Legislación Ambiental

El cultivo orgánico siempre será mejor

Toda persona que cultive vegetales o frutas de una manera orgánica, es decir, utilizando fertilizantes o pesticidas no químicos, obtendrá siempre un producto de mejor calidad y el más beneficiado será, a fin de cuentas, quien los coma y deguste.

Sin embargo, los vegetales o frutas elaborados de manera orgánica no siempre se pueden obtener en un supermercado o con un distribuidor de mayoreo, y quienes tienen la posibilidad de obtenerlos de un biogranjero, pueden considerarse afortunados.

En México esto aún es más difícil, y aunque científicamente no se ha comprobado que un producto de referencia natural sea de mejor calidad al convencional, estudios comparativos han analizado el contenido vitamínico de las manzanas, la conservación de las zanahorias durante su periodo de almacenamiento, la calidad de las propiedades del trigo al ser horneado y el contenido de nitrato de legumbres.

Las investigaciones concluyeron que cuando un producto orgánico presenta mayor calidad, ésta se debe a otros factores, como el hecho de que lo cultivado fue estrictamente controlado, que la muestra es homogénea, que el periodo de estudio es muy largo y que se aplicaron varios métodos para su cuidado.

Otro aspecto es que existen métodos científicos que pueden calificarse como no comunes, con los cuales no se intenta describir el contenido del producto, sino más bien la frescura y la vida del mismo, y con esto se detectan diferencias en la forma en que fueron cultivados.

Las personas que han sido consumidores tradicionales de productos orgánicos por muchos años, tienen la firme convicción de que su tipo de alimentación les ha hecho bien y ha sido muy nutritiva. Pero lo cierto es que la ciencia todavía necesitará de más tiempo y de realizar más investigaciones para poder reconocer y diferenciar de manera contundente el valor que tiene el cultivo de productos orgánicos contra los convencionales.

En la producción masiva, los biogranjeros tienen mucho que perder, ya que se corre el peligro de que lo orgánico deje de ser una prioridad o un objetivo por alcanzar y peor aún, que ni siquiera preocupe la calidad del suelo donde crecerán nuestros alimentos.

Por fortuna, lo más probable es que la tendencia sea que granjeros, ingenieros, agrónomos, distribuidores y consumidores unan sus fuerzas para responsabilizarse por una producción más sana y la estructuración de paisajes óptimos. De continuar como hasta ahora, es decir, deteriorando nuestro entorno, llegaremos al punto en el cual nuestra madre tierra será considerada como la primera y última causa de nuestra salud, así como de nuestras enfermedades.

Por el contrario, todo lo que sea a favor del ambiente, como protección contra la erosión, mejorar la calidad del agua, impulsar y mantener la biodiversidad y proteger nuestros paisajes multifacéticos, redundará en un incremento de los cultivos orgánicos. Pero para impulsar los cultivos orgánicos, también son primordiales aspectos sociales y económicos, en los que hay que incluir la conservación de las granjas, el ofrecer un futuro óptimo para la población campesina mediante la revitalización de técnicas de oficio o del reforzamiento de las regiones como zonas importantes para el comercio, entre otras.

No se debe perder de vista que el cultivo orgánico posee una característica única, difícil de medir, y que se refiere a la muy arraigada creencia en algunos sectores de que existe otra forma de desarrollo, otro orden del mundo, más natural, en armonía con la naturaleza y no contra ella.

Crear conciencia sobre esta visión del mundo, debe ser una decisión unilateral, y en este sentido se deben enfocar todos los esfuerzos para que se elaboren productos de alta calidad por medio del cultivo orgánico.

La actual crisis de la enfermedad de las «vacas locas» (EEB) es un aviso de que lo orgánico no debe soslayarse, y entender que el biogranjero no sólo tiene la posibilidad de obtener vegetales, leche, quesos o carne de buena calidad, sino también entiende su oficio a plenitud y ofrece productos saludables.

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