Energía

Horario de verano ventajas y beneficios

En los últimos 15 años, la generación de electricidad ha mostrado tasas de incremento promedio anual cercanas a 5.5 por ciento y en 1995 el servicio público de energía eléctrica llegó a 95 por ciento de la población mexicana, con lo cual prácticamente todos los ciudadanos gozan hoy de este beneficio.

La política en el sector eléctrico ha consistido en darle prioridad al fortalecimiento de las áreas de transmisión y distribución, así como alentar la participación privada en la generación de energía, mediante la producción independiente, el autoabastecimiento, la cogeneración y la pequeña producción.

Entre los objetivos específicos que se han fijado como metas, están el propiciar una expansión rápida y eficiente del sector, contribuir a la competitividad global de la planta productiva, aprovechar la ventaja relativa de México en materia energética, coadyuvar a un desarrollo regional más equilibrado, apoyar el adecuado desenvolvimiento de las empresas públicas del sector, impulsar el desarrollo de las actividades relacionadas directamente con el sector, mejorar las condiciones de trabajo de quienes laboran en el sector, mediante el impulso a la productividad y promover el ahorro y uso eficiente de energía.

En cuanto a este último punto, con el horario de verano se pretende hacer un uso más racional de la luz natural y aprovecharla más ampliamente.

Según Ernesto Martens, secretario de Energía, los hogares mexicanos ocupan el segundo lugar en consumo de energía eléctrica y gran parte de ésta se emplea en la iluminación.

Al contar con luz natural por más tiempo, los ciudadanos encienden las luces más tarde y esto ayuda a reducir el consumo de electricidad. De igual manera, en las horas de mayor demanda, entre siete y diez de la noche, la población se duerme más temprano y evita el uso de iluminación en un periodo en el que resulta muy caro producirla, ya que es necesario que algunas plantas aumenten su capacidad de generación y quemen los combustibles más costosos.

Desde la aplicación del horario de verano, el ahorro acumulado en los primeros tres años ha sido de tres mil 055 millones de kilovatios-hora, equivalentes al consumo de 150 millones de focos de 60 vatios encendidos una hora diaria durante todo un año.

Es importante aclarar que el consumo de energía eléctrica que implica el uso de las luces por la mañana durante periodos cortos al inicio y al final del horario de verano, no es tan significativo si se compara con la energía que dejamos de consumir al encender los focos una hora más tarde al caer la noche.

Las cifras son por demás elocuentes: durante el periodo de verano, por las mañanas se encienden alrededor de diez millones de focos que antes no se encendían; en cambio, por las tardes se dejan de encender aproximadamente 100 millones de focos durante una hora.

Por otra parte, a pesar de que México es un país tropical, durante el verano los días son más largos, y en esa época del año aumentan las horas de sol. Al adelantar el reloj durante ese periodo se aprovecha de mejor manera la luz natural.

Actualmente, 75 países en ambos hemisferios aplican el horario de verano y esto incluye a naciones tropicales como Australia, Brasil, Cuba y Paraguay. Es decir, al aplicar el horario de verano, estos países recorren temporalmente sus husos horarios hacia el este, o sea, hacia la salida del sol, con lo que amanece y anochece más tarde.

El horario de verano se estableció por primera vez en México en 1942, cuando se aplicó en Baja California; en Yucatán se instituyó en 1981, y en Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en 1988.

Sin embargo, para que una medida de este tipo cumpla con sus propósitos cabalmente, necesita aplicarse de manera generalizada y contar con la colaboración de todos sus habitantes.

En este sentido, desde 1992 se realizaron las primeras reuniones para estudiar la conveniencia de adoptar esta medida, por ello en los siguientes años se llevaron a cabo análisis y consultas con líderes de opinión y encuestas con base en muestras representativas a fin de ponderar los beneficios que se obtendrían, así como evaluar la aceptación que podría tener. El resultado fue que 72 por ciento de la población estuvo de acuerdo con la adopción de este nuevo horario.

El horario de verano es una práctica que nos acerca a lo natural, a un ajuste normal de nuestros organismos a los amaneceres cambiantes por las mismas estaciones.

Según estudios médicos, se ha comprobado que el ser humano tiene la capacidad de adaptarse a los cambios de horario en un tiempo máximo de 72 horas o en una semana en casos de sensibilidad extrema. Se ha comprobado también que el horario de verano no afecta la capacidad de aprendizaje o de concentración.

El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México indica que en países con amplia experiencia en el cambio de horario durante el verano no se han encontrado alteraciones orgánicas significativas y, por el contrario, sí se armoniza el funcionamiento del organismo al aprovechar al máximo posible los tiempos de luz solar diaria.

En cuanto a los niños, ellos enfrentan muchos factores asociados a los horarios de vigilia y sueño, y al igual que los adultos, su periodo de adaptación al horario de verano no debe ser mayor a 72 horas. Lo importante es que mantengan su rutina previa al momento de acostarse y que sus actividades se lleven a cabo de acuerdo con el nuevo horario.

Con el horario de verano se evita la combustión de dos millones de barriles de petróleo que podrían ser utilizados en el proceso de generación de energía eléctrica; además las diferencias de horario se mantienen constantes durante todo el año con naciones con las que México sostiene importantes relaciones comerciales, lo cual resulta fundamental para el desarrollo económico del país.

Por su parte, Ernesto Martens expuso que el programa de verano, que este año durará tan sólo cinco meses, promueve un ahorro en el momento de mayor demanda de energía para el país, lo que da como resultado una reducción significativa de aproximadamente 900 megavatios (MW) y esto equivale a no invertir en plantas de generación, subestaciones, líneas de transmisión y distribución, evitándose un desembolso del orden de 600 millones de dólares.

El funcionario explicó que al disponer de más horas de luminosidad natural al final del día, se propician las condiciones adecuadas para la recreación al aire libre, estimulando con ello una mayor convivencia familiar; asimismo, al término de su jornada laboral, los trabajadores pueden desplazarse hacia sus hogares con mayor seguridad.

Asimismo recordó que la decisión de reducir el periodo de este horario de siete a cinco meses (que entrará en vigor el primer domingo de mayo y terminará el último domingo de septiembre), responde a los reclamos e inconformidades que la población manifestó al presidente de la República, Vicente Fox, durante su campaña política con relación a este tema.

Al referirse a la postura del jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, el titular de Energía consideró que todos tenemos que trabajar para buscar el bienestar de nuestra población y hacer eco a sus propuestas, por ello la decisión de no establecer el horario de verano responde a las solicitudes de la ciudadanía.

Y precisamente, dijo, tuvieron mayor peso las peticiones de la ciudadanía, a pesar de que esa determinación tendrá un efecto desfavorable para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y para Luz y Fuerza del Centro (LFC).

Por su parte, Alfredo Elías, director general de la CFE, comentó que la «hora pico», es decir, cuando todo el país demanda mayor energía eléctrica, es aproximadamente a las siete de la noche, por lo que si se cuenta con una hora más de luz natural se puede distribuir mejor la energía que se requiere en dicho periodo.

El ahorro consiste, explicó, en que una planta generadora deja de trabajar en su abastecimiento de energía para el país. Se trata de una planta que costaría aproximadamente 600 millones de dólares (ahorro que ya se mencionó).

Por último, en la medida en que seamos una sociedad más desarrollada y que la población sea mayoritariamente urbana, se irá presentando la necesidad de tener mayor conciencia del uso racional de nuestros recursos naturales y económicos.

El horario de verano nos ayuda a cuidar tanto nuestros recursos naturales como los económicos y a difundir una cultura general del cuidado de la energía.

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