Desarrollo Urbano

Detona consultoría desarrollo rural

Recurrir a servicios de consultoría permite a los productores contar con apoyo y asesoría profesionales para la elaboración y desarrollo de sus proyectos productivos con el fin de llevarlos con éxito a la práctica.

Tras un diagnóstico meticuloso, un proyecto debe contener los elementos necesarios que lo hagan viable económicamente, con el objeto de que una vez presentado ante cualquier instancia de gobierno o privada pueda ser financiado.

La consultoría también permite que los productores rurales participen en esquemas de capacitación y de organización, asegura Carlos Rubén Gala, gerente de Ingeniería de Desarrollo Agropecuario (IDA).

Con una amplia experiencia en desarrollo rural y administración de empresas agropecuarias, Rubén Gala afirma que la consultoría debe verse como una inversión, no como un gasto.

En los proyectos que desarrolla IDA además del diagnóstico, la elaboración del proyecto, la organización de los productores, su capacitación y la evaluación del proyecto, se incluye el servicio de consultoría como parte de la inversión.

El gerente de IDA expone que hay tres tipos de proyectos:
1) Los que plantea el gobierno hacia los productores, que no tienen éxito porque el productor los toma para obtener un ingreso y los considera sólo como una fuente de empleo. No hay transferencia de tecnología; tampoco se obtiene una misma productividad. Son de carácter paternalista.

2) Los proyectos de la iniciativa privada, normalmente financiados por empresas transnacionales. Son más específicos y están dirigidos a la elaboración de un producto con demanda en un mercado determinado, como en el caso de hortalizas de exportación. El productor tiene participación como asalariado y no adquiere conocimiento ni tecnología.

3) Los proyectos que se originan de los productores. Pocos se desarrollan, pero son los que realmente tienen éxito ya que nacen de la necesidad del productor, porque siente que es un negocio propio. En general, no tienen repercusión en la comunidad, se quedan como pequeños proyectos de un grupo de productores. Los apoyos que reciben son mínimos y como consecuencia el desarrollo de las comunidades se ve truncado.

La consultoría privada representa un costo para los productores y no todos tienen la factibilidad de contratarla. Hay agricultores medianos y grandes que sí pueden pagar, pero en el caso de comunidades indígenas marginadas deben buscar apoyos de los gobiernos federal y estatal.

Rubén Gala comenta que en programas como Alianza Contigo la norma operativa señala que los productores pueden recurrir a las consultorías privadas o a los profesionales en particular, pero en el caso de Quintana Roo no se está dando, y al parecer lo mismo ocurre en varias partes del país, ya que el gobierno del estado lo que hace es identificar ciertas consultorías, inscribirlas en el programa y los productores se ven obligados a recurrir a ellas, pero muchas de éstas no tienen la cercanía ni el contacto con los productores, además de que atraviesan por problemas económicos, lo que propicia que los proyectos no estén en tiempo y forma.

Por otra parte, la participación del productor en el pago de sus proyectos es importante, lamentablemente se le acostumbró que cualquier actividad que realizaba para producir tenía que recibir recursos del gobierno. Ahora vemos que el mismo gobierno propicia que el productor tenga una aportación, apunta el gerente de IDA.

IDA cuenta con proyectos de productores pequeños, medianos y grandes y puede acudir a cualquier estado para asistir a productores y autoridades municipales que tengan pensado desarrollar un proyecto de cualquier tipo.

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO