Legislación Ambiental

¿Funcionó el experimento? TLCAN y sector agroalimentario

La agricultura de nuestro país tiene mucho que perder y poco que ganar en la firma, puesta en marcha y el desarrollo de un tratado comercial con los vecinos del norte.

Los siguientes cinco datos, como ejemplo, lo confirman:

Primero: Hemos importado alimentos que somos capaces de producir, por el valor de 78,000 millones de dólares desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que significa 23 veces el monto propuesto por el gobierno para la asignación del presupuesto para el campo en el próximo año.

Segundo: Las balanzas comercial agropecuaria y agroalimentaria presentan un déficit en el mismo periodo de 14,500 millones de dólares, que en palabras sencillas significa 5 veces el presupuesto propuesto para el sector agropecuario en el año 2003.

Tercero: La pérdida de empleos en el sector, según la Secretaría de Trabajo y Previsión Social es de un millón 780,000 empleos, y de ellos 600,000 productores se relacionan con granos básicos, y de todos nuestros porcicultores 40 por ciento ha abandonado la actividad, lo mismo ha sucedido con 24 por ciento de los productores de papa.

Cuarto: A pesar del TLCAN, que suponía atraería más inversión extranjera para el campo, generaría más empleo y aumentarían las remuneraciones de los trabajadores, la pobreza se ha incrementado, y según cifras oficiales, 69.3 por ciento del total de la población en el campo es pobre.

Quinto: El TLCAN ha ocasionado la transformación más drástica y profunda en la historia de la agricultura mexicana. Su presente y futuro han sido trastocados, la opción de vida en el campo, para la gran mayoría de los miles de productores está puesta en duda. Las organizaciones de productores pequeños, medianos y empresariales de maiceros, soyeros, trigueros, frijoleros, arroceros, paperos, algodoneros, manzaneros, porcicultores, ganaderos, etcétera, que representan la gran mayoría de los agricultores y ganaderos del país, claman por la suspensión del TLCAN, o por lo menos su renegociación. El Ejecutivo no escucha, ahora no ve ni oye, dice que todo está bien en el campo y que lo que existe frente al acuerdo comercial es puro amarillismo. El Poder Legislativo tiene la palabra.

El desglose científico-académico que nos llevó a dicho resultado se inició con el análisis de las asimetrías en recursos y condiciones naturales, asimetrías en infraestructura y parque de tractores, maquinaría y equipo, asimetrías en niveles de capitalización de productores y escala de la producción, brechas en apoyos a la investigación y al financiamiento, y diferencias en políticas agrícolas . El análisis siguió con estudios de productividad y de desarrollo tecnológico e importancia en el comercio mundial. Posteriormente seguimos con el abordaje, mediante los estudios de sistema producto o de cadenas productivas que hasta la fecha continúan (las primeras investigaciones se realizaron en porcicultura, lácteos, trigo, maíz, frijol, arroz, oleaginosas, caña de azúcar, café, cacao, frutas y hortalizas y subsector forestal), después los trabajos de investigación se centraron en los impactos y competitividad regional, tomando como ejemplo las regiones centro-norte y noroeste del país. En forma paralela continuamos con el análisis de las negociaciones que se realizaban por los cuadros políticos del régimen y en el cuarto de adjunto, quienes aceptaban siempre en desventaja el proceso de negociación. Luego, los estudios se centraron en el proceso de aceleramiento de la desgravación arancelaria sin un conocimiento mínimo por los negociadores de la situación en que ya se encontraba la mayoría de nuestros productores. El análisis continuo con la evaluación del impacto del TLCAN en el sector a 2 años, a 3 años, a 5 años, 8 años, y el día de hoy junto con ustedes a 9 años.

La seriedad de las investigaciones realizadas se fortalece porque no sólo fueron concretadas por nosotros, sino porque en muchos casos contamos con la intervención y participación de organizaciones de pequeños y grandes productores, de funcionarios y técnicos de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, de legisladores e investigadores de Estados Unidos y Canadá.

Vale recordar que los estudios sobre el TLCAN se iniciaron con las organizaciones de pequeños productores, continuaron con los medianos y ahora compartimos opiniones con gran parte de los grandes empresarios. Es también justo mencionar que las investigaciones se realizaron muchas veces en forma coordinada o en forma conjunta con académicos de la UNAM, UAM, El Colegio de México, y diferentes universidades y tecnológicos de provincia.

La conclusión ha sido la misma, y coincide con la presentada el 23 de abril de este año por el Banco Mundial, que por la importancia de dicha institución y el acatamiento de sus recomendaciones por nuestros gobernantes, me voy a permitir leer:

“Se puede decir que este sector (rural) ha sido objeto de las reformas estructurales más drásticas (la liberalización comercial impulsada por el GATT –y el TLCAN–, la eliminación de controles de precios, la reforma estructural sobre la tenencia de la tierra), pero los resultados han sido decepcionantes (subrayado por los autores) estancamiento del crecimiento, falta de competitividad externa y aumento de la pobreza en el medio rural; …Esto plantea un importante problema de política debido a que a partir de 2008 el TLCAN pondrá al sector en competencia abierta con Canadá y Estados Unidos.”

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