvenes pertenecientes en su mayoría a las etnias otomís y mazahuas, quienes han recibido cursos sobre el cuidado y aprovechamiento de los recursos naturales que los rodean.

En lo que va del año, se ha trabajado con más de dos mil alumnos, en 15 primarias y cinco telesecundarias ubicadas en los municipios de Valle de Bravo, Donato Guerra y Amanalco.

Además, se han realizado más de 80 visitas a estos centros de estudio por parte de equipo técnico de la fundación, se ha capacitado a los alumnos en el manejo adecuado de residuos, donde se impulsa una educación para la separación de basura y la reducción de uso de plásticos dentro de las escuelas, buscando lograr la meta de un consumo cero dentro de las instalaciones educativas.

También se les informa cómo generar valor al uso sustentable de los bosques que rodean sus comunidades, así como el conocimiento de las especies de árboles que lo forman y las mejores formas para aprovecharlos con actividades no destructivas como la herbolaria.

Para ello, se les enseña cómo recolectar estas plantas medicinales que se encuentran en sus áreas naturales, con lo que se refuerza su contacto con el medio ambiente que los rodea y aumenta su entendimiento de la importancia de cuidar sus áreas forestales, formados principalmente por pinos, encinos, oyameles, fresnos y ocotes, al tiempo que se rescata un conocimiento tradicional que data de la época prehispánica.

La medida se fortalece con el aprovechamiento de diez invernaderos dentro de las escuelas, donde se les enseña el uso de compostas, siembra y faenas diarias de un invernadero, procurando un mejor conocimiento para que se planten huertos de traspatio sustentables en sus propios hogares y comunidades de origen.

Alberto Labastida, director de Fundación Pedro y Elena Hernández, comentó que “la tala indiscriminada de los bosques ha ocasionado un proceso erosivo que, a su vez, es un factor importante para la alta sedimentación de los ríos y en general, de los cuerpos de agua de la región, por lo que es fundamental enseñar a las nuevas generaciones el valor de sus bosques y de su aprovechamiento sustentable”.

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