Contaminación

Habitantes del Valle de México no han respirado aire limpio en 2019

El Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire urgió a la aplicación inmediata de las medidas de control de contaminantes anunciadas por la CAMe

Teorema Ambiental/Redacción

En 2017 la contaminación por PM2.5 producida únicamente por el sector transporte, causó dos mil 864 muertes en el Valle de México, equivalentes a una pérdida de 236 mil millones de dólares. Mientras que durante el presente año, solo en 27 días se han cumplido las normas oficiales mexicanas de salud relativas a calidad del aire en el Valle de México.

Sin embargo, de acuerdo con las Guías de Calidad del Aire de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hemos tenido ningún día dentro de los límites recomendados de protección a la salud, indicó un análisis realizado por el Observatorio Ciudadano de Calidad del Aire (OCCA).

El estudio señala “la necesidad de revisar los niveles de activación de contingencias por ozono, PM2.5 y PM10, con el objetivo de visibilizar la mala calidad del aire que vivimos de forma cotidiana, y de incitar a la autoridad a tomar medidas aún más contundentes ante concentraciones de contaminantes peligrosas para la salud”.

Por otra parte, el OCCA coincidió con la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en que la activación frecuente de contingencias podría afectar social y económicamente las actividades cotidianas en el Valle de México.

Pero exhortó a las autoridades a reconocer que la contaminación del aire reduce la calidad de vida en personas con afecciones crónicas de salud, causando numerosas enfermedades y miles de muertes.

De acuerdo con el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), en 2017 la contaminación por PM2.5 causada por el sector transporte, causó dos mil 864 muertes en el Valle de México, equivalentes a una pérdida de 236 mil millones de dólares, es decir 2.65 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la Megalópolis. Estas pérdidas ameritan políticas contundentes y congruentes, a la altura de la crisis ambiental que vivimos.

En este sentido, el OCCA también coincide en que el Programa de Contingencias para el Valle de México es insuficiente para mejorar la calidad del aire y proteger la salud de las personas. Por ello, es necesario que los gobiernos locales y federal implementen medidas contundentes, así como otras acciones complementarias a corto, mediano y largo plazo para que se cumpla con las normas ambientales.

Entre las medidas, la OCCA sugiere implementar en el corto plazo:
• La difusión de información sobre las acciones a tomar en fase de contingencia no es suficiente para mejorar la calidad del aire, por lo que se deben de adoptar programas de comunicación y educación con perspectiva de salud ambiental.
• La publicación de las normas federales relacionadas con el control de emisiones y de eficiencia del sector transporte para transitar hacia nuevas generaciones tecnológicas NOM-042 y NOM-163.
• Publicación inmediata de la norma para la obtención y comunicación del índice de calidad del aire y riesgos a la salud NOM-172-SEMARNAT-2017.
• Revisión y modificación de las normas NOM-020-SSA1-2010 y NOM-025-SSA1-2010 para su homologación a los estándares que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Que se encuentran inscritas en el programa de normalización 2019 y que, según sus artículos transitorios, en su siguiente modificación tendrían que adoptar los estándares que recomienda la OMS.
• Modificación a la NOM-016-CRE-2016 para que se establezca a la región de la Megalópolis como libre de etanol bajo el principio precautorio para proteger a la calidad del aire.

Para el mediano plazo plantea:
• Fortalecer las tecnologías y capacidades de monitoreo de calidad del aire.
• Cambiar el paradigma de movilidad centrado en el uso de vehículos motorizados particulares, con:
• La implementación de un programa de reducción drástica de vehículos a motor de combustión interna y de desincentivo de su uso.
• Eliminación/chatarrización de vehículos ostensiblemente contaminantes con más de 20 años de antigüedad.
• Retroadaptación de filtros/trampas de partículas a vehículos de diésel.
• Restricción de horarios y rutas de circulación a vehículos de carga.
• La adopción de estrategias de gestión de la demanda: como la gestión del estacionamiento en la vía pública en todas las zonas atractoras de viajes de la Megalópolis, la tarificación de ciertas vías a conductores en función de los niveles de tránsito, la creación de vías de alta ocupación y la regulación de Empresas de Redes de Transporte (ERT).
• Inversión en la mejora y ampliación de los sistemas de transporte público, y en la construcción de infraestructura para la movilidad ciclista y peatonal.
• Establecer zonas de bajas emisiones, con escalas y normas diferenciadas para diferentes modos de transporte y tecnología vehicular.
• Plan integral de sustitución de calentadores de gas por calentadores solares.
• Escalonar los horarios de las estaciones de carburación.

Largo plazo:
• Incorporar una perspectiva de accesibilidad urbana en políticas y proyectos, impulsando la articulación de la planeación del transporte y de los usos del suelo, para reducir las necesidades y distancias de viaje de las personas, y por lo tanto su uso de vehículos contaminantes.
• Determinar una ruta de exigencia progresiva de reducción de los umbrales permisibles de contaminantes criterio, benceno, tolueno, etil-benceno y xileno (BTEX) para las industrias que siguen establecidas dentro de las ciudades de la Megalópolis, en particular dentro de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM).
• Elaborar un plan de reubicación de las industrias contaminantes establecidas dentro de las zonas metropolitanas de la CAMe, que no puedan cumplir con la ruta de exigencia progresiva de la reducción de los umbrales permisibles de contaminantes criterio y BTEX hacia zonas donde exista la menor exposición para la población.

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