Energía

Enfoque equivocado, derroche innecesario Legislación Incorrecta

En el problema de los askareles es más preocupante la falta de información sobre el uso y disposición final de estos materiales, que el daño que realmente puedan ocasionar al ser humano, a otros seres vivos y al ambiente. La legislación actual es inadecuada para abordar la problemática del manejo, uso y destrucción de los askareles.

Conocidos también como bifenilos policlorados (BPC), los askareles (que son líquidos), mientras se mantengan dentro del transformador en operación y sean constantemente monitoreados para evitar posibles fugas, no representan ningún riesgo y se pueden almacenar el tiempo que sea necesario hasta que se desarrollen tecnologías más eficientes y baratas que las actuales, y que sean capaces de eliminar dichas sustancias.

El asunto de los askareles está mal enfocado porque los compradores de los equipos que contienen estos materiales lo hicieron de buena fe pero sin saber que estaban adquiriendo un gran problema. Con la actual legislación, al comprador (ya sea Comisión Federal de Electricidad, Luz y Fuerza del Centro, Pemex o un particular) se le carga la responsabilidad de tener que destruir un equipo que fue suministrado por el fabricante.

Se debe responsabilizar directamente a la empresa que fabricó dicho compuesto, por ejemplo, ¿que pasaría si un padre de familia, después de mucho esfuerzo, comprara una casa del Infonavit y 15 años después le informaran que la varilla con la que fue construido su hogar es radiactiva y que él, como dueño, debe demoler la construcción, además de encargarse de confinar el material peligroso? ¿Acaso no se trata de una situación injusta?

El problema es peor aún, cuando las compañías o el particular involucrado en la compra de transformadores contrata los servicios de una empresa supuestamente «especializada» en el uso y disposición de materiales peligrosos, le cobra una verdadera fortuna y de la noche a la mañana desaparece o el usuario mal informado y espantado por la legislación vigente se deshace de los equipos contaminados vendiéndolos a los chatarreros quienes los destruyen sin ningún control o supervisión.

Tal es el caso de empresas que alguna vez existieron, como Ecolab, Tijuana Equilibrio Ecológico, SA (TEESA), que en realidad no dispusieron de los askareles de manera profesional y que probablemente los tiraron al mar, al desierto o fueron abandonados en algún puerto. Eso sí es un problema, es decir, el que las autoridades permitan que operen compañías irresponsables, que lo único que hacen en serio es enriquecer a sus propietarios para luego desaparecer.

Con 10 años de laborar en la empresa IEM como jefe del piso de pruebas de transformadores y 28 años en Luz y Fuerza del Centro, puedo asegurarle al lector que si el askarel es manejado de manera adecuada no afecta a la salud.

Por otra parte, el askarel, aceites minerales clorados o inerteen pyranol, tiene la característica de poseer una excelente rigidez dieléctrica, alta temperatura de inflamación, un peso específico de 1.5, es no biodegradable, cancerígeno y muy difícil de destruir. El costo para destruir un transformador de 1000 KW con un peso de 6,500 kilogramos es de 65,000 dólares (unos 650,000 pesos). Un transformador nuevo cuesta 125,000 pesos.

Las erogaciones para destruir un transformador con askareles corren por cuenta de las empresas estatales, pero con cargo al pueblo de México, cuando debería de ser el fabricante que vendió el equipo quien remediara el problema e hiciera el cambio por un equipo sin askarel. ¿No les parece que México ya ha pagado cientos de millones de pesos por algo que no generamos?

Una propuesta aún más económica es mantener operando los transformadores que contengan askareles y monitorearlos los 365 días al año, para corregir pequeñas fugas hasta que surjan soluciones más seguras y económicas para la disposición y tratamiento de estos materiales. Y hasta que nuestro gobierno defina cómo le va a cobrar a los fabricantes que generaron este problema. ¿O acaso debemos seguir pagando para que nuevas empresas llenen sus arcas y después abandonen los contenedores?

Tenemos que generar un cambio de manera conjunta para crecer como nación.

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