Colaboraciones

Los conflictos de la conservación de las islas en México

Por: José Morales
Fotos: Cortesía de Juan Carlos Machorro/Semarnat

El fenómeno del cambio climático y el actuar de la mano del hombre han puesto en peligro la conservación y protección de las islas mexicanas en el Golfo de California, que en número superan los 900 islotes, en los cuales viven miles de mexicanos que se dedican a la pesca y que pese a los diversos programas oficiales del gobierno sobre su preservación, se discute fuertemente su posesión como conservación, esto porque algunas son de propiedad privada y se analiza la instalación de megaproyectos turísticos tipo resort.

Por citar los ejemplos más significativos, cabe mencionar que la isla Espíritu Santo recientemente fue catalogada como patrimonio de la nación, pero ello sólo fue posible porque la empresa Hewlett Packard, por medio de su fundación, sufragó este terreno a la comunidad ejidal propietaria de dicho territorio por la cantidad de cinco millones de dólares y posteriormente la isla fue donada al gobierno mexicano.

En el caso de la isla San José, se vive una crisis jurídica desde hace diez años, porque los herederos del ex presidente Abelardo Rodríguez, quien había adquirido dicha isla hace más de medio siglo, están pensando en fincarla para turismo de alta categoría.

Esta situación mantiene el tema en discusión sobre si es viable o no, y el que se pueda instalar un hotel de cinco estrellas; cabe mencionar que los dos ejemplos anteriores son las islas de mayor tamaño y significativas del Golfo de California.

Por citar una fecha significativa, está el año de 1963 cuando se inició la protección de la porción terrestre de las islas del Golfo de California mediante el establecimiento de áreas naturales protegidas con el decreto de la isla Tiburón.

Otro caso en litigio es la isla Jack Costeau, propiedad de la familia Rufo, que goza de abolengo en la fundación de la ciudad de La Paz, y quienes están pidiendo en el mercado mundial la cantidad de 30 millones de dólares para vender dicha isla para y se pueda fincar, situación que es imposible de hacer por estar catalogada como un área natural protegida, y ello hace que este pedazo de tierra esté en un litigio legal y jurídico cuya resolución tiene años pendiente.

Al respecto de estos conflictos el gobierno de Baja California Sur y autoridades federales estiman que al menos 40 de las islas de esta región tienen dueño particular o son de propiedad ejidal, y a la vez son patrimonio nacional, por lo que se ha llevado a discusión en todos los niveles el evitar la fragmentación de sus ecosistemas, deterioro de hábitat crítico en tierras de marea, dunas y acantilados, la desaparición o disminución de humedales, la alteración de la geomorfología de la costa, la pérdida de la calidad paisajística y recreativa para el turismo, esto por si son dedicadas a otro fin que no sea la conservación.

En cuanto a biodiversidad, las islas de México son de los territorios más ricos del mundo, ya que cerca de 600 islas del noroeste de México tienen 331 grupos endémicos de vertebrados y plantas; si se les compara con la riqueza biológica de las islas Galápagos, los islotes mexicanos tienen 25 por ciento más grupos endémicos por kilómetro cuadrado. Además, ante el acelerado deterioro de las costas continentales, las islas de México cobran cada vez mayor importancia como sitios de anidación y refugio de aves marinas, mamíferos marinos y reptiles.

Cabe mencionar que el libro Islas de México, un recurso estratégico, editado por el Instituto Nacional de Ecología, The Nature Conservancy, Conservación de Islas y el Cicese, indica que algunas de las acciones de protección de las islas en México carecen de certeza jurídica; por ejemplo, en las acciones de restauración recurrentemente existe una falta de precisión legal y técnica lo que ha generado retrasos en estas tareas.

En particular, el libro señala que la erradicación de fauna introducida es un tema que ha resultado controvertido y en buena parte se debe, más allá de razones de tipo ideológico, a esta falta de claridad reglamentaria. Se requiere entonces afinar estos aspectos técnicos y jurídicos para que dichas acciones se puedan realizar con la convicción y convencimiento de todos los sectores de la sociedad.

Por último, señala que el gobierno federal no tiene un área concreta para el manejo y conservación de las islas. Sin embargo, entre algunos de los avances está el hecho de que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) cuenta con un número importante de áreas protegidas que contienen islas o grupos de las mismas. Destacan las islas del Golfo de California, los archipiélagos de Islas Marías, Revillagigedo y Espíritu Santo e Isla Guadalupe, entre otras.

Por su parte, a pregunta expresa de este reportero, Efraín Peña Moreno, integrante e investigador de Servicios Especializados en Consultoría Jurídica Ambiental en Costa Rica, señaló que la posesión de tierras por parte de particulares en zonas naturales protegidas es una discusión interminable que comienza con la diatriba del tiempo y el derecho.

Esto debido a que en primera instancia debe saberse qué fue primero; la posesión de la tierra antes de la declaratoria de área natural, lo cual da derecho a estar ahí, o viceversa; por ello se dice que existen diversas aristas en el tema, o qué decir de la presencia de grupos de base, indígenas, linaje familiar, guardabosques; o los casos de poseedores que al estar en dichos territorios llevan a cabo una conservación adecuada o hasta quienes cultivan productos ilícitos; en pocas palabras, indicó que esto se presta a una discusión de caso por caso y que es muy complicado de resolver en el corto y mediano plazos.

Por sus condiciones de aislamiento, son laboratorios vivientes donde los procesos evolutivos se manifiestan con máxima intensidad y abonan a la formulación de teorías relevantes en las ciencias naturales, destacando las contribuciones en el campo de la biogeografía.

Sin embargo, deben ser sitios de gran cuidado, ya que el cambio climático está convirtiéndose en factor de gran peligro para las mismas, ya que están consideradas entre los ecosistemas más vulnerables del planeta a este fenómeno. Por ello la urgente necesidad de fortalecer la resistencia y resiliencia de los ecosistemas de las islas de México a través de la reducción de los factores de presión de carácter local.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las cerca de mil islas principales del país tienen una superficie de cinco mil 127 kilómetros cuadrados, equivalentes a sólo 0.3 por ciento del total del territorio nacional. No obstante, su contribución como capital natural es enorme. Gracias a sus islas oceánicas distantes —archipiélago de Revillagigedo e isla Guadalupe— México tiene una Zona Económica Exclusiva (ZEE) de ricos mares y de fondo marino de 3.18 millones de kilómetros cuadrados, superficie significativamente mayor que el propio territorio continental de 1.96 millones de kilómetros cuadrados.

En estos sitios se registra que el número de personas que vive en ellas asciende a más de 620 mil habitantes, los cuales conviven con la gran diversidad de este territorio, incluyendo islas de origen continental e islas oceánicas y distantes, como el archipiélago de Revillagigedo e isla Guadalupe.

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