Energía

Atribuyen casos de cáncer a radiación electromagnética en NL

Una veintena de habitantes de la colonia Topo Grande han enfermado; la mayoría ya murió. Activistas sostienen que se violan normas internacionales y recomendaciones de la OMS

MONTERREY, NL.— En un hecho que médicos han calificado de extraordinario y “muy grave”, más de 20 personas, la mayoría niños y jóvenes, han enfermado de cáncer en una colonia de esta ciudad en los pasados ocho años, sin que alguna autoridad de salud o de medio ambiente, local o federal, haya informado sobre la causa de este problema a los familiares de los pacientes, la mayoría de los cuales han muerto.

Los afectados, vecinos de la colonia Topo Grande, en el municipio metropolitano de Escobedo, suponen que la incidencia de cáncer se debe a la radiación electromagnética producida por las líneas de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de la transnacional Iberdrola que pasan por encima de la avenida Las Torres para abastecer de energía a grandes industrias regiomontanas.

Las autoridades estatales de salud analizaron el agua y el suelo del lugar y al parecer no encontraron anomalías, pero nunca entregaron a los vecinos los resultados de dichos análisis.

La CFE asegura que las torres de alta tensión no son dañinas; sin embargo, grupos ecologistas locales sostienen que en muchas ciudades de Europa se han prohibido las líneas aéreas de alta tensión por su probable relación con cáncer y leucemia, entre otros padecimientos.

Alejandra Domínguez Salcedo, vecina de la calle Covadonga número 223 del fraccionamiento mencionado, es madre de Héctor Arturo Peña Domínguez, quien murió en el año 2000 de cáncer osteogénico. Durante meses, señaló, su hijo de 15 años estuvo expuesto a la radiación electromagnética de las torres de alta tensión, pues debajo de éstas se construyeron canchas de futbol y áreas verdes, las únicas del lugar.

“Entre abril y mayo de 2000 mi hijo comenzó a presentar una dolencia en la pierna izquierda, en la tibia.”

Al principio creyeron que sólo era un golpe que había recibido jugando futbol. “El doctor que lo revisó entonces nos dijo que era una inflamación. Le dio un medicamento para el dolor y todo quedó ahí.

“Sin embargo, en días posteriores la dolencia aumentó, hasta que una madrugada empeoró y lo llevamos al hospital, donde le tomaron una radiografía y diagnosticaron que se trataba de cáncer en los huesos. Lo internaron en junio para practicarle más estudios en el hospital de zona 21 del Seguro Social y luego lo trasladaron al número 25, donde confirmaron el diagnóstico.” El 3 de octubre de 2000 murió.

“La muerte de un hijo es un dolor muy grande, pero luego me enteré de que en nuestra calle (Pedraforca) a un amigo de mi hijo le empezó a doler el estómago y le detectaron un linfoma de Burkitt.”

El asombro de la familia Peña Domínguez creció al enterarse de que en la colonia se habían detectado una veintena de diversos tipos de cáncer.

“La vecina de enfrente tuvo cáncer de mama. Más allá un anciano murió de un tumor en el cerebro y una chica, en la misma calle de nosotros, resultó con cáncer cerebral. Fueron cinco casos sólo en Pedraforca. Nos preguntábamos qué estaba pasando.”

El recuento siguió. “Doña Barbarita también murió de un tumor en el estómago, y la esposa de don Goyito de cáncer en la garganta. Y luego nos enteramos de que otro niño tenía cáncer en la columna.”

Alberto Siller, médico del Seguro Social que atendió a su hijo y a algunos de sus amigos, “se sorprendió cuando me vio de nuevo acompañando a una vecina, porque su hijo estaba internado. Platicando con él sacamos cuentas de que ya eran nueve casos de cáncer, y nos dijo que era muy grave que en una sola colonia hubiera tantos”.

Acciones oficiales sin resultado

Los vecinos pidieron a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) una investigación. Esta última rechazó la petición y el delegado José Luis Tamez Garza ordenó que la denuncia fuera “canalizada a la Subsecretaría de Ecología y a la Secretaría de Salud del estado”. La Semarnat no respondió.

El 30 de noviembre de 2000 la Secretaría de Salubridad de Nuevo León encargó el asunto al subsecretario de Regulación y Fomento Sanitario, Sergio Maltos Uro.

“Al principio Maltos ordenó estudios de agua y suelo. Él mismo nos dijo que eran demasiados casos de cáncer en un solo lugar. Le dimos una lista y comenzaron a indagar, casa por casa, y reconocieron primero tres casos, posteriormente ocho, 11… Ahí fue cuando empezaron a minimizar las cosas. Nosotros les preguntábamos qué estaba ocasionando eso, y Maltos sólo decía que era normal.”

Sin embargo, aseguró Domínguez Salcedo, el ingeniero Guillermo Roldán Cañas y los médicos Wendy Lozano y Jesús Aguilar, quienes hicieron la verificación, se comprometieron con los vecinos “a realizar una investigación a fondo, por su cuenta, porque les intrigó el caso”, pero nunca regresaron.

“Acudimos también a la CFE, donde se nos dijo que no era problema de ellos, que las torres de alta tensión no hacían daño, y nunca quisieron decirnos cuál es el voltaje. Sin embargo, alguien nos comentó que esas torres conducían 400 mil voltios para los hornos de Hylsa.”

El 5 de marzo de 2002 el ayuntamiento de Monterrey, encabezado por el panista Felipe de Jesús Cantú, otorgó a Iberdrola un “permiso especial para trabajos en la vía pública y para abrir zanjas para la instalación de 35 postes y cableado eléctrico” de alta tensión en la avenida Luis Mora, que atraviesa las colonias Pedro Lozano, Garza Nieto, Industrial y Fraccionamiento Bernardo Reyes.

Este tendido es para distribuir la energía que Iberdrola produce en sus centrales de ciclo combinado a empresas regiomontanas como Grupo Alfa-Pegi, FEMSA-Cervecería, Hylsa, Grupo Arca, la acerera IMSA y cementera Apasco, entre otras compañías.

Ciudadanos y organizaciones se quejaron ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que emitió la recomendación CNDH/32/2003, dirigida al presidente del Congreso de Nuevo León y al ayuntamiento de Monterrey, “por la violación a los derechos humanos de legalidad y seguridad jurídica derivados de la indebida prestación de servicio público (…) al otorgar permisos irregulares —basados en un derecho de vía expedido desde hace 50 años a la CFE— para trabajos en vía pública a una empresa (Iberdrola) que instalaría torres de alta tensión en áreas de casas habitación”. Las autoridades ignoraron la recomendación.

Vecinos, dispuestos a ir a La Haya

Con el antecedente de lo ocurrido en Topo Grande, vecinos de cuatro colonias afectadas han emprendido una lucha por conducto del Comité Ecológico Pro Bienestar, y advierten que están dispuestos a llegar a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Guillermo Martínez Berlanga, integrante del comité, indicó: “Desde que llegó Iberdrola a Monterrey advertimos que esta empresa tenía un negro historial ambiental con sus torres de alta tensión y sus campos electromagnéticos en la vía pública, pero sobre todo por violaciones a todas las normas internacionales.

“Nos enteramos de que en Madrid los obligaron a encapsular y enterrar sus líneas de alta tensión y los multaron con más de 24 millones de euros. Además, la autoridad municipal de Madrid los obligó a cumplir las disposiciones internacionales.”

Lamentablemente, señaló, el ex alcalde de Monterrey, Felipe de Jesús Cantú, del PAN, reconoció que “la empresa lo tenía atado de manos y arrodillado, y que no podía negarles los permisos”.

Martínez Berlanga aseguró: “Está comprobada por el Instituto Karolinska de Suecia (encargado de otorgar el Premio Nobel en medicina), por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Mexicano del Seguro Social y cientos de académicos e institutos muy prestigiados la relación perversa que existe entre los campos electromagnéticos y la salud humana.

“El instituto sueco hizo un estudio con un muestreo de cinco mil niños con exposición directa al electromagnetismo que generan las líneas de alta tensión, y encontró una relación directa con leucemia, tumores en el cerebro, deformaciones congénitas, problemas de salud muy graves, además de estrés, dolor de cabeza y fallas en el sistema inmunológico.

“Al parecer, a Iberdrola le tienen sin cuidado estos problemas, así como a algunos malos empresarios de Nuevo León, porque esto es nada más cuestión de pesos y centavos para ellos.

“Como ecologistas, exigimos que esta empresa no nos haga ningún favor, nada más que cumpla las disposiciones, que se apegue al estricto ordenamiento internacional y que no venga a tratar de reconquistarnos como en la época de la Colonia, corrompiendo a funcionarios y empresarios sin que nadie ponga orden.

“Tenemos los recursos legales y jurídicos, y los estamos empleando. Ya tenemos algunas recomendaciones de las comisiones de derechos humanos local y nacional. Tendrán que actuar, porque si no acudiremos a la ONU y demandaremos a Iberdrola en la Corte Internacional de La Haya para que les duela en su dinero, en sus inversiones, y en desprestigio internacional por ser una empresa a la cual no le importa la salud de los habitantes”, finalizó.

Fuente: La Jornada

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