Residuos

La música que sale de la basura

Donde la mayoría sólo ven latas de pintura, bidones de aceite, cañerías, maderas usadas y tenedores viejos, Favio Chávez y los niños de Cateura pudieron imaginar violas, flautas, saxofones y contrabajos.

La Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura (Paraguay) nació entre la basura, en este pueblo construido alrededor del vertedero que le da nombre, aprovechando los únicos recursos a los que tenían alcance: los desechos.

En 2006 Favio Chávez, técnico ambiental, llegó a esta aldea en la que dos mil 500 personas viven de la basura que reciben de la capital, Asunción, para iniciar un programa de reciclaje de residuos que se transformó en orquesta.

Chávez empezó a enseñar música a los niños de Cateura con un par de instrumentos “normales”, pero después, junto a un recogedor de basura de la comunidad, Nicolás Gómez Cola, ideó la forma de que todos pudieran aprender música sin poner en riesgo los instrumentos.

El “ganchero”, como conocen en Paraguay a los recolectores, es el “luthier” que construye los violines, las violas, los contrabajos y las guitarras de Los Reciclados, como les llaman en su país.

Menos que un violín

Además, así “respetan la realidad social” de los jóvenes y les ofrecen un instrumento “que no vale nada y no se puede robar ni empeñar” a unos chicos “cuyas casas valen mucho menos que un violín”, explicó Chávez.

Seis años después de que comenzara este proyecto educativo y ambiental, esta singular orquesta ya cuenta con 40 jóvenes músicos y ya son más de 150 los niños de Cateura y alrededores que aprenden música en la escuela del proyecto.

Ahora, de visita en Madrid tras girar por países como Estados Unidos, Noruega o Japón, estos chavales paraguayos han enseñado orgullosos sus instrumentos a niños en un taller de instrumentos reciclados organizado por Ecoembes en Madrid.

Valencia Báez, de 21 años, afina su viola mientras explica las partes del mismo: un bote de pegamento industrial, una cuchara, madera de embalajes y una asadera vieja de sopa paraguaya componen su especial viola.

Sonríe cuando comenta que además de lo que se ve, su viola “tiene alma”, pero podría referirse tanto a la pieza interior que sirve de soporte, como a la ilusión que contiene cada uno de estos instrumentos que han dado oportunidades a unos niños que, sin la música, podrían haber caído en la delincuencia o la droga.

El contrabajista de la orquesta, Brandon Cobone, de 16 años e hijo de una familia humilde del vertedero, explica cómo ha cambiado la imagen de su pueblo con la orquesta: “antes sólo se hablaba de la droga y de la violencia de Cateura, ahora en Paraguay se conoce nuestra comunidad por la música”.

Los benjamines

Los benjamines de la banda, Tobías Armua y Noelia Ríos, de 13 años, dicen que gracias a su saxofón y a su violín reciclados han salido adelante y se han apartado de otra vida, seguramente peor.

Para Tadeo Rotela, que ha sido contrabajista en la Orquesta Sinfónica Nacional del Paraguay y es profesor voluntario de contrabajo en Cateura, la orquesta es “una utopía que va más allá de lo musical y de lo medioambiental, es un símbolo social”.

El director de la orquesta repite el mensaje que ha lanzado con su proyecto por todo el mundo: “nada es desechable, ni la basura ni las personas”.

Hay que tener en cuenta que los residuos “no son sólo un problema técnico, sino social, que afecta a la vida de las comunidades y a las personas anónimas que viven en lugares como los vertederos”, subraya.

La Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura ofreció ayer a las 12 de la mañana un concierto en el Auditorio Nacional de Madrid con el apoyo de Ecoembes y también actuará durante la cabalgata de Reyes en la plaza de Cibeles.

El dinero recaudado se destinará a la Fundación Land Phillarmornic, que trabaja para trasladar este proyecto educativo y ambiental a personas de otros países que vivan en situaciones de riesgo de grave exclusión social.

Con información de AP

Teorema Ambiental

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