Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que en 2015 la exposición al plomo ocasionó la muerte de 492 mil 550 personas en el mundo
Aunque en México casi se ha logrado erradicar el uso de pigmentos, pinturas y arenas con ese elemento, con los que se fabricaban utensilios de cocina o se decoraban artesanías, la realidad es que el plomo en el organismo es casi imposible de eliminar, su disminución en una persona tardaría entre 20 y 30 años, según Tomás Zepeda Muñoz, de la FES Zaragoza de la UNAM.
La intoxicación por plomo puede ocasionar en las personas problemas de comportamiento, falta de atención, bajo rendimiento escolar, agresividad, estreñimiento, anemia, dolor y cólicos abdominales, pérdida de la audición, dificultad para dormir, irritabilidad, dolores de cabeza y daño renal, entre otra afecciones.
El especialista en pediatría de la FES Zaragoza de la UNAM, señaló que en México casi se ha logrado erradicar su uso, pero alertó que sigue presente en combustibles y en la industria minera nacional. “Sí hay intoxicación por la respiración de las gasolinas, aunque las hay con menos plomo.”
En la mayoría de casos, en especial en los infantes, la intoxicación se debe a la exposición a ambientes o manejo de objetos contaminados. Los residuos se acumulan poco a poco en el organismo y causan daños en diferentes partes del cuerpo, principalmente en el cerebro, por lo que pueden provocar el desarrollo de discapacidades mentales.
El universitario comentó que se han hecho mediciones y debido a que el plomo se concentra en las partes más bajas del aire, se ha visto que en la intoxicación influye la distancia que hay del piso a la nariz, por lo que el deterioro más grave se observa en niños, por su estatura.
En ellos la intoxicación puede reducir el cociente intelectual, detener el crecimiento corporal, ocasionar la pérdida de habilidades durante el desarrollo, inapetencia, falta de energía, reducción de la sensibilidad, vómitos, marcha inestable, debilidad muscular, convulsiones, incluso un coma, remarcó.
