Colaboraciones

Mexicanos esclavos del agua embotellada

Por falta de agua potable con calidad los mexicanos han disparado su compra de agua embotellada a pesar del alto costo que implica para la economía de las familias

Adriana Estrada

En México la mayoría de los habitantes no tiene ingresos y recursos adecuados para su vida diaria; sin embargo, cada vez más personas se ven obligadas a comprar agua embotellada para cubrir sus necesidades de hidratación por la baja calidad del agua que hoy en día llega hasta los grifos de sus hogares.

Por eso nuestro país se ha convertido en el segundo consumidor de agua embotellada a escala global después de Italia, cabe resaltar que mundialmente el negocio del agua embotellada tiene un crecimiento anual de 8.1 por ciento y tan sólo de 2004 a 2009 creció 40 por ciento.

Beverage Marketing Corporation (BMC), una consultaría especializada en el mercado, indica en su último reporte mundial que en 2009 el consumo de agua embotellada de los mexicanos ascendió a 234 litros por persona, una cifra muy superior al promedio individual de los estadounidenses (110 litros) o españoles (119 litros).

Según especialistas, la prosperidad del mercado de agua embotellada en México se atribuye, por un lado, a las grandes campañas de publicidad, y por otro lado, se debe a la falta de acceso al agua potable, así como la mala calidad de los servicios de extracción y dotación del vital líquido en el país, que es aumentado por las empresas para que su mercado siga creciendo.

Sin embargo la Comisión Nacional del Agua (Conagua) asegura que 85 por ciento del agua suministrada a la población mexicana es de buena calidad y potable. José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, acusó a la mercadotecnia de ser la responsable de crear desconfianza entre la población sobre la calidad del líquido. “Es ridículo ver a la gente en la calle y por todos lados con sus botellas”, e indicó que él la toma de la llave, “no tengo filtros ni equipos adicionales y aquí estoy: vivito y coleando”.

La razón de la contaminación en el líquido se da por la “falta de costumbre de lavar los tinacos y las cisternas”, añadió. En pocas palabras deslindó al gobierno federal, sistemas distribuidores de agua municipales y la dependencia que encabeza de la situación del consumo de agua embotellada, argumentando que es por la publicidad empresarial.

Los datos hablan por sí mismos, y de acuerdo con la Ley Federal de Derechos, las embotelladoras pagan 18.82 pesos por metro cúbico de agua, pero a la hora de vender ese mismo metro cúbico del líquido obtienen aproximadamente seis mil pesos. Dicho de otro modo, las empresas pagan 0.0182 pesos por litro y ese mismo litro lo comercializan un precio promedio de seis pesos.

El consumo de agua embotellada es una costumbre recientemente promovida principalmente por la publicidad que realizan las empresas que se han apropiado del mercado, convirtiendo en mercancía el agua potable, advirtió Alejandro Calvillo, director de la organización civil El Poder del Consumidor.

El negocio de la botellita

El gran negocio de la venta del agua embotellada y purificada ha crecido exponencialmente en los últimos años, denunció Aleida Alavez Ruiz, diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. Destacó que hace 11 años este nicho de mercado empezó a fortalecerse.

Hoy en día el mercado del agua embotellada está bajo el control de empresas como Coca-Cola, con su marca Ciel; Pepsicola, con Electropura; Danone, con Evian, y Bonafont y Nestlé, con Pureza Vital. Sin embargo información de la Asociación Nacional de Productores y Distribuidores de Agua Purificada (Anpdapac) revela que hay cerca de ocho mil empresas dedicadas a la producción y distribución de agua embotellada en el país, de las cuales más de un 50 por ciento operan en la ilegalidad.

“Gran parte de la industria pertenece a la ilegalidad y lo más preocupante es que está creciendo a niveles alarmantes debido al incremento de la demanda de agua embotellada”, señaló el presidente de la Anpdapac, Roberto Alencaster. De acuerdo con el representante gremial, el año pasado el agua embotellada en presentaciones personales creció a un ritmo de 15 por ciento mientras que en garrafón aumentó 8 por ciento.

Y aunque la calidad del agua del grifo es baja, el agua embotellada no se queda atrás, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), institución encargada de vigilar la calidad del líquido en México, ha reportado que la mayoría de las empresas purificadoras del vital líquido no cumplen con la Norma Oficial Mexicana (NOM-179-SSA1-1998) en la materia, en particular con los ocho procedimientos indispensables para garantizar su purificación. Esto significa que el agua embotellada no ofrece ninguna garantía de sanidad más allá de su etiquetado publicitario.

Agua, negocio de billonarios

Actualmente, la venta de agua embotellada en el país asciende a 26,032 millones de litros al año, de los cuales se estima que 18,222 millones (70 por ciento) fueron comercializados en garrafón y 7,809 millones (30 por ciento) en botellas individuales.

Agua más saludable

“No sólo es la obligación de los gobiernos de dar acceso al agua, sino que ésta sea potable y económicamente accesible. Cuando la gente se ve en la necesidad de comprar agua embotellada para beber, claramente no se está garantizando este derecho”, señaló Claudia Campero de Food and Water Watch y de Blue Planet Project, redes internacionales sobre el derecho y cuidado del agua.

En 2002, el Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) definió el derecho humano al agua como el acceso a 20 litros por persona al día, de una fuente situada en un radio de un kilómetro de la vivienda del usuario, sin tomar en cuenta el agua embotellada ni el abastecimiento de pipas.

Pese a ello, y a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en una votación considerada histórica, aprobó que el acceso al agua potable es un derecho inalienable de toda la humanidad, más de una sexta parte de la población mundial (mil millones de seres humanos) no goza de dicho derecho.

Campero dijo que las personas sin acceso a una toma de agua propia y sin servicio de alcantarillado consumen en promedio entre cinco y siete metros cúbicos de agua al mes, con un costo por metro de entre 25 y 40 pesos; sin embargo, las personas con toma privada y alcantarillado consumen entre 22 y 30 metros cúbicos mensuales, con un costo considerablemente más bajo, entre uno y cuatro pesos por metro cúbico.

Explicó que el nivel de consumo del líquido “como mercancía”, no como derecho humano, tiene de fondo que la población desconfía de la red pública de agua potable. Los pobres siempre son los que sufren por su falta, ya que por las redes públicas reciben menos y de menor calidad. Además, gastan más para obtener agua en garrafón o en botellas individuales.

Indicadores internacionales muestran que el agua embotellada en el mercado tiene un costo hasta de diez mil veces más caro que el del agua del grifo de cualquier tipo de vivienda, pese que 40 por ciento del agua embotellada sólo es tratada con varios y simples procesos de purificación, pero cuya procedencia deriva del grifo de las casas habitación donde se localizan los locales de venta de agua.

De esta manera México termina siendo una de las naciones donde más florece el negocio del agua embotellada; aunado a una copiosa campaña publicitaria, inacción de los gobiernos en todos sus órdenes, y mientras en naciones industrializadas se ingiere directamente del grifo como es el caso del Reino Unido, Alemania, España. En nuestro país la calidad del agua de la llave es considerada la peor de América Latina.

Según la ONU, en su Informe Mundial de Desarrollo del Agua (2006), nuestro país ocupa el lugar 106, dentro de 122 evaluados, así nuestra nación se enfrenta a un hecho indiscutible: el agua que llega a nuestras casas es de mucho menor calidad que en otros países. Los mexicanos no tienen otra opción que saciar su sed con el agua embotellada, dejando buena parte de sus recursos económicos en las arcas de grandes corporativos que gobiernan el mundo del agua en México.

Mexicanos esclavos del agua embotellada

Por falta de agua potable con calidad los mexicanos han disparado su compra de agua embotellada a pesar del alto costo que implica para la economía de las familias

Adriana Estrada

En México la mayoría de los habitantes no tiene ingresos y recursos adecuados para su vida diaria; sin embargo, cada vez más personas se ven obligadas a comprar agua embotellada para cubrir sus necesidades de hidratación por la baja calidad del agua que hoy en día llega hasta los grifos de sus hogares.

Por eso nuestro país se ha convertido en el segundo consumidor de agua embotellada a escala global después de Italia, cabe resaltar que mundialmente el negocio del agua embotellada tiene un crecimiento anual de 8.1 por ciento y tan sólo de 2004 a 2009 creció 40 por ciento.

Beverage Marketing Corporation (BMC), una consultaría especializada en el mercado, indica en su último reporte mundial que en 2009 el consumo de agua embotellada de los mexicanos ascendió a 234 litros por persona, una cifra muy superior al promedio individual de los estadounidenses (110 litros) o españoles (119 litros).

Según especialistas, la prosperidad del mercado de agua embotellada en México se atribuye, por un lado, a las grandes campañas de publicidad, y por otro lado, se debe a la falta de acceso al agua potable, así como la mala calidad de los servicios de extracción y dotación del vital líquido en el país, que es aumentado por las empresas para que su mercado siga creciendo.

Sin embargo la Comisión Nacional del Agua (Conagua) asegura que 85 por ciento del agua suministrada a la población mexicana es de buena calidad y potable. José Luis Luege Tamargo, titular de la Conagua, acusó a la mercadotecnia de ser la responsable de crear desconfianza entre la población sobre la calidad del líquido. “Es ridículo ver a la gente en la calle y por todos lados con sus botellas”, e indicó que él la toma de la llave, “no tengo filtros ni equipos adicionales y aquí estoy: vivito y coleando”.

La razón de la contaminación en el líquido se da por la “falta de costumbre de lavar los tinacos y las cisternas”, añadió. En pocas palabras deslindó al gobierno federal, sistemas distribuidores de agua municipales y la dependencia que encabeza de la situación del consumo de agua embotellada, argumentando que es por la publicidad empresarial.

Los datos hablan por sí mismos, y de acuerdo con la Ley Federal de Derechos, las embotelladoras pagan 18.82 pesos por metro cúbico de agua, pero a la hora de vender ese mismo metro cúbico del líquido obtienen aproximadamente seis mil pesos. Dicho de otro modo, las empresas pagan 0.0182 pesos por litro y ese mismo litro lo comercializan un precio promedio de seis pesos.

El consumo de agua embotellada es una costumbre recientemente promovida principalmente por la publicidad que realizan las empresas que se han apropiado del mercado, convirtiendo en mercancía el agua potable, advirtió Alejandro Calvillo, director de la organización civil El Poder del Consumidor.

El negocio de la botellita

El gran negocio de la venta del agua embotellada y purificada ha crecido exponencialmente en los últimos años, denunció Aleida Alavez Ruiz, diputada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. Destacó que hace 11 años este nicho de mercado empezó a fortalecerse.

Hoy en día el mercado del agua embotellada está bajo el control de empresas como Coca-Cola, con su marca Ciel; Pepsicola, con Electropura; Danone, con Evian, y Bonafont y Nestlé, con Pureza Vital. Sin embargo información de la Asociación Nacional de Productores y Distribuidores de Agua Purificada (Anpdapac) revela que hay cerca de ocho mil empresas dedicadas a la producción y distribución de agua embotellada en el país, de las cuales más de un 50 por ciento operan en la ilegalidad.

“Gran parte de la industria pertenece a la ilegalidad y lo más preocupante es que está creciendo a niveles alarmantes debido al incremento de la demanda de agua embotellada”, señaló el presidente de la Anpdapac, Roberto Alencaster. De acuerdo con el representante gremial, el año pasado el agua embotellada en presentaciones personales creció a un ritmo de 15 por ciento mientras que en garrafón aumentó 8 por ciento.

Y aunque la calidad del agua del grifo es baja, el agua embotellada no se queda atrás, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), institución encargada de vigilar la calidad del líquido en México, ha reportado que la mayoría de las empresas purificadoras del vital líquido no cumplen con la Norma Oficial Mexicana (NOM-179-SSA1-1998) en la materia, en particular con los ocho procedimientos indispensables para garantizar su purificación. Esto significa que el agua embotellada no ofrece ninguna garantía de sanidad más allá de su etiquetado publicitario.

Recuadro

Agua, negocio de billonarios

Actualmente, la venta de agua embotellada en el país asciende a 26,032 millones de litros al año, de los cuales se estima que 18,222 millones (70 por ciento) fueron comercializados en garrafón y 7,809 millones (30 por ciento) en botellas individuales.

Agua más saludable

“No sólo es la obligación de los gobiernos de dar acceso al agua, sino que ésta sea potable y económicamente accesible. Cuando la gente se ve en la necesidad de comprar agua embotellada para beber, claramente no se está garantizando este derecho”, señaló Claudia Campero de Food and Water Watch y de Blue Planet Project, redes internacionales sobre el derecho y cuidado del agua.

En 2002, el Comité sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) definió el derecho humano al agua como el acceso a 20 litros por persona al día, de una fuente situada en un radio de un kilómetro de la vivienda del usuario, sin tomar en cuenta el agua embotellada ni el abastecimiento de pipas.

Pese a ello, y a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en una votación considerada histórica, aprobó que el acceso al agua potable es un derecho inalienable de toda la humanidad, más de una sexta parte de la población mundial (mil millones de seres humanos) no goza de dicho derecho.

Campero dijo que las personas sin acceso a una toma de agua propia y sin servicio de alcantarillado consumen en promedio entre cinco y siete metros cúbicos de agua al mes, con un costo por metro de entre 25 y 40 pesos; sin embargo, las personas con toma privada y alcantarillado consumen entre 22 y 30 metros cúbicos mensuales, con un costo considerablemente más bajo, entre uno y cuatro pesos por metro cúbico.

Explicó que el nivel de consumo del líquido “como mercancía”, no como derecho humano, tiene de fondo que la población desconfía de la red pública de agua potable. Los pobres siempre son los que sufren por su falta, ya que por las redes públicas reciben menos y de menor calidad. Además, gastan más para obtener agua en garrafón o en botellas individuales.

Indicadores internacionales muestran que el agua embotellada en el mercado tiene un costo hasta de diez mil veces más caro que el del agua del grifo de cualquier tipo de vivienda, pese que 40 por ciento del agua embotellada sólo es tratada con varios y simples procesos de purificación, pero cuya procedencia deriva del grifo de las casas habitación donde se localizan los locales de venta de agua.

De esta manera México termina siendo una de las naciones donde más florece el negocio del agua embotellada; aunado a una copiosa campaña publicitaria, inacción de los gobiernos en todos sus órdenes, y mientras en naciones industrializadas se ingiere directamente del grifo como es el caso del Reino Unido, Alemania, España. En nuestro país la calidad del agua de la llave es considerada la peor de América Latina.

Según la ONU, en su Informe Mundial de Desarrollo del Agua (2006), nuestro país ocupa el lugar 106, dentro de 122 evaluados, así nuestra nación se enfrenta a un hecho indiscutible: el agua que llega a nuestras casas es de mucho menor calidad que en otros países. Los mexicanos no tienen otra opción que saciar su sed con el agua embotellada, dejando buena parte de sus recursos económicos en las arcas de grandes corporativos que gobiernan el mundo del agua en México.

Palabras clave: agua embotellada, escases, grifo, mala calidad, empresas embotelladoras

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