Legislación Ambiental

Las entrañas de las Organizaciones Campesinas

La historia de las organizaciones campesinas proyecta claroscuros. Sobre éstas pesa la incredulidad y el descrédito. Empero, sus acciones lograron poner en el centro del debate nacional la problemática del campo, que durante muchos años se mantuvo olvidado por los gobiernos neoliberales priistas y el autodenominado del cambio. Al frente de ellas figuran rostros conocidos y dirigentes que se han eternizado en sus cargos.

No existe un censo preciso para saber con cuántos militantes cuentan las organizaciones campesinas que integran el Congreso Agrario Permanente (CAP). Sus dirigentes sólo tienen estimaciones. Pero existe la sospecha por los datos que brindan, inconsistentes y contradictorios, que no son los que dicen tener. Y es que las 12 organizaciones del CAP, de acuerdo con sus datos, tendrían casi seis millones de agremiados, cuando el número de personas que se dedican a alguna actividad agropecuaria en México es de 8.6 millones. Incluso, algunos dirigentes reconocen que hay organizaciones sólo de “membrete”.

A continuación la radiografía de las principales organizaciones campesinas del sector social, aglutinadas en el CAP.

Confederación nacional campesina (CNC)

Es el brazo campesino del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y promotora del “voto verde” tricolor. Su número de agremiados se estima en tres millones, distribuidos en todo el territorio nacional. Impulsada por el ex presidente Lázaro Cárdenas se constituyó el 28 de agosto de 1938. Surgió para unificar a los campesinos en tiempos posrevolucionarios y su principal objetivo “es elevar el nivel de vida de los campesinos mexicanos”.

Organizaciones independientes reconocen que es una de las que mayor trabajo ha realizado en el campo, pero también critican sus prácticas corporativas, de desmovilización y mediatización de los campesinos, así como su apoyo a las políticas oficiales aplicadas por los gobiernos priistas, y los acercamientos que han tenido con la administración del presidente Vicente Fox.

La CNC no ha sido únicamente una organización campesina, sino que durante los gobiernos priistas, representó una “extensión del Estado mexicano en el medio rural para facilitar la aplicación de sus políticas. Es también un grupo de presión y en algunas situaciones puede mostrar discrepancias, pero invariablemente termina por disciplinarse”, plantea Horacio Mackinlay en su estudio “La CNC y el nuevo movimiento campesino (1989-1994)”.

En 1994 la CNC respaldó la firma del TLCAN, ahora tan criticado por los propios cenecistas. A una década de su firma, Hugo Andrés Araujo, en aquellos años secretario general de la CNC, comenta que ahora nadie quiere acordarse que aprobó ese acuerdo, el cual, añade, tuvo un “apoyo condicionado” por parte de su organización, ya que se consideró un medio para buscar más apoyos para el campo, lo cual no se cumplió y el resultado ha sido “devastador”.

En las negociaciones con el gobierno foxista, la CNC ha desempeñado un papel ambiguo. Primero dijo que no participaría en la movilización campesina del 31 de enero, después rectificó, aunque su líder, Heladio Ramírez López, no asistió. Para las mesas de diálogo con el gobierno de Fox la decisión, junto con otras organizaciones, fue no asistir al inicio del primer encuentro convocado por el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, para el 11 de febrero, sino que se hizo presente hasta dos días después.

Central campesina independiente (CCI)

Se creó el 6 de enero de 1963. Con el objetivo de gestionar necesidades agrarias de los núcleos ejidales solicitantes de tierra. Su propósito fundamental es pugnar por la certidumbre de la tenencia de la tierra y consolidar aspectos productivos.
Nació bajo el “símbolo de la unidad” y es una de las organizaciones que mayores escisiones ha tenido. En 1964 son expulsados, por “comunistas”, Ramón Danzós Palomino y Arturo Corona, quienes formaron la CCI-roja, vinculada, sin formar parte, al Partido Comunista, según la investigación de Rubén Mercado Terán, Reseña histórica de las organizaciones campesinas.

La CCI denominada “conciliadora” la encabezó Alfonso Garzón Santibáñez, y a finales de los sesenta se integró al PRI. En 1970 las pugnas por una diputación generaron una nueva fractura y se creó la CAM. En 1999 otra escisión generó la salida de Alfonso Garzón Santibáñez, dirigente que se mantuvo como secretario general de la CCI por 35 años.

Rafael Galindo, secretario general de la CCI, en entrevista, primero expresa no saber cuál es el número de agremiados que tiene su organización, pero comenta que hace un año la Secretaría de Gobernación lo calculó en dos millones de integrantes. Aunque se sincera: “ahora que si fuera la mitad, de todos modos son muchos. No tenemos una evaluación; es que hacer un padrón de militantes es difícil”.

El dato que sí sabemos –asevera– es que de los 2,400 municipios del país, tenemos presencia en 1,800. Finalmente, apunta: “estoy seguro que sí rebasamos un millón de militantes”. La CCI, que tiene mayor presencia en Puebla, Sinaloa, Veracruz Estado de México, Morelos, Hidalgo, Durango, Tamaulipas, Coahuila y Sonora.

Central independiente de obreros agrícolas y campesinos (CIOAC)

Es producto de la escisión de la CCI. El 16 de noviembre de 1975 la llamada CCI-roja se convirtió en la CIOAC. Sus objetivos son organizar a los trabajadores agrícolas y campesinos para defender sus intereses y derechos políticos, económicos, sociales y culturales. En los últimos años también se integró a la CIOAC el movimiento urbano-popular.

Federico Ovalle Vaquera, dirigente de este organismo, afirma que su número de militantes es de 380 mil, que se ubican en 28 estados del país, entre los que sobresalen Chiapas, donde tiene presencia en 78 municipios, Tabasco, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y San Luis Potosí.

Se define como una organización plural e independiente de los partidos. Su relación ha sido cercana al PRD.

Ovalle Vaquera reconoce que “hay organizaciones de membrete y muchas dirigencias impuestas y hasta poco honorables” y que “centrales que dicen representar más de lo que realmente tienen y me parece que circunstancias como las que vive el país van a generar condiciones para depurar a las organizaciones y, a lo mejor, hacer otro tipo de organizaciones más auténticas, y no nos deberíamos espantar”.

Confederación agrarista mexicana (CAM)

Surgió el 13 de septiembre de 1970. Es una de las tres escisiones de la CCI. “Éramos priistas, nos aliamos a grupos de izquierda y nos fallaron. En 1964 traje a Garzón para que fuera el dirigente de la CCI y en 1970 también lo expulsé y fundamos la CAM, porque ya había tres CCI, la de Danzós, la de Garzón y la de Serrano. Las diferencias fueron porque a nosotros no nos gusta el charrismo”, afirma el dirigente de la CAM, Humberto Serrano.

Para el año 2000, según datos del dirigente, su organización aglutinaba a 300 mil campesinos; sin embargo en una conversación en agosto de 2002, Serrano dijo tener 200 mil afiliados “pero reales, los tenemos empadronados” y “ese número lo mantenemos desde hace unos diez años”. Según estos datos contradictorios, su organización habría perdido 100 mil afiliados.

De filiación priista, la CAM tiene presencia en 17 estados, Distrito Federal, Querétaro, Morelos, Veracruz, Sinaloa, Colima, Guerrero, Puebla, Yucatán, Campeche y Chiapas, principalmente, además de Chihuahua, Sinaloa, Colima.

La organización se caracteriza por sus “recuperaciones” de tierra, “ya llevo 782 invasiones en 35 años. No creo que me las supere ni el subcomandante Marcos. Es un método válido, mientras una vaca tenga más derecho a la tierra que un campesino”, alardea Serrano.

Una de las propuestas insistentes de la CAM ha sido que el Estado cumpla su papel de rector establecido en la fracción 20 del Artículo 27 Constitucional y reformar también la fracción 15 del mismo precepto, donde “están todos los privilegios de la tenencia de la tierra a favor de particulares”, dice el dirigente de la central campesina.

–¿Cómo se mantiene una organización campesina? –se le pregunta a Humberto Serrano.

–Yo soy diputado del Distrito Federal y todas mis dietas se van íntegras al gasto de la Confederación Agrarista Mexicana.

En agosto pasado el dirigente decía que la relación con el gobierno actual era de confrontación, “porque nos están pegando a lo largo y ancho del país. Esas privatizaciones que hace a mansalva van a tener respuesta tarde o temprano”. También afirma que el reto más importante para las organizaciones campesinas era definir su “estrategia de lucha” y si “somos oposición o somos colaboracionistas del sistema de gobierno actual”. El dirigente se inclinaba por “ser oposición”, porque el gobierno privilegia las ONG, quiere particulares en el campo, y “Fox nos quiere acabar”, recalcó.

Sin embargo, fue uno de los dirigentes que asistió a la primera mesa de diálogo, el pasado 10 de febrero, convocada por el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, y rechazada por varias organizaciones del CAP.

Unión nacional de trabajadores agrícolas (UNTA)

Sus orígenes se remontan a 1973 cuando se creó el PST. En 1987 ese partido enfrentó divisiones y una parte de este “organismo de masas” decidió independizarse. El 28 de agosto de 1988 se constituyó la UNTA –encabezada por Álvaro López–, aunque al principio tuvo que pelear las siglas que también ostentaba el grupo que permaneció en el PST –liderado por Jorge Amador–. Entre 1987 y 1988 hubo dos grupos que ostentaban las siglas de la UNTA.

“Después de esto nosotros sufrimos una escisión –los integrantes de la Coduc estaban en la UNTA–, en el marco de un proyecto que tratamos de impulsar cuando éramos miembros del Partido Mexicano Socialista (PMS) y en 1988 convocamos a la creación de un Comité de Unidad Campesina, pero no se lograron los objetivos que planteamos. Coduc se separó por diferencias ideológicas”, apunta Álvaro López Ríos, dirigente de la UNTA.

La UNTA se define como una organización independiente de cualquier partido o del gobierno. Su número de agremiados es de 250 mil afiliados, señala Álvaro López Ríos. En 2000 el propio líder estimó entre 50 mil y 60 mil campesinos, ya que “no tenemos un padrón confiable, como ninguna central. Las organizaciones campesinas son una especie de tren donde unos suben y otros bajan”.

La UNTA tiene presencia en estados como Hidalgo, Puebla, Estado de México, Morelos, Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, San Luis Potosí, Chiapas, Campeche, Tabasco, Chihuahua, Sonora, Baja California, Veracruz, Campeche, Yucatán, Quintana Roo.

Sus objetivos principales, “como organización de izquierda” –integrada también por priistas y petistas–, son la “emancipación de los campesinos y la revaloración del sector agropecuario en el desarrollo nacional”.

Álvaro López acepta que ha habido fallas por parte de las organizaciones y sobre éstas “pesan sospechas” de que no responden a las demandas y necesidades de los campesinos, “eso no lo podemos evitar”. Ha habido errores que han generado desconfianza de los campesinos. También “pesa” la opinión de que las centrales se manejan por intereses políticos y también económicos.

Coalición de organizaciones democráticas de unidad campesina (CODUC)

Gran parte de sus agremiados militó en el Partido Socialista de Trabajadores, la UNTA y el PMS, cuando este último definió a sus organizaciones sociales como independientes del partido se formó la Comisión Organizadora de la Unidad Campesina (donde participaban el Movimiento de los 400 Pueblos, UNTA y CIOAC). El 18 de marzo de 1988 nació la Coduc.

Hoy, según su dirigente Ignacio Irys Salomón, la Coduc tiene 22 mil integrantes, “censados y credencializados”. En 2000 agremiaba, según el propio personaje, entre 35 mil y 50 mil, algunos de manera irregular, ya que “llegan, les resolvemos sus problemas y se nos van”. La Coduc abarca entidades como Campeche, Coahuila, Chiapas, Baja California, Distrito Federal, Estado de México, Guerrero, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quinta Roo, Sinaloa, Veracruz, Tabasco, Zacatecas, Puebla, Tlaxcala, Querétaro.

Su principio fundamental es mejorar condiciones de vida y de trabajo de los hombres del campo. Antes fue la lucha agraria. Simpatizaron con la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas para el año 2000.

Unión nacional de organizaciones regionales campesinas autónomas (UNORCA)

Surgió el 28 de marzo de 1985 como resultado de la unión de varias organizaciones con presencia regional. Su objetivo fundamental es influir en la definición de políticas de desarrollo de la sociedad campesina.

Sus agremiados suman 200 mil, distribuidos en 24 estados del país, como Baja California, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Coahuila, Durango, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro, Guanajuato, Puebla, Campeche, Tabasco, Yucatán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca.

Alberto Gómez Flores, secretario ejecutivo de la UNORCA, rechaza que su organización haya sufrido escisiones, pero reconoce que en 1998 salieron dos grupos reducidos, uno encabezado por Hugo Andrés Araujo, quien por “proyecto personal” y mediante un acuerdo abandonó la organización para integrarse a la CNC; el otro era un grupo de asesores, entre los que sobresale Gustavo Gordillo, íntimamente ligados al ex presidente Carlos Salinas de Gortari.

La UNORCA cuenta con militantes de diversas corrientes partidistas, sobre todo de filiación priista y perredista.

Unión general obrera, campesina y popular (UGOCP, Grupo Santa Cruz)

Fundada el 23 de noviembre de 1986, la organización estuvo ligada a corrientes políticas del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Pugna por la unidad de los trabajadores del campo y la ciudad, así como por crear espacios donde se resuelvan las necesidades agrarias, productivas, de organización y de bienestar de sus agremiados. Se rige bajo el principio de “pluralidad partidista”.

Enfrentó una gran división en 1992 a raíz de las reformas al Artículo 27 Constitucional. Una fracción, encabezada por Margarito Montes Parra, estaba a favor de éstas, pero “con reservas”, y la otra, liderada por Miguel Ángel Castro Cossío, decidió separarse.

El grupo encabezado por Castro Cossío conservó las siglas de UGOCP agregando el sufijo “Coordinadora Nacional”, que tiene presencia en estados norteños del país, principalmente Sonora y Sinaloa. Dejó de pertenecer al CAP.

La presencia del grupo de Margarito Montes se ubica en la Cuenca del Papaloapan, Oaxaca y Veracruz, Colima, Baja California Sur, Michoacán y Estado de México.

En 2000 la organización estimó contar con 10 mil familias. La UGOCP se define como una organización plural, donde coexisten simpatizantes de PRI y PRD.

Unión general de obreros y campesinos de méxico “jacinto lópez” (UGOCM)

Se fundó en mayo de 1949, impulsada por Vicente Lombardo Toledano, entonces dirigente del Partido Popular Socialista. Fue parte del Partido Socialista de México, que proclamaba posiciones antiimperialistas.

En la década de los cincuenta la UGCM “protagonizó las luchas campesinas más importantes del país, particularmente en Sonora, Sinaloa y Baja California, donde había grandes latifundios, muchos de ellos propiedad de extranjeros”, según documenta Rubén Mercado Terán.
Su principal dirigente fue Jacinto López, quien encabezó la lucha por la tierra en esa región, que culminó con la expropiación de Cananea Catla Company.

José Luis González Aguilera, secretario general de la UGOCM, indica que su número de agremiados es de 250 mil en todo el país, principalmente en Michoacán, Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Sonora, Baja California, Nayarit, Oaxaca, Tabasco y Campeche. Su perfil político es priista.

Acudió al inicio de la primera mesa de diálogo convocada por Usabiaga y acusó a quienes no acudieron de ser poco serios y manejarse por “caprichos”, ya que el tema de la sede es menor, dijo. Por lo que agregó, “algunos no quieren diálogo, sino confrontación”.

A pregunta expresa sobre si se tomaría su presencia en esta primera mesa como una traición a las organizaciones del CAP, el también diputado federal responde: hay que analizar quién ha traicionado, quién ha sido “comparsa” del gobierno, en la UGCM “no hemos sido trepadores de espacios políticos, ni buscamos puestos”.

Central campesina cardenista (CCC)

Nació el 10 de abril de 1988, a raíz del Frente Democrático Nacional que ese año apoyó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Presidencia. Se define como independiente de partidos, caudillos y personalidades. Empero, en 1991 se adhirió al Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, aunque en 1997 retomó su independencia.

Reporta 250 mil militantes. En 2000 decía afiliar 60 mil campesinos de cinco mil pueblos (1,500 organizaciones económicas de base y 300 empresas campesinas). Tiene presencia en 100 regiones del país, ubicadas en 22 estados. Sobresalen Veracruz, Oaxaca, Jalisco, Puebla, Sinaloa, Chiapas, Sonora, Hidalgo, Michoacán, Estado de México.

Su principio básico es “revalorar el papel del campesino en el desarrollo nacional, de acuerdo con el pensamiento de Lázaro Cárdenas”, señala Max Agustín Correa.

Consejo nacional de sociedades y unidades de campesinos y colonos (CONSUCC)

La Consuc nace el 23 de marzo de 1992, año en que termina el reparto de la tierra, cuando se modifica el Artículo 27 Constitucional, como una organización de desarrollo productivo, afirma Guadalupe Martínez Cruz. Asegura que su organización tiene en un padrón cercano a los 210 mil miembros en 27 estados del país.

La también senadora suplente fue fuertemente cuestionada por otros dirigentes del CAP, por asistir a las primeras mesas convocadas por el secretario de Agricultura, Javier Usabiaga. Al respecto señala que “más que nada son problemas de forma y no de fondo, ya que hay una coincidencia entre los problemas que exponemos todas las organizaciones y eso representa para mí una gran unidad”.

Siendo coordinadora del CAP, Guadalupe Martínez tuvo serias diferencias con dirigentes como Max Correa, al grado tal que en una conferencia de prensa se enfrascaron en una fuerte discusión. La Consuc tampoco asistió a la marcha del 31 de enero porque a decir de su dirigente tendría que agotarse primero el diálogo.

Unión campesina democrática (UCD)

La UCD se constituyó el 10 de abril de 1990. Surge a la par de la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988. Varias organizaciones buscaron crear una nueva central campesina de vanguardia, pero no se concretó y surgió la Unión Campesina Democrática, recuerda José Durán Vera.

De acuerdo con su último censo –indica– realizado en diciembre de 2001, la UCD registra alrededor de 450 mil agremiados, entre ejidatarios, comuneros, pequeños propietarios, jornaleros, jóvenes, mujeres, viejos, indígenas.

La UCD tiene presencia en 30 estados del país, con comités estatales y municipales. Sólo Colima y Tabasco no tienen comité estatal. Su mayor presencia está en Oaxaca, Michoacán, Guanajuato, Tlaxcala, Quintana Roo, San Luis Potosí, Aguascalientes y Tamaulipas.

El dirigente de la UCD, desde 1997, recalca: “participamos desde la lucha por la tierra, la justicia agraria, la comercialización, la producción, el asunto de la regularización de los vehículos extranjeros –dos veces hemos logrado esta demanda sustancial para los campesinos en el país–, la lucha por el agua, por la representación en los comisariados ejidales, tenemos hasta equipos de charrería, todo lo que es la vida campesina no nos es ajeno”.

Se define como una organización campesina independiente de partidos, aun cuando 90 por ciento de sus militantes participa en el PRD, siglas con las cuales ya han obtenido 36 presidencias municipales.

Alianza campesina del noroeste (ALCANO)

Sus antecedentes están en la Coalición de Ejidos Colectivos de los valles del Yaqui y Mayo. Nació en 1985 luego de una serie de manifestaciones en los estados de Sonora y Sinaloa ante la caída de los precios de garantía en granos básicos. La organización refiere que tiene 12 mil afiliados en 126 ejidos, entre pequeños propietarios y colonos de ambos estados. Su filiación es priista y estuvo presente en la primera mesa de diálogo convocada por Sagarpa.

Congreso agrario permanente (CAP)

Su antecedente se encuentra en la firma del Convenio de Acción Unitaria Campesina (CAUC) que firmaron nueve organizaciones nacionales (CCC, CIOAC, CODUC, CNPI, CNPA, UGOCP, UNORCA y UNTA) en noviembre de 1988. La CAUC fue una organización unitaria e independiente, pero efímera. Hubo un fuerte debate sobre si aceptar o no la propuesta salinista de crear el CAP, que algunos vieron como un intento de coptación y neocorporativismo. Finalmente, las organizaciones más importantes decidieron aceptar la oferta del nuevo gobierno, considerando que si la rechazaban perderían la oportunidad de influir en la política hacia el campo”, indica el libro Neoliberalismo y organización social en el campo mexicano, coordinado por Hubert Carton de Grammont.

En enero de 1989 la CNC convocó a la constitución del CAP, que formalmente se creó el 26 de mayo de ese mismo año. Lo integran: CNC, CCI, CCC, CIOAC, UNTA, UGOCM, CODUC, UGOCP, CAM, UNORCA y Alcano. La Consucc se sumó posteriormente.

La CNPA, la CNPI, el Movimiento Plan de Ayala y el Frente Democrático de Chihuahua no se incorporaron al CAP por considerarlo “un instrumento más de control del movimiento campesino”, refiere la investigación de Rubén Mercado Terán.

En el CAP existe una coordinación que se va rotando cada cuatro meses entre los dirigentes de las organizaciones que lo integran. Las formas de financiamiento del CAP y la mayoría de las organizaciones son por medio de cuotas de sus agremiados y recursos públicos, mediante convenios de concertación con las instituciones de gobierno federal y privadas.

El organismo ha subsistido tres sexenios, en los cuales ha desempeñado un papel importante para que la situación social en el campo no “estalle”. Es un “amortiguador propositivo”, ya que muchos de sus planteamientos se han convertido en políticas para el campo, aunque no al ciento por ciento, porque no tiene la influencia política y social que se requiere, plantean sus dirigentes.

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