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Más de 900 hectáreas de suelo en Zacatecas, infestadas de plomo, arsénico y otras sustancias tóxicas

Durante los años 80 y 90, la minera Real de Angeles fue el «orgullo económico» de la entidad. Ubicada en el municipio Noria de los Angeles, explotaba la veta de plata «a tajo abierto más grande del mundo». Sin embargo, a 23 años de que empezó su explotación sólo queda un enorme cráter, donde, se asegura, podría caber el estadio Azteca de la ciudad de México.

Actualmente es un desolado paraje contaminado por los residuos mineros, donde más de 900 hectáreas de tierras de cultivo y producción pecuaria se han perdido, debido al impacto ambiental negativo y la contaminación por plomo, arsénico y otras sustancias químicas tóxicas que se encuentran dispersas en suelo y aire.

Para explotar la mina fue necesario borrar del mapa, literalmente, la comunidad de Real de Angeles -que databa del siglo XVIII, para ser reubicada a 30 kilómetros de la veta-, porque «estorbaba» el proyecto, pues se encontraba «prácticamente sobre el yacimiento mineral» deseado.

Propiedad del grupo Frisco -consorcio del empresario Carlos Slim-, el gigantesco complejo minero fue construido y operado casi dos décadas en el municipio de Noria de Angeles, con una inversión inicial de 175 millones de dólares. El financiamiento provino de la Corporación Financiera Internacional, división del Banco Mundial; del Export-Import Bank of United States (Eximbank) y de Bancomer.

A pesar del grave daño ecológico, desde 1994 Minera Real de Angeles se ha mostrado renuente, por lo menos cuatro veces, a cumplir las resoluciones que la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) le han extendido para la remediación del daño ecológico de este lugar.

Fuente: La Jornada

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