Desarrollo Urbano

Nace el nuevo aeropuerto y ¿muere el proyecto para salvar el lago de Texcoco?

Agua… ese es el tema del nuevo milenio y uno con el que los mexicanos hemos tenido que convivir desde que llegaron nuestros antepasados hace miles de años

nace-muereMéxico, D.F.— En el Segundo Informe de Gobierno, el país se enteró del nuevo proyecto del presidente Peña Nieto. Se trata de un aeropuerto de gran tamaño que podría suplir las carencias del viejo aeropuerto Benito Juárez. Pero para hacerlo necesita un espacio, él dijo que tenían terrenos federales, a lo que José Luis Luege Tamargo, ex director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), contestó no muy feliz:

“Durante mi gestión se adquirieron mil 700 hectáreas para fortalecer la vocación reguladora del lago de Texcoco frente a la temporada de lluvias en el Valle de México. Es falso que se compraran para construir un nuevo aeropuerto.”

Pero, ¿por qué se puso así este ex funcionario? ¿Qué significado tiene esta zona para la ciudad y para el centro del país en general? ¿Por qué debería importarnos tanto el lago de Texcoco? La respuesta es uno de los problemas más grandes que tenemos: el agua.

El lago de Texcoco y el aeropuerto

Agua… ese es el tema del nuevo milenio y uno con el que los mexicanos hemos tenido que convivir desde que llegaron nuestros antepasados hace miles de años.

Los tenochcas (mexicas) habían hecho sus propias obras hidráulicas para hacer posible su existencia en esta región. Hablamos de enormes depósitos de agua, diques, calzadas y delimitaron zonas para que solamente ellos pescaran.

Si los tenochcas construyeron una de las ciudades más habitadas del mundo y fundaron uno de los imperios más importantes, se debe, en parte, a su habilidad para explotar económicamente los lagos de los que estaba rodeada. Aun así, los lagos inundaron la ciudad en repetidas ocasiones. Así, los españoles, al asentarse y transformar Tenochtitlan en la ciudad de México, comenzaron a desecar los lagos para que la ciudad creciera (lo que no pudieron evitar es que se siguiera inundando).

Desde entonces y hasta la fecha, uno de los grandes problemas de la ciudad es que lucha contra su propia naturaleza lacustre. La ciudad está en un lago, el centro del país era un inmenso lago… ¿por qué parece no haber ningún proyecto que lo contemple?

Bueno, de hecho, sí lo hubo: El proyecto Lago de Texcoco.

La ciudad de México ha multiplicado su población de manera exorbitante. Esta situación se ha descuidado desde los años cincuenta del siglo pasado, en los que las autoridades que regían al Distrito Federal (que dependía directamente del Poder Ejecutivo -PRI) decidieron que la ciudad no debía crecer más, así que negaron permisos de construcción… aunque la gente siguió viniendo y la ciudad siguió creciendo. Ante los asentamientos ilegales, las autoridades sólo hicieron como si no existieran.

El crecimiento de la ciudad dejó de ser planeado y comenzó a ser caótico, las áreas importantes de recargue de agua (bosques, ríos, lagos y barrancas) han sido ocupadas y ahora estamos con una ciudad que toma más agua de la que permite que se recargue.

Quien haya visto el documental H2OMX, sabrá muy bien que si de algo sufre nuestra ciudad es del agua, no sólo por las inundaciones, sino porque no es una ciudad sustentable y muy pronto no tendremos agua suficiente para todos nosotros. Es por eso que un proyecto que haga la ciudad más sustentable y autosuficente es necesario y urgente.

El sur y el poniente de nuestra ciudad se han llenado con millones de habitantes, y toda el agua que cae ahí, en vez de recargar nuestras reservas, se va por el drenaje hacia el Golfo de México.

Hasta ahora, en vez de poner un orden al crecimiento de la ciudad, sólo se ha tratado de retrasar los problemas. Fue a partir de 1965 que los ingenieros mexicanos Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank comienzan a idear un proyecto para salvar el antiguo lago de Texcoco y, así, resolver el problema de las inundaciones, abastecer de agua a la zona metropolitana, recargar los acuíferos y limpiar el aire.

El ingeniero Carrillo murió en 1967, pero se creó la Comisión del Lago Texcoco y se asignaron diez mil hectáreas al proyecto, a cargo de Cruickshank. Después, un grupo de arquitectos (Teodoro González de León, Alberto Kalach, Gustavo Lipkau y Juan Cordero), junto a diversos urbanistas, ingenieros, filósofos, políticos y biólogos mexicanos, han retomado el espíritu del proyecto de Carrillo para promover la vuelta a la ciudad lacustre.

El proyecto de los arquitectos ha sido reconocido en el ámbito internacional… pero, entonces ¿está contemplado en el nuevo aeropuerto?

El lago de Texcoco es, tal vez, nuestra última oportunidad de comenzar a actuar para que nuestra ciudad siga… bueno, existiendo.

El proyecto de los arquitectos se llamaba Ciudad Futura y propone crear un enorme polo de desarrollo con el que se influya en toda el área metropolitana y en la zona centro del país en general. Con Ciudad Futura se generaría un sistema de lagos contiguos e interconectados por infraestructuras urbanas.

Esta zona de lagos es tres veces más grande que la bahía de Acapulco (es en serio). Y se alimentaría con aguas tratadas que la ciudad actualmente desecha.

Esta área sería el núcleo de nuestro sistema de metabolismo urbano-ecológico, pues ahí se reciclarían las inmensas cantidades de agua de desechamos.

Además, se comenzaría a poner atención a la zona oriente de nuestra metrópoli. También se permitiría que se regeneren la flora y la fauna. “México Ciudad Futura” se trata, además, de un megadesarrollo urbano de infraestructura y rescate ambiental que plantea un corredor comercial de Chimalhuacán a Tepexpan que incluiría la creación de un parque industrial, líneas de tren ligero, centros comerciales, centros de convenciones, parques de diversiones, hospitales, museos, universidades, restaurantes, hoteles y fraccionamientos de todo tipo.

Todas estas zonas estarían ubicadas en islas dentro del lago y que estarían comunicadas por calzadas y vías rápidas. En una de las islas se ubicaría el nuevo aeropuerto de la ciudad de México (que no es el mismo que quiere hacer Peña Nieto).

La zona en que ubicaban al aeropuerto en el proyecto original era estratégica (cosa que no tiene contemplado el proyecto actual del gobierno). Era una zona pensada no sólo para el beneficio de los defeños, sino para los habitantes de toda la megalópolis (es decir, estaban consideradas las necesidades de Toluca, Puebla, Cuernavaca y Pachuca).

Hay que recordar que las nuevas decisiones de la ciudad deben tener en cuenta a las otras regiones pues somos una parte de la gran megalópolis del centro del país.

El suelo que se tenía pensado para aquel aeropuerto es uno de los de mejor calidad en la ciudad (si ven las ubicaciones de los aeropuertos de Peña y de Fox, no están en los mismos suelos, el de Peña está en una zona considerada “la peor para construir”).

El sistema de lagos le daría, además, un carácter autosustentable.

Los estudios climatológicos auguran que con este proyecto habría un cambio en el clima del centro, haciéndolo más temperado y las temperaturas ya no tenderían a ser tan extremas. La humedad y la evaporación del lago permitirían que hubiera menos polvo en el aire y la contaminación disminuyera.

Además, esas laderas son imprescindibles, ya que permiten la filtración de agua al acuífero subterráneo y ayudaría a que algún día, nuestra metrópoli fuera autosuficiente en agua (asegurando una calidad de vida para los habitantes de ella).

La recuperación de los lagos, permitirá la alimentación del acuífero subterráneo y esto ayudaría a evitar que nuestra ciudad se siga hundiendo.

Entonces, si hay tantas ventajas y es tan urgente, ¿por qué no se está hablando de este proyecto en el marco de la creación del nuevo aeropuerto? ¿Y por qué el nuevo proyecto de aeropuerto no está ubicado ni tiene las dimensiones del proyecto original? Es obvio que necesitamos un aeropuerto, pero ¿cómo debe ser ese aeropuerto y dónde debe estar?

El arquitecto Teodoro González de León expresó a Proceso en 2001:

“Nosotros decimos que debe ser lago más que aeropuerto, no aeropuerto más rescate ecológico. Es al revés, el aeropuerto pone el rescate del lago en el centro de la discusión y nosotros creemos que puede beneficiar a impulsar el proyecto del lago. La diferencia es que para nosotros es fundamental rescatar al lago, y, para el gobierno, hacer un aeropuerto.”

Extraído de

 

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