Contaminación

Al aire libre, toneladas de desechos peligrosos, en BC

Entre seis y 10 toneladas de desechos tóxicos altamente contaminantes, residuos de plomo, cianuro, níquel, cadmio y zinc están abandonados desde hace años en 11 hectáreas de lo que fueron las instalaciones de la empresa Metales y Derivados, en la zona industrial de Tijuana.

Sin embargo, autoridades locales y federales no conocen con precisión los efectos dañinos que este material tendrá sobre el medio ambiente y la población aledaña al predio, ubicado en la región de Mesa de Otay, al este de la ciudad.

Metales y Derivados se dedicaba al reciclaje de acumuladores; fue clausurada en 1995, luego de una inspección de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) por la que se determinó que sus procesos y las sustancias que manejaba eran nocivos a la zona industrial y a los habitantes del ejido Chilpancingo. Hoy, sus instalaciones son refugio de indigentes, quienes pepenan los escombros en busca de artículos con algún valor monetario, como cables de energía eléctrica, para venderlos y costear sus necesidades.

El delegado estatal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Hugo Adriel Zepeda, declaró que de 2004 a la fecha se recogieron del lugar dos toneladas de residuos, los cuales se enviaron a Estados Unidos para su confinamiento final.

El traslado de plomo y demás elementos perjudiciales se inició con una aportación de casi 2.5 millones de pesos hecha por los gobiernos mexicano y estadounidense, por medio de la Semarnat y la Agencia para la Protección del Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés), respectivamente.

Zepeda sostuvo que «el problema mayor se encuentra casi resuelto en esta primera etapa, ya que los desechos tóxicos que se encontraban a la intemperie fueron trasladados, por lo que se considera que se quitó el riesgo superficial».

Indicó que la segunda fase de saneamiento consistirá en enterrar las toneladas de material que se permanecen a flor de tierra, meta que estaría cubierta a mediados de 2006, «siempre y cuando haya recursos suficientes para ello». Admitió que corregir la situación es cuestión de «voluntad y presupuesto».

Fuente: La Jornada

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