La industria mexicana emite cada año cerca de 1,800 millones de toneladas de contaminantes químicos al aire, agua y suelo. Es decir, con una población de 106 millones de habitantes, tenemos que cada mexicano está expuesto a 16.5 kilogramos de contaminantes peligrosos.
Este dato es preocupante ya que muchas de estas sustancias químicas que se utilizan en diversas ramas de la industria tienen propiedades altamente contaminantes. Por ejemplo, los compuestos orgánicos persistentes (COP) están ligados a los trastornos congénitos, daño al sistema inmunológico y respiratorio, problemas reproductivos, desórdenes de índole sexual, de comportamiento y desarrollo, mal funcionamiento endocrino y cáncer.
Esta información sobre las sustancias contaminantes que emiten las empresas mexicanas está disponible para cualquier ciudadano en la página de Internet de la Semarnat, gracias al Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC), una iniciativa impulsada por organizaciones civiles que en su etapa de desarrollo tuvo tropiezos y dificultades ya que las industrias en un principio recelaban de proporcionar informes acerca de la generación de emisiones contaminantes.
Es preciso que el RETC se convierta en un instrumento confiable y obligatorio para que las empresas informen sobre sus emisiones y tengamos información que permita estudiar los efectos que a la salud y los ecosistemas generan estos contaminantes.
Como ya usted habrá observado nuestra portada, la “foto” de las tortugas marinas mexicanas se está deteriorando en forma acelerada. Muchos años de matanza y explotación de los quelonios en las décadas de los sesenta a los ochenta disminuyeron dramáticamente sus poblaciones que quedaron en peligro de extinción.
Hoy apenas una de las siete especies que habitan los mares mexicanos se ha recuperado, y el reto actual es vencer las prácticas culturales muy arraigadas en las zonas costeras de consumir la carne y huevos de esta misteriosa especie. Si las tortugas marinas han sobrevivido millones de años en los mares del mundo, es claro que si en nuestros tiempos esta especie desaparece, el futuro de nuestro ecosistema y la vida misma en el planeta se prevé muy difícil.
