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Al resguardo de las funciones ecológicas de los bosques

El interés por crear proyectos que tengan como objetivo fundamental la creación de ejidos, donde los campesinos se esfuercen por vivir de un aprovechamiento a largo plazo de los recursos forestales mexicanos, crece día a día.

El mecanismo consiste en crear controles internos que regulen la administración de los bosques, su cuidado (control de plagas, incendios y control de pastoreo) y vigilar los beneficios derivados del recurso.

Tal es el caso del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, AC, organismo que trabaja para resguardar las funciones ecológicas del bosque, que éste sea viable económicamente y que genere beneficios para las comunidades rurales.

Los principales objetivos del consejo consisten en promover y apoyar la participación de los propietarios de los bosques para su uso y conservación a largo plazo, así como promover la colaboración de los centros de investigación interesados en apoyar a los productores para ampliar la base de conocimientos sobre sus bosques.

Una parte medular es la participación del consejo en el diseño de políticas públicas que interesen a los propietarios para efectuar un mejor manejo de sus bosques. Asimismo, se lleva a cabo una contribución al mejoramiento del servicio que prestan los equipos técnicos forestales a las empresas comunales y ejidales, se impulsa un sistema civil de incentivos para el buen manejo forestal y como ejemplo hay que señalar la certificación de productos forestales procedentes de bosques bien manejados.

Con los trabajos del consejo se contribuye a consolidar un movimiento internacional en favor del mejor manejo de los bosques. Se trabaja, básicamente, en certificación forestal, investigación, políticas públicas y captura de bióxido de carbono.

Participación con otros organismos

El consejo es miembro fundador y participa activamente en el Consejo Consultivo Nacional Forestal y en el Forest Stewardship Council. Con su participación, el consejo ha evaluado el manejo forestal de infinidad de unidades de producción, y entre

sus proyectos destacan Noh-Bec, Petcacab, Tres Garantías, Caobas, en Quintana Roo; Comaltepec, La Trinidad y Calpulalpan, en Oaxaca; Echeverría de la Sierra, El Encinal y San Juan de Aguinaldos, en Durango; El Largo, en Chihuahua; Nuevo San Juan, Cerro Prieto y Ocampo, en Michoacán; El Madroño y San Juan de los Durán, en Querétaro, y Tres Pequeñas Propiedades y Atopixco, en Hidalgo.

En colaboración con el World Resources Institute (WRI), el consejo ha trabajado para validar y adaptar una metodología en la evaluación de la captura de carbono, bajo diferentes escenarios que se conocen como Uso de Suelo y Captura de Carbono.

También se han desarrollado convenios con la Comisión de Cooperación Ambiental para América del Norte y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), para el impulso de un proyecto de captura de carbono en las comunidades indígenas de la sierra norte de Oaxaca.

De igual manera se han firmado convenios con diversas organizaciones involucradas en el área forestal, para la integración de un diagnóstico sobre políticas forestales y de conservación en el país. Junto con el WRI se desarrolló un conjunto de estudios de caso para conocer la factibilidad del manejo forestal sostenible en comunidades y ejidos, entre otros proyectos.

Metodologías empleadas

De manera exitosa se han abierto mercados regionales para productos como el encino, lo cual ha posibilitado su aprovechamiento integral y una readecuación de los sistemas silvícolas utilizados hasta el momento.

Aunque algunas unidades de producción son de pequeña escala, se ha creado un estrecho vínculo con una industria comprometida en apoyar la certificación de los proveedores. Dicha certificación estimula el mejoramiento del manejo forestal en gran medida, gracias a la intervención activa de los distintos actores locales y regionales, de ejidatarios, técnicos forestales, industriales, investigadores y gobierno federal y gobiernos estatales.

Los métodos silvícolas utilizados han dependido de las condiciones topográficas de los bosques y destacan el Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares y el Método de Desarrollo Silvícola. El primero se aplica en las zonas con pendientes y tiene como objetivo realizar cortes selectivos sobre árboles madereros mal conformados o débiles. Se abren pequeños claros para estimular la regeneración natural que permite mantener bosques multietáneos.

El segundo método se aplica en las zonas planas y tiene como objetivo producir masas coetáneas de edades escalonadas, con el fin de mantener un flujo constante de volúmenes aprovechables. El plan de manejo establece un turno de 70 años, con un tiempo de paso de 14 años para el pino. Además de estos métodos, en muchas áreas se han efectuado reforestaciones con especies nativas.

Los usos del suelo se dividen en selva media (bajo el régimen de manejo forestal), selva mediana y baja (régimen de reserva ejidal), selva baja no comercial, matorral y sabana, áreas para uso agropecuario, área utilizada para caminos permanentes y cuerpos de agua. Dentro de los tipos de madera que se están explotando destaca la caoba, amapola, Sac Chaca, Chaka, Itzalam, Chechen y Chakte Kok, y las especies se clasifican en preciosas, blandas, otras blandas, duras, ramón y chicozapote.

Según un estudio de la Secretaría de Desarrollo Económico de Quintana Roo, el potencial productivo maderable en el país está subutilizado, ya que se aprovechan pocas especies y se deja en la selva un alto porcentaje del volumen total del árbol. Sin embargo, en el mismo documento se puntualiza que las especies con mayor demanda están siendo aprovechadas al límite de su potencialidad y en algunos casos sobreexplotadas. Organizaciones como el consejo pueden ayudar a equilibrar un poco la balanza y mejorar la situación de la silvicultura en México.

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