Contaminación

Biorremediación de suelos contaminados con hidrocarburos

El manejo inadecuado de los materiales y residuos peligrosos ha generado a escala mundial, un problema de contaminación de los suelos y cuerpos de agua.

Entre las más severas contaminaciones a causa de la extracción y el manejo del petróleo destacan las de todos los países productores de hidrocarburos en América Latina, principalmente en Venezuela, Brasil, México, Argentina, y Ecuador, donde han provocado un deterioro creciente de las fuentes de abastecimiento de agua potable, ya sea superficiales o subterráneas.

En México todavía se desconoce el tamaño real del problema; sin embargo, dada la importante actividad petrolera, son muchos los sitios en donde se requiere efectuar acciones de remediación.

La problemática de aquellos sitios contaminados por hidrocarburos, se ve complicada porque hasta hace pocos años, prácticamente no existía una conciencia del grado de dificultad y del enorme costo que la remediación de los suelos y cuerpos de agua contaminados representan para la sociedad, haciéndose patente que resulta más caro remediar que prevenir.

Los resultados obtenidos

Los servicios de análisis y control estuvieron a cargo de dos laboratorios distintos, lo cuales realizaron un monitoreo, cada 21 o 30 días, en los sitios de tratamiento de suelos.

En la fase experimental se trataron con éxito aproximadamente 140 mil toneladas de suelos en plataformas, recuperando en la totalidad 35 sitios contaminados, aplicando una tecnología de bajo costo y ecológicamente compatible. Se obtuvieron niveles de hidrocarburos totales de petróleo (TPH) muy inferiores a las cinco mil ppm, valor que había determinado el gobierno ecuatoriano en casos anteriores. Las plataformas en las que se aplicó por más 90 días el tratamiento alcanzaron valores de TPH por debajo de tres mil ppm.

La concentración de hidrocarburos totales de petróleo ha disminuido significativamente, incluso en un entorno adverso y con alta pluviosidad, que no suele ser una condición favorable para este tipo de tratamiento de suelos. Los sitios son analizados sistemáticamente y después de nueve meses de iniciado el proceso, los suelos satisfacen las normas internacionales aplicables a la concentración total de hidrocarburos.

El carbono orgánico (Corg) muestra la misma tendencia decreciente durante el tiempo del tratamiento y de esta manera se comprueba el proceso de mineralización de los hidrocarburos.

Las plataformas de tratamiento y las muestras de suelos blancos recogidos de la región, no muestran valores elevados de metales pesados y cumplen las normas alemanas para el uso agrícola, con la excepción de bario (Ba). En algunos suelos tratados se encontraron muy altos valores de Ba, proveniente de lodos de perforación, que durante el proceso exploratorio del pozo petrolero se bombeó en la misma presa de petróleo.

Cabe señalar que la biorremediación no es aplicable a aquellos casos en que los suelos han sido contaminados por metales pesados y otros compuestos recalcitrantes.

En comparación con las tecnologías disponibles, la biorremediación, aún de larga duración (más de 90 días) y de extensa labor, alcanza costos de limpieza por tonelada de suelo tratado considerablemente más bajos que cualquier otra tecnología disponible en el mercado.

El poder descontaminante de la naturaleza

A sí, algunas bacterias del suelo aumentan el proceso microbiológico el cual puede a su vez, degradar y descomponer el aceite mineral y restituirlo al ciclo natural en una forma no tóxica. Se ha comprobado la biodegradación de hidrocarburos hasta en aguas marinas.

La naturaleza puede subsanar incluso los peores daños ambientales ocasionados por hidrocarburos del petróleo, para ello emplea su capacidad de autorregeneración, siempre y cuando ésta tenga tiempo para hacerlo. Para lo anterior, podrían ser necesarias varias decenas de años hasta que el crudo se haya descompuesto totalmente.

Los sitios contaminados

Centenas de presas de crudo alrededor de las plataformas de perforación en el oriente ecuatoriano fueron utilizadas en el pasado como vertederos de desechos tóxicos, en los cuales se depositó crudo de pruebas, lodos de perforación y resultantes de reacondicionamientos de pozos petroleros, así como derrames recogidos de diversos sitios. Esas presas abiertas habían sido cubiertas con una simple capa de tierra, por lo cual el suelo se mezcló con los contaminantes debido a las fuerzas de gravedad, y el crudo se derramó por rebosamiento en los sistemas fluviales adyacentes.

Un programa de muestreo descubrió los vertederos cubiertos de esta manera. Se analizó un perfil químico completo antes de tomar las medidas pertinentes. Los datos analíticos preliminares arrojaron valores iniciales del contenido total de hidrocarburos (TPH) de entre 50 mil y 120 mil ppm (partes por millón) en las presas cerradas.

Se procedió a preparar áreas de tratamiento alrededor de las plataformas en cuya base se colocó un revestimiento impermeable y se estableció una red de drenaje para recuperar el agua superficial de escorrentía, que sirvió como agua de riego en el proceso de remediación. El siguiente paso fue la excavación de las presas, el contenido de las cuales se distribuyó en una biopila con una profundidad máxima de 30 centímetros.

¿Qué se ha hecho?

ara contrarrestar el efecto de la contaminación por hidrocarburos, se han aplicado diversas técnicas, con variado índice de éxito. Sin embargo, no se elaboró una guía que permitiese analizar la eficacia, costos, así como las ventajas y desventajas en general de la aplicación de dichas técnicas en México.

En varios sitios contaminados por la industria petrolera mexicana se aplica el concepto de la biorremediación con resultados regulares debido a problemas en la estimulación de las bacterias y del monitoreo continuo de los sitios. Asimismo, estas primeras experiencias son promisorias y deben continuarse en el futuro.

Tecnologías como el proceso de incineración, la desorción térmica, extracción con vapor o la vitrificación resultan demasiado costosas o ecológicamente incompatibles para considerarse como una solución viable.

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