Contaminación

Desechos peligrosos útiles

La tecnología mexicana disponible para el reciclaje de productos derivados de la industria del aceite comestible permite la recuperación de níquel, un metal muy útil y casi inexistente en el país.

El níquel, que se extrae de las tortas de filtro prensa, unos dispositivos considerados residuos peligrosos, que provienen de la industria beneficiadora de aceites vegetales comestibles y que además de contener estos residuos peligrosos, también poseen en su formulación catalizadores agotados, como lo es el níquel.

La gran mayoría de las tortas de filtro prensa que son generadas como residuos peligrosos, se disponen en rellenos sanitarios y aunque supuestamente se trata de materiales no peligrosos como los aceites comestibles, en realidad se están depositando junto con éstos, materiales peligrosos.

Con el reciclaje del níquel se evitaría en gran medida su importación, con el consecuente ahorro de divisas y se estimularía un emergente sector de la industria del reciclaje que emplea la metodología de manufactura nacional.

La recuperación por este método es de casi un 100 por ciento de residuo y sólo un 3 por ciento se envía a disposición final. La disposición de los medicamentos obsoletos se hace mediante incineración, tanto del empaque primario, como de la fórmula farmacéutica. Sin embargo, por lo general, estos residuos son considerados como peligrosos por el solo hecho de estar caducos y se envían a confinamiento controlado, donde se colocan en una celda cubierta.

Con esta medida se cumplen sólo objetivos de control ambiental y se evita que una patente o marca registrada sea empleada de forma ilegal. No obstante, sí existe la posibilidad de reciclar y de recuperar parte de estos residuos.

La presentación farmacéutica se compone, además del medicamento, del recipiente que contiene el principio activo (comprimido, cápsulas o jarabes), así como del envase exterior o empaque.

El empaque más frecuente son las cajas de cartón que contienen presentaciones sólidas de medicamentos protegidos por una cubierta de aluminio o algún plástico. Todo esto, en conjunto, es enviado a disposición final.

Dentro de los procesos de síntesis o de elaboración de productos provenientes del ramo industrial petroquímico, se emplean diferentes catalizadores como níquel, vanadio o cobalto.

Estos materiales, en su mayoría, son enviados a su disposición final a confinamientos controlados y en otros casos se envían fuera del país, con la finalidad de que sean recuperados y se puedan usar nuevamente. De la misma forma que se puede recuperar el níquel agotado proveniente de tortas de filtros prensa, el resto de los catalizadores pueden ser reciclados en el país.

Recuperación de aerosoles

En las tiendas de autoservicio se venden infinidad de productos, entre los que destacan agentes de limpieza, de embellecimiento, control de plagas o pinturas, los cuales están contenidos en envases sujetos a presión, donde el material es expulsado por la acción de un gas llamado propelente (gas isopropano) y no los clorofluorocarbonos.

Estos productos son desechados en forma irresponsable en los rellenos sanitarios porque se supone que los restos no son peligrosos. Aunque la ausencia de gas propelente no implica que el contenido de estos envases haya desaparecido en forma definitiva.

Por otra parte, la mayoría de los líquidos anticongelantes provienen de talleres automotrices o de plantas en las que se trabajan partes metálicas por acción de tornos o fresadoras. Estos líquidos son desechados a la red de drenaje público, lo que provoca una contaminación del agua y dificulta su tratamiento.

Los líquidos son mezclados con otros, con lo cual se dificulta su recuperación y se genera un problema de contaminación más severo que el simple envasado. Los líquidos anticongelantes son peligrosos si se ingieren y pueden ocasionar daños irreparables al ser humano y a los animales.

Si se recuperaran los líquidos anticongelantes, podrían utilizarse de nueva cuenta, sin detrimento del uso que originalmente se les concedió, es decir, el de mantener una temperatura adecuada para la operación de los motores de los automóviles y camiones.

Por último, la espuma de poliestireno es uno de los plásticos que más problemas ocasiona dentro de los rellenos sanitarios. El principal problema es que ocupa espacio y es perdurable. No existe interés en recuperarlo y se enciende con facilidad. Es un desecho que nadie quiere y, sin embargo, se sigue fabricando.

El poliestireno es un material que puede ser recuperado y tendría un útil uso como material de aireación, que junto con la elaboración de la composta, puede ayudar a la siembra de los microorganismos y a que las raíces de las plantas se desarrollen de manera eficiente.

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