Residuos

El plástico, el mejor sustituto

Su industria reemplazó madera, cartón, vidrio, acero, cuero, cerámica, aluminio, barro y mimbre, por lo que podemos afirmar que actualmente es el mejor sustituto

Carlos Álvarez Flores*

Durante 160 años hemos estado extrayendo el petróleo, ese oro negro que nos regaló la naturaleza, nuestra casa, la Tierra. Fundamentalmente lo hemos utilizado como fuente de energía. Lo hemos refinado y en ese proceso obtenemos compuestos ligeros (gases), los intermedios (gasolinas) y los pesados (aceites, combustóleo, diésel y coque). Pero sin temor a equivocarme puedo afirmar que la industria petroquímica ha sido la aportación más importante del petróleo en los últimos 100 años.

A partir de esta industria podemos producir plásticos, fibras y cauchos sintéticos, solventes, detergentes, herbicidas, insecticidas, pinturas y adhesivos. La nuevas familias de plásticos, como les denominamos coloquialmente, son polímeros que tienen múltiples usos en sectores tan importantes como el automotor (cada auto tiene 400 kg de plásticos. México utiliza 1.6 millones de toneladas anuales de estos plásticos en la producción de cuatro millones anuales de autos y camiones), de la construcción, alimentario, de juguetes, médico, de consumo (prácticamente se usan en todos los tipos de envases, empaques y embalajes), en todas las áreas industriales y en la industria textil.

Tenemos plásticos rígidos o flexibles, conductores o aislantes, densos o ligeros, permeables e impermeables, transparentes u opacos. También los podemos clasificar como termoplásticos, termofijos y elastómeros. Cada día se diseñan mejores plásticos de ingeniería, como los que nos permitieron llegar a la Luna. Vivimos la era de los plásticos. Son muy importantes en nuestra vida, porque nos han ayudado a mejorarla, haciéndola más barata, más segura, más higiénica y más práctica.

Esta variedad de plásticos sustituyeron a la madera, cartón, vidrio, acero, cuero, cerámica, aluminio, barro y al mimbre. Por lo que podemos afirmar con toda certeza que es el mejor sustituto. Este hecho no ha sido valorado en su exacta magnitud. En primer lugar esta sustitución ha sido muy benéfica porque nos ayuda a ser más eficientes en el consumo de recursos naturales.

Por eso, la expresión de los ambientalistas fundamentalistas que quieren un “México, sin plásticos” es totalmente equivocada. En realidad mientras más plásticos utilicemos sustituyendo a los otros materiales, en esa medida estaremos consumiendo menos recursos naturales como agua y celulosa (árboles).

Pero sobre todo estaremos ahorrando emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se generan al usar combustibles fósiles, los cuales siguen siendo utilizados de manera intensiva como fuente de energía en nuestro país para los procesos productivos en calderas de vapor, y nuestra energía eléctrica sigue siendo producida en un 80 por ciento por la quema de estos combustibles fósiles, que además de calentar el planeta con sus emisiones nos generan daños a la salud por la contaminación atmosférica.

Ventajas ambientales y energéticas de producir plásticos

La producción de acero, vidrio y aluminio tiene consumos intensivos de agua y energía. Sus huellas ecológica e hídrica son mucho mayores que las de los plásticos. En el análisis de emisiones de GEI por transporte y distribución, simplemente no hay comparación ya que los plásticos tienen menor peso que los otros materiales. Lo mismo pasa con las huellas ecológica e hídrica de su reciclaje.

El que genera menos emisiones de GEI, consume menos energía y menos agua es el reciclaje de los plásticos, como las bolsas de polietileno (100 por ciento reciclables) que satanizaron la ONU Medio Ambiente y grupos como Greenpeace con argumentos falsos. Para resolver el problema de contaminación de los mares y océanos no se deben prohibir los plásticos.

Los que causan esta grave contaminación son dos mil 300 millones de habitantes de las costas de nuestro planeta en sus actividades urbanas, industriales, turísticas y sobre todo de pesca comercial y deportiva, arrojando irresponsablemente no solo plásticos, sino muchos materiales más y aguas residuales sin tratar. Lo que se necesitan son soluciones educativas, normativas y coercitivas para manejar adecuadamente todos nuestros residuos.

Las prohibiciones sin fundamento de diferentes plásticos por decenas de gobiernos estatales y de muchas ciudades de nuestro país fueron realizadas sin ningún análisis económico, ni evaluación de sus huellas ecológica e hídrica ni mucho menos de su verdadero valor sanitario, hoy quedaron sin efecto ante la pandemia. La bolsa de plástico de polietileno de baja densidad (que la usamos para separar nuestros residuos sólidos urbanos) en una evaluación de sus huellas ecológica e hídrica y un análisis de ciclo de vida (ACV) resultó ser la más barata económicamente contra las bolsas de papel, de polipropileno y de tela.

También es la que tiene menor huella ecológica y huella hídrica (que genera menos emisiones de GEI, utiliza menos agua y menos energía para su fabricación) y por supuesto es muy superior por sus propiedades sanitarias, es impermeable y resistente. Por eso está de regreso. Todas las ciudades del mundo que la habían prohibido, inmediatamente levantaron la prohibición ante la pandemia.

Todos (incluyendo la Ciudad de México) recomiendan de manera especial que usemos las bolsas de plástico (las que prohibieron) como la mejor forma de aislar no solo los residuos biológico-infecciosos, sino todos los residuos como cubrebocas, guantes, rafias, toallas, servilletas y papel higiénico que estamos usando para contener nuestras secreciones y fluidos que pueden estar potencialmente contagiados con el coronavirus.

Hoy están prohibidas las bolsas de reúso, sean de papel, de polipropileno o de tela porque debemos aislar de la manera más segura el coronavirus y eso se logra con el uso de la bolsa de polietileno y otros plásticos que nos sirven para evitar al máximo el contagio. Sabemos que vamos a seguir conviviendo siempre con este letal virus y con los que vengan en el futuro, por lo que estas prohibiciones simplemente deben derogarse. Son absurdas y no resuelven ningún problema del mal manejo que les damos no solo a los plásticos sino a todos nuestros residuos.

Legislación ambiental e incongruencias en el manejo de los residuos plásticos

Es más fácil prohibir la bolsa de plástico de polietileno de baja densidad y de algunos otros plásticos, que cumplir con las obligaciones de nuestra normatividad ambiental vigente. Mejor seguimos tirando más de 20 millones de toneladas anuales de residuos sólidos urbanos en mil 643 tiraderos a cielo abierto que existen en nuestro país, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat 2019) que generaron costos totales de degradación ambiental en el año 2018, de acuerdo con el reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por 75 mil 821 millones de pesos (pasivos ambientales).

Además ninguno de los tres niveles de gobierno cumple con su obligación de difundir la educación ambiental y conciencia ecológica, como lo señalan las leyes estatales de gestión de residuos y la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos desde 2004, para que separemos y aprovechemos nuestros residuos sólidos urbanos. Tampoco promueven la industria del reciclaje.

Por eso, México no recicla más del 10 por ciento del total de los residuos que genera y en el caso de los plásticos se reciclan solamente dos millones de toneladas anuales de las siete millones que se fabrican al año. EEUU tiene un 35 por ciento de reciclaje y Europa alcanza porcentajes hasta del 54 por ciento como Suiza, con 8.5 millones de habitantes que anualmente generan cuatro millones de toneladas de residuos sólidos urbanos (RSU/año) y cuentan con 30 plantas termovalorizadoras. México no tiene ninguna, con una generación de 44 millones de toneladas de RSU/año.

Nuestro país se encuentra retrasado 30 años en la gestión de sus RSU, respecto a los países desarrollados que practican la economía circular que significa la separación en fuente, acopio, reciclaje, reúso y valorización energética abandonando el obsoleto y contaminante “relleno sanitario”. Nosotros no separamos la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos para producir composta evitando decenas de millones de toneladas de emisiones de GEI, usándola como mejorador de suelos o para recuperar suelos erosionados. México tiene más de 17 millones de hectáreas con pérdida de suelo superficial (Semarnat 2002).

Necesitamos una campaña permanente nacional liderada por el presidente de la República a la que se deben sumar los 32 gobiernos estatales para cumplir los objetivos del Programa Nacional para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos en el nuevo esquema de economía circular.

Necesitamos unos 50 mil centros de acopio en todo el país para almacenar todos los plásticos para que sean reciclados, reusados o valorizados energéticamente. En cuanto a los municipios mi propuesta es que sigan barriendo y haciendo la recolección (previa separación en fuente) diferenciada de los residuos sólidos urbanos y que los lleven a unos 200 nuevos centros regionales de gestión integral de RSU donde se hará el acopio para enviar a reciclaje, a reúso o su valorización energética.

Evidentemente se deberán clausurar y erradicar los tiraderos a cielo abierto y olvidarnos de los “rellenos sanitarios” que son altamente contaminantes y costosos. También se debe cobrar la gestión integral de nuestros residuos sólidos urbanos como se hace en todo el mundo.

Por eso los fundamentalistas no tienen ningún argumento económico, ambiental ni sanitario al decir que los plásticos están acabando el planeta. Sabemos que es exactamente al revés. Son más baratos y nos permiten ahorrar recursos naturales y reducir las emisiones de GEI. Pero sobre todo porque nos ayudan como ningún otro material a cuidar nuestra salud. Nos ayudan a prevenir contagios y enfermedades.

De hecho las enfermedades gastrointestinales en nuestro país eran la primera causa de muerte en 1960 y 40 años después (Secretaria de Salud 2001) ocupaba la decimocuarta causa de muerte. Ese es el valor sanitario de los plásticos. Hoy no podemos vivir sin plásticos. Lo demás es solo palabrería.

* Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicación y Ambiente, AC

Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático

www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores

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