Biodiversidad

Hongos simbióticos para reforestar

El bosque no sólo debe verse como un recurso económico valioso, sino también como proveedor de funciones ecológicas tan importantes como la protección de los suelos.  En sí, los bosques son barreras para detener la desertificación, mecanismos de moderación del clima, elementos de una mejor distribución y aprovechamiento de la lluvia, protectores de la flora y fauna silvestres asociadas y amortiguadores de la contaminación atmosférica.

México tiene recursos forestales limitados y muy valiosos; empero, factores como la ignorancia y la idea de que eran inagotables, generaron su tala inmoderada, lo cual no sólo ha acarreado una disminución significativa de las superficies boscosas, sino también su consecuente desertificación.

Más aún, por las escasas zonas boscosas que tiene el país, y por no existir políticas adecuadas para cuidar sus recursos y acrecentarlos con campañas de reforestación bien diseñadas y ejecutadas, México es un importador neto de productos del bosque. En 1998 importó 3,730 millones de dólares, entre madera, carbón, pasta de celulosa, papel y cartón (INEGI, 1999).

Los árboles de los bosques pueden prosperar en una gran variedad de ambientes; sin embargo, el éxito de su establecimiento en suelos pobres y ecosistemas con otras limitantes se debe a que están asociados con micorrizas (hongos simbióticos que se presentan asociados a especies forestales y a algunos frutales).

Las ectomicorrizas, uno de los dos grupos básicos de las micorrizas, son muy importantes en los programas de forestación y reforestación. Gran parte de los fracasos de los programas nacionales de reforestación ocurrieron porque no se tomó en cuenta la acción de las micorrizas.

Las micorrizas son importantes por los beneficios que proporcionan a especies vegetales, entre los que sobresalen el agua, sales minerales, nutrientes como el fósforo y factores del crecimiento. Además, protegen a sus hospedantes contra el ataque de patógenos radicales, los hacen más tolerantes a la sequía, a los metales tóxicos, a las altas temperaturas y al trauma del trasplante.

Las investigaciones

Para lograr que las plantas tengan micorrizas en sus raíces y disfruten de todos sus beneficios, es necesario contar con los hongos simbiontes adecuados, reproducirlos masivamente en el laboratorio e inocular las semillas o plántulas en su momento.

El propósito de mis investigaciones durante varios años ha sido la generación de tecnología en el campo de los hongos ectomicorrícicos, fundamentalmente de la especie Pisolithus tinctorius. Este ejemplar fúngico fue seleccionado por formar micorrizas con un gran número de especies forestales, incluyendo pinos y encinos, y por utilizarse en proyectos de reforestación en Estados Unidos. Se estudiaron las matrices ecológicas donde crece en forma natural, como en Nuevo León y Nayarit, donde fue colectado. Se aisló el hongo de cuerpos fructíferos, de ectomicorrizas y de rizomorfos.

Los resultados

Se identificaron y cuantificaron los contaminantes microbianos (bacterias, actinomicetos, levaduras y hongos). Se determinaron los parámetros óptimos para su crecimiento in vitro de P. tinctorius; a saber: medios de cultivo, temperatura, regímenes de luz y oscuridad. Se evaluó el pH y la humedad relativa. Con estos conocimientos fue posible reproducir en el laboratorio P. tinctorius en forma masiva. El inóculo obtenido ha sido probado en inoculaciones in vitro, en tubetes con diferentes sustratos y en macetas, y ha demostrado su alta infectividad.

El inoculante simbiótico hecho con P. tinctorius es un producto de avanzada tecnología. Es estable, completamente inocuo y posee una gran capacidad de asociación micorrícica con diversas especies de pinos y encinos. Está listo para utilizarse en reforestación.

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