Usar energías limpias para reactivar Latinoamérica tras la pandemia
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Usar energías limpias para reactivar Latinoamérica tras la pandemia

Olade aconseja implementar políticas públicas que impulsen a negocios vinculados a las energías renovables, la eficiencia energética y la sostenibilidad

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 10 de julio de 2020.— El Instituto de Recursos Mundiales México (WRI Mexico, por sus siglas en inglés), en conjunto con la Plataforma México, Clima y Energía, la revista Energía a Debate, la Global Alliance for Building Construction México, la Asociación Mexicana del Edificio Inteligente y Sustentable AC y el MIT Sloan Management Review Mexico, arrancaron este martes la Semana de la energía de la iniciativa Revolución Sostenible.

El evento fue enmarcado con un panel para analizar las oportunidades para la transición energética justa en México en el contexto de las crisis sanitaria, económica y climática globales.

Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), expuso el panorama del sector energético en América Latina y el Caribe. Celebró la capacidad de energía instalada de la región, y que las energías renovables representan un 25 por ciento de la oferta de energía primaria, muy por encima del promedio mundial, que ronda entre el 10 y el 11 por ciento.

Sin embargo, lamentó que en México “la participación de las energías renovables está muy por debajo del promedio regional”. Agregó que la crisis provocada por el COVID-19 tuvo un efecto profundo en la mayoría de los sectores, una situación que no se observaba desde 1929. “Observaremos un potencial encarecimiento de la deuda pública de los países de la región en el corto y mediano plazo, lo cual incide en el desarrollo de las energías renovables no convencionales.”

Destacó que es necesario implementar políticas públicas que levanten las barreras para el establecimiento de ecosistemas que propicien el desarrollo de negocios vinculados a las energías renovables, la eficiencia energética y la sostenibilidad.

Por su parte, Xóchitl Gálvez, integrante de la Comisión del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático y de la Comisión de Energía del Senado de la República, explicó que haber atentado contra la biodiversidad ocasionó que virus como el SARS-CoV-2 se propagara y que con el tiempo seguramente habrá otros, por lo que es importante reducir los contaminantes.

Criticó que muchos políticos creen que “lo único valioso es el llamado oro negro, y que no se dan cuenta que la transición energética tiene que ver con usar otros recursos que México afortunadamente sí tiene”.

“México tomó una pésima decisión al usar la crisis del COVID-19 como pretexto para sacar a la mala a las energías renovables. Puso una serie de trabas para que las nuevas plantas entraran a la matriz energética, y era al contrario, había que aprovechar que había una reducción del consumo y que México tiene una política de usar las energías más baratas primero, y primero iban las renovables.

“Venimos de una política totalmente ideológica. El presidente se quedó en los años setenta, y empezamos a producir petróleo perdiendo dinero”, criticó. Por ello, llamó a que México honre sus compromisos adoptados en el T-MEC y cree una matriz de energía basada en energías limpias, y a respetar las leyes en la materia.

“En México nos espera una gran lucha para por lo menos llegar al 35 por ciento de energías limpias para 2030”, consideró.

Por último, Katya Puga, consultora e investigadora en I+D+P, Investigación, Desarrollo y Participación Consultoría, habló de la oportunidad que se abre con una transición energética para una recuperación más justa y equitativa.

Expuso que la pandemia ha tenido un impacto desigual en la población, puesto que el perfil sociodemográfico de las personas que han muerto por COVID-19 así lo demuestra: Según datos del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), 71 por ciento de los fallecidos solo contaba con escolaridad primaria o inferior, y 35 por ciento realizaba un trabajo no remunerado, un trabajo en el hogar, o se dedicaba a la venta y trabajo ambulante.

También dijo que se perdieron 2.1 millones de empleos formales y 10.4 millones de empleos informales, y la vulnerabilidad de las poblaciones depende de la relación entre contaminación del aire asociada a los combustibles fósiles y las enfermedades crónico-degenerativas.

“En el contexto de la crisis sanitaria, muchos países han basado sus planes de recuperación en sectores que puedan generar empleos, crear valor local y generar beneficios ambientales, y en ese sentido reconocen el potencial de la transición energética para esto”, dijo.

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