No obstante que el nivel de electrificación en México se eleva a 94 por ciento, más de seis millones de mexicanos no tienen hoy en día acceso a este servicio, más de ocho millones no tienen agua y más de 15 millones no cuentan con servicios de saneamiento. El problema, al parecer, es que en su mayoría estas personas son indígenas.
La energía eléctrica es muy importante para el desarrollo y la exclusión de los mexicanos de este servicio elemental significa que unas 30 millones de personas no tengan acceso a él para emplearla con fines productivos o domésticos.
Las comunidades marginadas podrían mejorar sustancialmente sus condiciones de vida, pues usarían la energía eléctrica en procesos productivos como refrigeración de alimentos, agricultura, acuacultura, avicultura y ganadería, en empacadoras de alimentos, en talleres artesanales, madererías, en la producción de materiales para construcción y en hornos y panaderías, entre otras actividades.
Para electrificar comunidades rurales e indígenas con más de cien habitantes se requieren inversiones aproximadas
de 4,000 millones de pesos, sólo en cuanto al costo de infraestructura. Si se quiere alcanzar el 100 por ciento de electrificación, se necesitarán más de 7,000 millones de pesos.
Hoy en día existe el riesgo de que el nivel de electrificación de México no mejore como consecuencia del crecimiento de la población y las limitaciones del presupuesto que el gobierno federal aplica para tal propósito.
Acciones conjuntas
La Fundación Nacional para el Desarrollo a Través de la Energía, AC (Fundenerg) es un organismo comprometido en complementar las acciones del sector público con iniciativas concretas, efectivas y rápidas, para expandir los beneficios de la electrificación y su uso productivo bajo un esquema de desarrollo sustentable en comunidades rurales e indígenas.
La Fundenerg compromete a las instituciones académicas y a los sectores público, social y privado en el apoyo de acciones dirigidas a realizar un uso adecuado de la energía en las comunidades. También fomenta la cooperación técnica entre México y otros países que desarrollan actividades similares.
Sus programas se fundamentan en la aplicación de soluciones factibles y eficientes, siempre sustentadas en criterios demográficos adecuados al entorno de las comunidades. De igual manera, se diseñan en coordinación con las prioridades nacionales para dichas comunidades.
Uno de los primeros pasos que realiza la organización consiste en identificar y evaluar necesidades, seleccionar las tecnologías más adecuadas para cada caso y realizar proyectos específicos al entorno. Se le da prioridad al cuidado y a la protección del ambiente con la promoción de tecnologías que utilicen energías renovables como las microhidráulicas, las eólicas, las solares y la biomasa.
La fundación obtiene recursos humanos, técnicos y financieros de instituciones financieras, bancos de desarrollo, empresas especializadas que fomentan tecnología novedosa y amigable con el ambiente, productores externos de energía, organizaciones no gubernamentales y de individuos y empresas en general.
Proyecto bahía de los ángeles
En Baja California, la empresa Cableados Industriales realiza un proyecto de electrificación rural en Bahía de Los Ángeles, en el cual se aprovecha la fuerza del viento para generar energía.
Con este desarrollo se benefician más de 13,000 habitantes de la comunidad de pescadores de San Francisquito (Bahía de Los Ángeles) y la inversión es mayor a 800,000 dólares. Se espera que el plan tenga un efecto multiplicador en otras comunidades, en tanto que en San Francisquito los habitantes tendrán aire acondicionado en una región donde las temperaturas llegan a los 45 grados centígrados.
La comunidad tendrá también acceso a agua fría potable, lo que ayudará a mejorar las condiciones de salud, mejorará la comunicación a distancia, la refrigeración para conservar el producto de la pesca y que éste pueda ser comercializado en otras comunidades, además se mejorará la educación local.
La Fundenerg trabaja en la localización de comunidades que necesiten electrificación en los estados de Veracruz, Hidalgo, Chihuahua y Oaxaca, para posteriormente obtener los fondos y aplicarlos en dichas zonas. En la mayoría de las comunidades seleccionadas por la Fundación, sus pobladores padecen de enfermedades gastrointestinales, carecen de agua potable y, por consiguiente, preparan sus alimentos en condiciones poco higiénicas.
La electrificación permite también el almacenamiento de vacunas en sistemas de refrigeración, lo que coadyuva a prevenir epidemias y mejora el equipamiento de las clínicas de salud con mejor infraestructura.
