Contaminación

Mar de Cortés amenazan redes especies marinas

Descrito por el oceanólogo francés Jacques Cousteau como “el acuario del mundo” por su enorme riqueza biológica, el Mar de Cortés hoy sufre una degradación ambiental a causa de las técnicas que la flota pesquera comercial practica en la zona.

Conocido también como Golfo de California, este mar abarca 278 mil kilómetros cuadrados y ha sido catalogado por su productividad y altos niveles de biodiversidad como el segundo ecosistema marino y costero prioritario para la conservación a escala mundial.

De acuerdo con la organización científica Conservación Internacional, en el Mar de Cortés habitan cerca de seis mil especies de macrofauna, incluyendo la mayor diversidad de ba-llenas de gran tamaño en el mundo. También, sus lechos marinos, lagunas costeras y manglares sirven de lugares de anidación de cientos de especies de aves migratorias y residentes.

Pero esta riqueza está hoy en peligro y para muestra dos especies que están a punto de extinguirse: la totoaba (pez) y la vaquita marina (marsopa), esta última especie endémica de la región conocida como Alto Golfo de California.

El acelerado ritmo de explotación pesquera en la zona y el hecho de que aquí se extrae el 50 por ciento de la producción pesquera nacional, han disminuido la biodiversidad, según estudios científicos.

Uno de los principales peligros a que está expuesto este rico ecosistema marino es el uso indiscriminado de las redes de arrastre que utiliza la flota camaronera, ya que por cada tonelada de camarón, captura nueve de especies diferentes, de las que muchas son devueltas al mar después de perecer. También las redes agalleras son dañinas y capturan especies como el lobo marino y la vaquita.

De acuerdo con el investigador Juan Manuel García Caudillo, experto en el tema de pesquerías en el Mar de Cortés, hay al menos mil 300 barcos que usan redes de arrastre, lo que provoca alteraciones negativas en el fondo marino.

Según el investigador, la operación del total de los barcos de la flota equivale a una red de 75 kilómetros que en una hora barre un área total de 340 kilómetros cuadrados de fondo marino. Es decir, en un día de trabajo normal de la flota del golfo equivale a arrastrar un área total de 3,370 kilómetros cuadrados.

Para calcular la magnitud del deterioro al medio físico que causa la flota camaronera deben multiplicarse estos 370 kilómetros cuadrados de fondo marino por los 90 a 120 días que dura la temporada.

Prácticamente todo el Mar de Cortés ha sido arrastrado con este método de captura de camarón que emplea la industria y que en opinión de García Caudillo, es un método irresponsable de explotar los recursos naturales que proporciona la naturaleza.

Aunque el sector pesquero niega que su actividad cause impactos ambientales y ponga oídos sordos a los señalamientos de científicos e investigadores, el hecho es que la actual política de explotación comercial de los recursos pesqueros avalada por las autoridades federales de pesca, está comprometiendo la sostenibilidad del ecosistema marino.

“Hace falta madurez y responsabilidad, mucha responsabilidad en el sector pesquero”, critica el investigador. Y agrega que no se esperan cambios favorables en las zonas explotadas o en la intensidad de la explotación pesquera. Al contrario, la tendencia es hacia el aumento del esfuerzo pesquero.

Buscan establecer reservas

Una de las propuestas de los científicos y ambientalistas que trabajan en esta zona es la creación de una red de reservas marinas para proteger ciertas zonas que han sufrido los efectos de la explotación pesquera.

Pero esto apenas sería una propuesta que pondría obstáculos jurídicos a la industria pesquera, que en la actualidad no respeta los límites de áreas naturales protegidas como la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California.

La Ley Federal del Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental (LGEEPA) establece que barcos camaroneros deben quedar excluidos de ingresar a esta reserva, pero la flota sigue entrando respaldada en amparos otorgados por autoridades federales.

De acuerdo con las conclusiones del “Taller para el establecimiento de prioridades de conservación de la biodiversidad del Golfo de California”, para asegurar la sustentabilidad de la zona, habría que contar con al menos un 40 por ciento del Mar de Cortés como áreas naturales protegidas.

Es decir, sólo limitando la entrada de barcos a ciertas zonas, se puede asegurar que los ecosistemas marinos sobrevivirán a la explotación pesquera.

Por lo pronto, las voces de alerta sobre el deterioro ambiental en este mar ya no son aisladas, organizaciones científicas, ambientalistas y académicas desarrollan estudios y hacen propuestas para lograr que éste siga siendo un gran acuario del mundo submarino.

Especies afectadas por la pesca comercial:

Vaquita marina: marsopa única en el mundo localizada exclusivamente en el Alto Golfo de California, al menos 60 mueren cada año atrapadas en las redes de barcos camaroneros; está en peligro de extinción.

Totoaba: pez que estuvo a punto de desaparecer por la sobreexplotación comercial y por la escasa llegada de agua dulce al delta del Río Colorado, en el Alto Golfo de California.

Escolapas: muy cotizada por su sabor; en algunas comunidades como Bahía Concepción, Baja California Sur, ya casi ha desaparecido.
Tortugas: a pesar de que están bajo protección federal y su captura y comercialización es un delito, existe un mercado ilegal, ya que su consumo forma parte de la comida tradicional en algunos lugares.

Merlín: aún se encuentra en el golfo, pero su abundancia ha disminuido a causa de la pesca con anzuelo por barcos asiáticos.

Pepino de mar: equinodermo que mide hasta 30 centímetros de longitud considerado una delicatessen en el mercado asiático. Probablemente es capturado a una tasa superior a la de su reproducción.

Camarón: considerado como “el oro rosa”, su captura se encuentra dentro de los niveles económicamente rentable y biológicamente sostenible.

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